Hola compañeros lectores, ¿cómo se encuentran? Espero que muy bien y con ganas de descubrir nuevos lugares en este año. Me tardé un poco en escribirles reportajes porque anduve resolviendo varias cuestiones de trabajo e imprevistos que me quitaron mucho tiempo, pero ya estoy nuevamente con pilas puestas para llevarles más cosas nuevas.
A fines del año pasado durante una comida de moles de cadera con amigos y familia, salió el tema con mi compadre “Urru” de aprovechar una promoción de viajes para ir a Buenos Aires y conocer esa hermosa capital. Quedamos de vernos en su oficina unos días después para ver si realmente realizaríamos el viaje y, en caso de hacerlo, planearlo; finalmente así lo hicimos y acordamos las fechas y lo que íbamos a visitar.
El día esperado llegó y nos encontramos en el aeropuerto internacional de la ciudad de México, ya saben, saludos, abrazos y emoción por ir a conocer un lugar al que siempre habíamos querido ir.
Sobra decir que el vuelo fue cómodo y el tiempo se nos hizo muy corto, debo mencionar que es impactante ver desde el aire la majestuosa cordillera de los Andes, parece interminable.
EL PRIMER DÍA: UN POCO DE HISTORIA
Fuimos a conocer la emblemática e histórica Plaza de Mayo, que está rodeada por grandes edificios que albergan diferentes oficinas de gobierno, al fondo se encuentra la Casa Rosada, que es la sede del poder ejecutivo de la República Argentina y además alberga un museo que cuenta la historia del país y es muy interesante. También nos dirigimos a la catedral, que se encuentra casi enfrente, y pudimos presenciar el cambio de guardia a los restos del general José de San Martín en su tumba.
Cuenta la historia que los últimos siete granaderos que aun vivían después de una batalla, esperaron el cuerpo de su general, se vistieron con los viejos uniformes y a caballo fueron por los restos de su jefe. Escoltaron el féretro hasta la catedral y allí montaron guardia sin que nadie se los pidiera y sin que nadie supiera, lo hicieron para honrar a su líder sabiendo que la historia lo pondría entre los más grandes de América. La verdad es muy bonita la ceremonia y pudimos ver cómo las escuelas llevan a sus niños a presenciar dicho evento, había muchos niñitos, y todos con chinos y güeritos…
Todo esto nos llevó gran parte de la mañana y por la tarde ya teníamos hambre, así que nos dirigimos al famosísimo puerto Madero a comer algo rico.
Puerto Madero se encuentra rodeado de los barrios de la Boca, San Telmo y Retiro, obviamente por un brazo del Río de la Plata. Es una calle muy larga junto al río y existen varias terrazas que son bares o restaurantes, no tardamos mucho en elegir uno de nuestro agrado.
Ahí nos pusimos a platicar los alegres compadres Urru y Nori, cómo nos solemos llamar entre nosotros (a raíz de ese viaje ¡ja!). Nos llamó mucho la atención el orden que existe en ese corredor, no hay vendedores ambulantes, gente pidiendo limosna ni música a todo volumen en cada uno de los restaurantes, sobra decir lo exquisito que comimos: mollejas, bife de chorizo, vinos tintos y cervezas, estábamos muy contentos y nos auguraba un gran viaje. Caminamos la tarde y noche por ahí y vimos una gran vida nocturna en los boliches (bares) que existen ahí.
EL SEGUNDO DÍA: ÓPERA Y DEPORTE
Al día siguiente nos dirigimos a la avenida principal, la Avenida 9 de Julio, que es considerada la calle más ancha del mundo, ahí se encuentran el Obelisco y el impresionante Teatro Colón; como anécdota, apostamos una cerveza a ver cuál de los dos podía cruzar la calle de un solo jalón cuando los semáforos dieran el siga a los peatones, los dos perdimos, no da tiempo ja, ja, ja, ja.
Llegamos al Teatro Colón y compramos boletos para la función de esa noche para la ópera, la verdad por necedad de Urru no conseguimos buenos lugares y tuvimos que comprar localidades de la parte más alta, ni modo, se lo dije que había que llegar temprano…
Ahí mismo nos enteramos que muy cerca había semifinales de partidos de polo así que nos dirigimos hacia el estadio.
