/ miércoles 31 de julio de 2024

Transición o planeación

Resulta ser que a nivel nacional, algunos estados y muchos municipios estamos en época de transición de gobiernos. Pero, ¿qué significa esto?

Bueno pues desde la mañana siguiente de las elecciones, prácticamente en la mayoría de los casos ya se tenía un sucesor, sin embargo sentarse en la silla, como vulgarmente se dice, sucede meses adelante y ese periodo llamado transición suele ser como tener dos reinos en un mismo territorio. En la mayoría de los casos hay respeto y mucha prudencia. Hay eventos inclusive donde asisten ambos personajes y desde luego los electos con mayor reserva pero con una sonrisa sutil de “en sus marcas, listos, ¡ fuera ! “ saborean la espera y cuentan los días ya que todo lo que se espera bajo el sol, llega. Por otro lado los que se van pronto, pero con el poder en la mano, firmes en su saludo.

Es un periodo realmente largo si se observa desde la óptica de fuerza de poderes, sin embargo suele ser corto si se contempla que debe armarse todo un equipo y sobre todo debe existir un traslape en los proyectos y procesos en marcha; o al menos así debería ser.

De lo anterior la mayoría de las veces depende si son del mismo color los que salen y los que entran, porque de lo contrario hasta sabotajes suele haber. No obstante eso suele pasar en los niveles directivos hacia arriba, ya que las áreas técnicas y operativas en gran parte son las mismas por años, imposible sería cambiar en su totalidad al personal además de que jurídicamente por protección a los trabajadores no sucede. Sin embargo es un proceso por la misma naturaleza desgastante y quizá hasta tenso, aunque no debería serlo porque los puestos, aunque se les cambie el título, se conservan y las personas son las que se relevan por salud propia de la democracia e individuos.

Este periodo es valioso en la conformación de equipos, para las operaciones cicatriz y la puntualización de objetivos generales y particulares. Suele predominar el ánimo y nerviosismo del primer día de clases, la esperanza de un sexenio más y el sueño de superar a los que terminan. Los que cierran en su mayoría con nostalgia, visualizan su reposicionamiento con habilidad o desdibujan su presencia en un futuro cercano. Todos al final con adversidad al cambio cuentan los días.

Mientras todo esto sucede al interior de cualquier orden de gobierno, el ciudadano no se inmuta, porque hay que comer, estudiar, subir, bajar, regresar; es decir la vida sigue y solo quizá hasta el día del cambio, se vuelven recordar que ya se eligió nuevo representante y que se ha contratado nuevo personal para dirigir lo común, porque eso es lo que realmente sucede, hemos contratado nuevos administradores públicos. Quienes se van deben dejar cuentas claras y puntuales, mientras que los que llegan deben hacer juramento igualmente puntual de honestidad, donde lo primero que debe enmarcar es la claridad de las credenciales con las que cuentan, porque el reto de representar siempre será mayúsculo y debe considerarse un honor.

El tramo aún es largo, y debemos confiar que el tiempo está siendo bien aprovechado y los objetivos se están agudizando. Pronto tendremos nuevos rostros en nuestro estado, se han renovado todos los puestos de elección y sin duda vienen ideas, visiones, pruebas y hasta continuaciones porque tres o seis años no son más que una fracción del tiempo, sin embargo pueden marcar una tendencia favorable.

@serdan.mx

Resulta ser que a nivel nacional, algunos estados y muchos municipios estamos en época de transición de gobiernos. Pero, ¿qué significa esto?

Bueno pues desde la mañana siguiente de las elecciones, prácticamente en la mayoría de los casos ya se tenía un sucesor, sin embargo sentarse en la silla, como vulgarmente se dice, sucede meses adelante y ese periodo llamado transición suele ser como tener dos reinos en un mismo territorio. En la mayoría de los casos hay respeto y mucha prudencia. Hay eventos inclusive donde asisten ambos personajes y desde luego los electos con mayor reserva pero con una sonrisa sutil de “en sus marcas, listos, ¡ fuera ! “ saborean la espera y cuentan los días ya que todo lo que se espera bajo el sol, llega. Por otro lado los que se van pronto, pero con el poder en la mano, firmes en su saludo.

Es un periodo realmente largo si se observa desde la óptica de fuerza de poderes, sin embargo suele ser corto si se contempla que debe armarse todo un equipo y sobre todo debe existir un traslape en los proyectos y procesos en marcha; o al menos así debería ser.

De lo anterior la mayoría de las veces depende si son del mismo color los que salen y los que entran, porque de lo contrario hasta sabotajes suele haber. No obstante eso suele pasar en los niveles directivos hacia arriba, ya que las áreas técnicas y operativas en gran parte son las mismas por años, imposible sería cambiar en su totalidad al personal además de que jurídicamente por protección a los trabajadores no sucede. Sin embargo es un proceso por la misma naturaleza desgastante y quizá hasta tenso, aunque no debería serlo porque los puestos, aunque se les cambie el título, se conservan y las personas son las que se relevan por salud propia de la democracia e individuos.

Este periodo es valioso en la conformación de equipos, para las operaciones cicatriz y la puntualización de objetivos generales y particulares. Suele predominar el ánimo y nerviosismo del primer día de clases, la esperanza de un sexenio más y el sueño de superar a los que terminan. Los que cierran en su mayoría con nostalgia, visualizan su reposicionamiento con habilidad o desdibujan su presencia en un futuro cercano. Todos al final con adversidad al cambio cuentan los días.

Mientras todo esto sucede al interior de cualquier orden de gobierno, el ciudadano no se inmuta, porque hay que comer, estudiar, subir, bajar, regresar; es decir la vida sigue y solo quizá hasta el día del cambio, se vuelven recordar que ya se eligió nuevo representante y que se ha contratado nuevo personal para dirigir lo común, porque eso es lo que realmente sucede, hemos contratado nuevos administradores públicos. Quienes se van deben dejar cuentas claras y puntuales, mientras que los que llegan deben hacer juramento igualmente puntual de honestidad, donde lo primero que debe enmarcar es la claridad de las credenciales con las que cuentan, porque el reto de representar siempre será mayúsculo y debe considerarse un honor.

El tramo aún es largo, y debemos confiar que el tiempo está siendo bien aprovechado y los objetivos se están agudizando. Pronto tendremos nuevos rostros en nuestro estado, se han renovado todos los puestos de elección y sin duda vienen ideas, visiones, pruebas y hasta continuaciones porque tres o seis años no son más que una fracción del tiempo, sin embargo pueden marcar una tendencia favorable.

@serdan.mx