Para Sebastián, trabajar, cuidar de sus cuatro hijas y proveer de todo tipo de apoyo a su familia es prioridad para lograr que Julia, su esposa, persista en su lucha contra el cáncer de mama que le diagnosticaron hace cuatro años.
Tener una pareja que, como Sebastián, apoye al paciente de cáncer ante el diagnóstico "cambia positivamente el nivel de percepción con el que viva y asista al tratamiento médico", comentó Felipe de Jesús Díaz, médico y académico de la Universidad de Guadalajara.
El doctor en psicología con Orientación en Calidad de Vida y Salud agregó que el impacto negativo que generaría el diagnóstico de cáncer se atenúa si además la pareja es una persona informada, que ayude a aclarar dudas y mitos, como el de la probabilidad de sobrevivencia.
En el caso de cáncer de mama, por ejemplo, "hay personas que al recibir el diagnóstico lo toman trágicamente, cuando la expectativa es súper amplia, hay muchas probabilidades de vivir", señaló.
Agregó que en la red de apoyo social de los pacientes, la pareja y familia ocupan un lugar prioritario, sin embargo, esta red se podría componer de amistades, mascotas, un grupo de apoyo con pacientes y sobrevivientes, o un grupo religioso.
Para Julia, su esposo e hijas son quienes la informan, animan e impulsan, pues no cuenta con otros familiares como sus padres o hermanos, "no más nosotros, los de aquí de la casa", afirmó.
Pese a los dolores musculares en su brazo y espalda, consecuencia de la operación en su seno, Julia ha encontrado un empleo que no le demanda demasiado esfuerzo físico y, junto a su familia, intenta llevar una vida plena, "al cien", manifestó.
Sebastián actualmente trabaja en el campo, tras cambiar constantemente de empleo hasta encontrar uno que le permita ausentarse cuando acompaña, cada 22 días, a su esposa a las citas médicas en las que ni él ni sus hijas la dejan sola.
"Hay que estar ahí continuamente, a veces se necesita algo más, no solo el apoyo económico, sino moral y afectivo", comentó.
El apoyo que Sebastián provee a su familia fortalece a Julia, a sus cuatro hijas e incluso, a él mismo, asegura, pues entiende cuán importante han sido sus esfuerzos, pese a las dificultades, para la lucha en la que acompaña a su esposa.
"Si no estuviera él ni mis hijas, entonces sabrá Dios, yo creo que ya no estuviera aquí. Lo que tenga que pasar, va a pasar, pero rendirme, nunca, porque mis motores aquí están", sostuvo Julia, afirmando con la cabeza y sonriendo.
El doctor Felipe de Jesús Díaz resaltó la importancia de que los pacientes oncológicos, y su red de apoyo social, adopten un estilo de vida saludable en sus hábitos de pensamiento, como por ejemplo, ser más selectivos con el consumo de información.
Estima que hasta el 100 % de las emociones y el estado anímico de las personas se vincula con la percepción del entorno, y viceversa, por lo que una buena "nutrición cultural" favorecerá una percepción de apertura, bienestar y esperanza, que tiene efecto positivo en el tratamiento.
Lo que las familias como la de Julia y Sebastián logran, indicó Díaz, es "contribuir con su testimonio para demostrar que sí hay esperanza y sí se puede sobrepasar a este diagnóstico, que al principio se toma como trágico y determinante".