/ domingo 1 de diciembre de 2024

Un huracán categoría Trump, parte I

Donald Trump fue ungido como el presidente número 47 en la historia de los Estados Unidos, un evento de la más alta trascendencia para nuestro país, razón por la que a lo largo de este tiempo, mientras el futuro inquilino de la Casa Blanca pasa de ser presidente electo a presidente constitucional, habremos de mencionar las tres principales problemáticas que enfrentaremos con Trump como titular del ejecutivo americano: seguridad, migración y economía.

Para el caso que hoy nos ocupa en el presente artículo, arrancaremos con el aspecto económico, el cual tuvo ya sus primeros impactos en nuestro país, si consideramos el hecho de que Trump ganó los comicios estadounidenses, y lo sumamos a la victoria de Claudia Sheinbaum y la implementación de la reforma al Poder Judicial, se cosechó un caldo de cultivo perfecto para que nuestra moneda, presumida anteriormente como el superpeso mexicano, pasara de 17 pesos el dólar en el mes de mayo, a 20 pesos el dólar a día de hoy.

Sin embargo ese episodio fue apenas el primero de una reacción en cadena que podría dejar en terapia intensiva a una economía mexicana que como dijera el clásico, la dejaron “prendida de alfileres”, por un lado está la amenaza latente por parte del nuevo presidente en la Unión Americana de imponer aranceles del 25%, si el gobierno de nuestro país no frena el flujo migratorio a su frontera norte y da muestras de un combate real al crimen organizado.

Por si esto no fuera suficiente, el escenario se complica aún más con la inminente renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, sobre todo si consideramos que Canadá, que debería ser nuestro aliado para contestar a las amenazas de Donald Trump, luego de que este también advirtiera al pueblo canadiense de una imposición del 25% de aranceles, los opositores al primer ministro Justin Trudeau se pusieron del lado del bully, y con ello son cada vez más las voces dentro de la política canadiense que piden la exclusión de México del Tratado de Libre Comercio, una actitud eso sí bastante ingrata, pues en un principio dicho tratado iba a ser un acuerdo binacional solo entre México y los Estados Unidos, y fue nuestro país el que abogó por incluir a los canadienses.

Y la que podría representar la estocada final para la economía mexicana, es la repatriación masiva de paisanas y paisanos que se prevé realizar desde la Casa Blanca, pues vale la pena mencionar que con el devenir del tiempo, las remesas han representado el ingreso más grande para nuestro país, llegando incluso a superar lo generado en materia de turismo y petróleo, de hecho en base a información del Banco de México, tan solo en el 2023 las remesas significaron un ingreso de más de 60 mil millones de dólares, sin embargo esta cifra podría disminuir dramáticamente si consideramos que de acuerdo a información del INEGI, los migrantes del otro lado de la frontera con un estatus indocumentado, son aquellos que más remesas envían a nuestro país, y es precisamente este grupo el más vulnerable a ser repatriado, por lo que ese ingreso se perdería.

La relación bilateral con nuestro vecino del norte tendrá una incidencia trascendental para el futuro de nuestro país, México debe estar preparado para la embestida de Donald Trump, por eso sorprendió la postura de la presidenta Claudia Sheinbaum quien se distanció de la política exterior altanera pero sumisa de López Obrador frente a la Unión Americana, tratando de enviar un mensaje de valentía ante unos republicanos que están desatados, llegando a igualar las amenazas.

Afirmando que si Estados Unidos impone aranceles a nuestro país, México responderá con aranceles, que si hay repatriaciones masivas de mexicanas y mexicanos, nuestro país también repatriará a los miles de americanos que viven sin documentos de este lado de la frontera, y que en efecto México es zona de cultivo y tráfico de estupefacientes, pero los Estados Unidos es la zona de consumo que lo propicia. La presidenta de México está jugando con fuego y falta ver si es capaz de cumplir sus advertencias, pero innegablemente es una postura muy digna y distinta al ala radical y trasnochada de Morena y aliados que vale la pena resaltar.

¿Podrá el gobierno de México hacer frente a la mayor amenaza que hemos vivido en tiempos recientes? Veremos.

