No existe una edad específica para que un niño se pueda quedar solo en casa, pero es importante que los padres conozcan y midan objetivamente la madurez de sus pequeños, es necesario hacer un análisis objetivo y no a su conveniencia.
Jaqueline Machado Garduño, psicóloga especialista en Desarrollo de Consciencia, expone que en muchos países lo que la ley determina es que el niño tenga la madurez suficiente para saber qué puede hacer en ciertos casos como un incendio, que un ladrón quiera entrar en casa, que algún vendedor toque el timbre o a quién llamar en caso de emergencia.
“El trabajo, la enfermedad crónica de algún familiar al que hay que cuidar en otro lugar y compromisos de diferente índole son algunos motivos que pueden obligar a los padres a dejar solos a sus hijos en casa. Sin embargo, es importante hacer conciencia de que el riesgo es muy grande y se intensifica a menor edad”, advierte.
La especialista asegura que lo fundamental es tener sentido común, dice que si los niños están en un rango de 6 años para abajo obviamente se cae en negligencia y sí hay consecuencias legales para los padres, porque estos chiquitos no tienen la madurez para tomar decisiones en caso de un percance negativo.
Debemos ser conscientes que siempre hay riesgo, pero la edad recomendada es de los 14 a los 16 años, cuando ya son adolescentes, aunque frecuentemente se dan casos de quienes los dejan solos en casa desde más pequeños por la dinámica familiar: padres divorciados, papá o mamá solteros, ambos padres con trabajo y horarios complicados y un sinfín de motivos.
Expone que muchos niños pequeños son muy inteligentes y maduros para su edad, incluso alrededor de los 10 años, sin embargo, la negligencia va en proporción de la menor edad del niño. Si se deja a hermanos juntos en casa, el más grande tiene mayor madurez para saber qué hacer en caso de alguna emergencia o situación negativa y asimismo cuidar al hermano menor.
Los hermanos adolescentes muchas veces terminan convirtiéndose en una especie de padres de los menores, lo cual también trae ciertos problemas. Estos casos se tienen que ver de manera individual para que se dé una solución sin que ello genere culpa en los padres, es decir, que traten de compensarlos excesivamente por cuidar a los pequeños, comenta.
Desafortunadamente es mucho muy común que ambos padres tengan que trabajar y se vean obligados a dejar a los hijos en casa, encargados con algún familiar y, si esto no es posible deben darles una lista de números de emergencia y contactos de familiares o adultos responsables, dejarles actividades en casa que los mantengan ocupados y lo más seguros posible.
“Es indispensable que los padres enseñen a sus hijos qué hacer en caso de alguna situación de emergencia y platicarlo sin amenazar o intimidar, hablarles continuamente por teléfono para corroborar que se encuentren bien”, concluye.