La última celebración de Año Nuevo fue atípica y hubo quienes, en tono de guasa, mencionaron que los días 1, 2 o 3 de enero serían en realidad el 32, 33 o 34 de diciembre… y es que como dice el refrán “entre broma y broma, la verdad se asoma. Con la “nueva normalidad” que nos impidió reunirnos con la familia, los amigos o salir de viaje para esperar las 12 campanadas, los primeros días del 2021 desafortunadamente no se sintieron como el fin de una etapa y el comienzo de otra.
Para poder procesar todo esto que ha sucedido, Magali Becerra Romero, profesional de la salud mental, comenta que primero debemos aceptar que el 2020 fue un año inesperado para todo el mundo, literalmente, y que trajo muchas situaciones difíciles, pero solo hay dos opciones ante las circunstancias que la vida nos presenta: tomarlas como una amenaza o como una oportunidad, y esto tiene que ver con la actitud con la que vemos las cosas.
Por eso la especialista habla del doctor Víctor Frank, quien desde un campo de concentración y construyó su teoría de la logoterapia, que tiene que ver con la búsqueda del sentido de vida, donde lo más importante es la actitud: esa oportunidad que tenemos de elegir nuestra reacción ante las situaciones y circunstancias que la vida nos presenta. Si nos basamos en esto, el 2020 podemos tomarlo como un año de pérdidas o de ganancias.
LOS MAESTROS DE VIDA
Si pensamos nuestros años de escuela recordaremos a los profesores que tuvimos, algunos eran “barcos”, hacían las clases fáciles y ya sabíamos que aprobaríamos. Pero también hubo los que en su momento considerábamos “malos”, porque nos exigían más, sus clases requerían mayor compromiso y con ellos aprendimos mejor, aunque nos hayan hecho pasar un mal rato; de la misma manera debemos tomar lo que se nos presenta como nuestros maestros de vida, expone.
Considera que debemos ver al 2020 como un gran maestro y, antes de empezar a planear el 2021, debemos reflexionar acerca de los aprendizajes que nos dejó, que en cada uno fueron diferentes: estar más tiempo en familia, organizar mejor nuestro tiempo para dedicárselo, además del trabajo o la escuela, a la salud, ejercicio, hobbies o muchas cosas que habíamos querido hacer y no podíamos.
PÉRDIDAS Y APRENDIZAJES
Añade que, si bien es cierto que este virus desconocido nos agarró desprevenidos y con él las personas vulnerables están en mayor riesgo, debemos aceptar que esto nos ha ayudado a darnos cuenta de que nuestra salud es importante y debemos cuidarla con todos nuestros actos del día a día, desde lo cotidiano como comer bien, dormir las horas hasta disminuir el consumo de lo que nos hace daño.
A nivel de salud mental lo que provocó más perjuicio fue la incertidumbre, que generó ansiedad, estrés, angustia y miedo, de tal forma que mucha gente no lo soportó y hubo quienes no se murieron por el Covid como tal, sino por atentar contra su vida o porque el miedo les afectó el corazón por un infarto, comenta.
Eso tiene que ver con la voz de las emociones, la cual debemos escuchar, no los síntomas; más que la reacción de cada emoción debemos buscar lo que nos quieren decir; al no tener un buen desarrollo emocional, muchas personas no saben cómo manejar lo que ha sucedido -y sigue sucediendo-; por ejemplo, la incredulidad que hasta la fecha prevalece, afirma.
Si hablamos de pérdidas, lo más valioso que perdimos fueron vidas humanas. Ante la muerte no podemos hacer nada, pero es importante el proceso de duelo, necesitamos honrarlos, darnos el tiempo para procesar su partida y valorar lo que hayamos aprendido de ellos. Además, es vital darle atención a nuestra salud mental. En cuanto a la parte económica, que igualmente se vio afectada, lo que debemos hacer es siempre tener un plan B, asegura.
CÁMBIATE LOS LENTES
Si bien es cierto que la situación está muy complicada, debemos tener claros los propósitos, no como una lista de deseos o milagros, sino de organización y de trabajo para conseguir las metas de dinero, salud o amor; descubrir nuestros talentos escondidos, atrevernos, buscar nuevas estrategias para salir adelante. Lo más importante, dice, es "cambiarte los lentes" y empezar a ver por tu ventana algo muy importante que es la vida, seguimos vivos, al tener vida tenemos muchísimas oportunidades.
"Yo quiero compartir con los lectores estos pequeños pensamientos de optimismo, positivismo para poder seguir y caminar, para tener la paciencia de esperar lo que tengamos que esperar en relación con la vacuna, para tener precaución y prevención, tomar las medidas de seguridad (...), cuidarme y al hacerlo cuidar al otro, tener paciencia y fortaleza, fe, amor propio, que nos permita valorar cada momento de salud que tenemos", concluye.