Uno de los grandes problemas que enfrentamos en la actualidad tiene que ver con la falta de desarrollo emocional. Reconocer y controlar nuestras emociones es uno de los aprendizajes más importantes que un ser humano debe lograr desde niño.
Los padres de familia se preocupan mucho por el desarrollo físico y cognitivo de sus hijos, es decir, que crezca sano de acuerdo con su estatura y peso, que tenga buenas calificaciones o que no sea travieso en la escuela; pero ponen poca atención en el desarrollo emocional y espiritual del niño, que no tiene nada que ver con religión; está relacionado con valores, expone Magali Becerra Romero, profesional de la salud mental.
Enfatiza que el desarrollo emocional tiene que ver con escuchar las emociones para evaluarlas, resolverlas y, por lo tanto, autorregularlas. “Cada persona las maneja de diferente forma y mucho tiene que ver la inteligencia emocional, que es la capacidad de ocupar nuestros recursos de una manera asertiva y congruente de acuerdo con lo que somos, sin hacernos daño o dañar a los demás”.
Refiere que una emoción es la reacción del organismo ante una necesidad y para que tengamos una buena inteligencia emocional debemos aprender a reconocerlas: enojo, alegría, miedo, tristeza, asco o desagrado, afecto o empatía.
No existen emociones buenas ni malas y, por lo mismo, no podemos prohibirle al niño que tenga miedo, que se enoje o sienta tristeza; aquí lo importante es la manera en que le enseñamos al niño a autorregularla. Es decir, cada emoción tiene su propia voz y esta tiene un significado que hay que saber escuchar para entender lo que pide: solucionar un duelo, una situación inconclusa o quizá aprender a poner un límite a una persona que nos acosa.
A diferencia de los adultos, los niños son asertivos al mostrar sus emociones, si hay algo que no les gusta ellos lo manifiestan desde muy pequeños: el sonido del llanto de un bebé es diferente cuando tiene hambre, cuando quiere abrazo o cuando tiene miedo, y si los padres ponen atención lo pueden identificar.
ACOMPAÑAMIENTO
La importancia de que un niño aprenda a identificar sus emociones es que pueda entender lo que le sucede, lo que necesita y lo exprese. Cuando no quiera estar con alguien lo dirá y tú, en lugar de obligarlo a quedarse con esa persona, deberás platicar con él para que te diga por qué no le gusta; si algo le produce emoción brincará y, como no siempre es momento de ponerse eufórico, tú deberás darle la explicación de por qué no es momento de hacerlo, platícalo con él para que lo razone y lo entienda.
“Es un aprendizaje de vida porque un niño que no aprende a autorregular un berrinche, cuando crezca será un adulto que no manejará las situaciones que se le presenten de manera congruente, asertiva y con madurez”, señala.
Las emociones surgen todos los días a través de las experiencias vividas y lo sano es que el niño las manifieste y no las esconda, si lo hace puede ser un problema del contexto familiar o escolar: que alguien lo descalifica, amenaza o incluso lo acosa; por naturaleza no se callan, hablan o dicen a través del juego lo que les sucede; tú debes estar muy pendiente.
LA EMPATÍA ES NECESARIA
La presencia activa de los padres de familia es sumamente necesaria en el desarrollo integral de los niños. No solo se trata de llegar a casa y preguntar si están bien, el padre necesita acompañar, orientar y ser un modelo para el hijo. Si el niño no tiene este modelo visual ¿de dónde va a aprender?, así sabrán cómo relacionarse, solucionar conflictos y manejar sus emociones.
La empatía de un padre con el niño es un recurso necesario para que él entienda sus emociones. Por ello los padres deben estar presentes en los momentos en los que el niño se siente frustrado, triste, enojado o hace berrinche, para ayudarlo a reflexionar sobre su conducta y comportamiento, pero sin regaños y amorosamente.
HERRAMIENTAS DE AYUDA
Para que el niño aprenda a reconocer sus emociones algunas herramientas son: el diálogo, la plática, la paciencia y la reflexión a través del juego.
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Otra forma es a través del diario emocional, es decir, preguntarle todos los días cómo está, cómo le fue, cómo se siente y lo puede hacer a través de emojis: puedes hacer paletas con diferentes caritas para que cuando le preguntes te responda con la que corresponda. En YouTube hay canales con herramientas didácticas, donde podemos encontrar alguna que nos ayude.
“Los papás necesitan empoderarse nuevamente desde su papel de padres y este no solo tiene que ver con autoridad, también con la compañía, asesoría, escucha asertiva y activa. La paciencia y el tiempo son necesarios. Necesitan estar presentes en la vida de sus hijos”, concluye.
- “Es importante aprender a escuchar la voz que tiene cada una de las emociones y esto no lo vamos a poder conseguir si como papás les prohibimos a los hijos el expresarlas”: Magali Becerra
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