Donald Trump fue ungido como el presidente número 47 en la historia de los Estados Unidos, un evento de la más alta trascendencia para nuestro país, razón por la que a lo largo de este tiempo, mientras el futuro inquilino de la Casa Blanca pasa de ser presidente electo a presidente constitucional, habremos de mencionar las tres principales problemáticas que enfrentaremos con Trump como titular del ejecutivo americano: seguridad, migración y economía.

Para el caso que hoy nos ocupa en el presente artículo, arrancaremos con el aspecto económico, el cual tuvo ya sus primeros impactos en nuestro país, si consideramos el hecho de que Trump ganó los comicios estadounidenses, y lo sumamos a la victoria de Claudia Sheinbaum y la implementación de la reforma al Poder Judicial, se cosechó un caldo de cultivo perfecto para que nuestra moneda, presumida anteriormente como el superpeso mexicano, pasara de 17 pesos el dólar en el mes de mayo, a 20 pesos el dólar a día de hoy.

Sin embargo ese episodio fue apenas el primero de una reacción en cadena que podría dejar en terapia intensiva a una economía mexicana que como dijera el clásico, la dejaron “prendida de alfileres”, por un lado está la amenaza latente por parte del nuevo presidente en la Unión Americana de imponer aranceles del 25%, si el gobierno de nuestro país no frena el flujo migratorio a su frontera norte y da muestras de un combate real al crimen organizado.

Por si esto no fuera suficiente, el escenario se complica aún más con la inminente renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, sobre todo si consideramos que Canadá, que debería ser nuestro aliado para contestar a las amenazas de Donald Trump, luego de que este también advirtiera al pueblo canadiense de una imposición del 25% de aranceles, los opositores al primer ministro Justin Trudeau se pusieron del lado del bully, y con ello son cada vez más las voces dentro de la política canadiense que piden la exclusión de México del Tratado de Libre Comercio, una actitud eso sí bastante ingrata, pues en un principio dicho tratado iba a ser un acuerdo binacional solo entre México y los Estados Unidos, y fue nuestro país el que abogó por incluir a los canadienses.

Y la que podría representar la estocada final para la economía mexicana, es la repatriación masiva de paisanas y paisanos que se prevé realizar desde la Casa Blanca, pues vale la pena mencionar que con el devenir del tiempo, las remesas han representado el ingreso más grande para nuestro país, llegando incluso a superar lo generado en materia de turismo y petróleo, de hecho en base a información del Banco de México, tan solo en el 2023 las remesas significaron un ingreso de más de 60 mil millones de dólares, sin embargo esta cifra podría disminuir dramáticamente si consideramos que de acuerdo a información del INEGI, los migrantes del otro lado de la frontera con un estatus indocumentado, son aquellos que más remesas envían a nuestro país, y es precisamente este grupo el más vulnerable a ser repatriado, por lo que ese ingreso se perdería.

La relación bilateral con nuestro vecino del norte tendrá una incidencia trascendental para el futuro de nuestro país, México debe estar preparado para la embestida de Donald Trump, por eso sorprendió la postura de la presidenta Claudia Sheinbaum quien se distanció de la política exterior altanera pero sumisa de López Obrador frente a la Unión Americana, tratando de enviar un mensaje de valentía ante unos republicanos que están desatados, llegando a igualar las amenazas.

Afirmando que si Estados Unidos impone aranceles a nuestro país, México responderá con aranceles, que si hay repatriaciones masivas de mexicanas y mexicanos, nuestro país también repatriará a los miles de americanos que viven sin documentos de este lado de la frontera, y que en efecto México es zona de cultivo y tráfico de estupefacientes, pero los Estados Unidos es la zona de consumo que lo propicia. La presidenta de México está jugando con fuego y falta ver si es capaz de cumplir sus advertencias, pero innegablemente es una postura muy digna y distinta al ala radical y trasnochada de Morena y aliados que vale la pena resaltar.

¿Podrá el gobierno de México hacer frente a la mayor amenaza que hemos vivido en tiempos recientes? Veremos.