Ninguno de los dos habíamos presenciado un partido de estos, era algo nuevo para nosotros y la verdad la pasamos muy bien. Estuve observando con detenimiento a la gente que asiste como espectador, son civilizados, ordenados, no se emborrachan y con mucho ambiente familiar, obviamente pude notar que es un evento para gente de clase alta: existen carpas con lugares de comida y bebida de gran calidad, las mujeres, hombres y niños van bien vestidos para la ocasión.
Es impresionante la fuerza y velocidad de los caballos, así como la destreza de los jinetes para manejarlos, ahora entiendo por qué cuando ha habido accidentes son bastante serios y de gravedad. El estadio principal está rodeado de grandes edificios por lo que la vista es espectacular, la cancha en donde juegan debe de ser unas dos veces más grande que una de futbol. Juegan 4 contra 4, los jinetes llevan un mazo con el que golpean la pelota hasta meterlas en la portería y hacer una anotación. Los argentinos son grandes seguidores de este deporte y son una selección fuerte a vencer a nivel mundial. En las gradas reina el orden, la educación y la amabilidad.
Saliendo de ahí, justo enfrente, se encuentra el hipódromo así que decidimos meternos para ver qué había. El hipódromo tiene dos zonas, la VIP y la normal, obviamente no entramos a la VIP y nos dirigimos a la normal. Ahí pudimos ver que es una actividad más popular, se veían también familias, amigos y muchos viejitos, nuevamente m sorprendió el orden, el civismo y la educación de la gente, no hay borrachos, pleitos, o puestitos chafas de comida o recuerdos.
Después de mucho insistirle a Urru para que apostáramos al caballo número 6, por fin aceptó en el cierre de las apuestas. Antes de iniciar la carrera, que era el gran derby argentino, hay una ceremonia con desfile de soldados e himno nacional lo que lo hace más espectacular.
La verdad nunca había asistido a una carrera de caballos en un hipódromo por lo que los nervios para ver qué suerte tenía nuestro caballo se hacían grandes, finalmente la carrera empezó, no dura mucho tal vez 3 minutos, la gente se emociona bastante y grita con muchas ganas, para suerte nuestra en la última curva nuestro caballo se despegó y en un cierre espectacular, ¡¡ganó!!
Tenemos las fotos cómo prueba ja, ja, ja, ja…
Una vez terminada la carrera nos dirigimos a la Plaza de las Naciones Unidas, que es un parque muy grande y con una flor de acero inoxidable (parece mercurio) llamada Floralis Genérica, mide más de 23 metros de altura, abre y cierra sus pétalos como una flor normal viendo hacia el cielo de acuerdo a la salida y puesta del sol. Este parque está ubicado en una de las avenidas principales de Buenos Aires y volví a comprobar lo civilizada que está la gente, los coches van a una velocidad moderada, respetan señalamientos, al peatón y jamás tocan el claxon, los autobuses de transporte público se encuentran en perfecto estado. La gente sale a convivir al parque con sus amigos, parejas y mascotas hasta muy tarde por la noche, tiene mucho que ver que el clima se los permite, no se siente inseguridad y la gente se ve tranquila.
Por la noche asistimos al Teatro Colón, que es considerado por su tamaño y acústica uno de los 5 mejores del mundo para la ópera y el segundo mejor para conciertos.
El teatro visto desde afuera parece no ser tan imponente como lo es al estar dentro de él, la sala principal tiene 32 metros de diámetro y 78 de profundidad, está dividido en 7 niveles en donde sentados caben casi 2,500 espectadores y si sumamos gente estando de pie llega a los 3,000. Tiene un estilo ecléctico que combina neorrenacentismo italiano con barroco francés, una verdadera joya arquitectónica, fue inaugurado en 1908 y tardaron 20 años en construirlo.
Algunas butacas son de hierro forjado y madera, la cúpula ha sido objeto de 2 remodelaciones, la primera que representaba a Apolo en un carro tirado por 4 corceles blancos presidiendo 4 musas, desafortunadamente esta pintura se arruinó y tuvieron que hacer algo nuevo que es la pintura actual que es la representación de “Antiguas danzas y aires”. La ópera que presenciamos fue verdaderamente espectacular, se llama Rusalka del compositor checo Dvorak y cuenta la historia de una sirena que quiere ser humana por amor a un príncipe, una historia de amor fantástica.
Tanto Urru como yo estábamos muy emocionados con esta ópera, obviamente los demás asistentes también y al final todos los artistas que participaron se llevaron una larga ovación de pie que duró varios minutos.
Bueno compañeros lectores, hasta aquí dejamos el relato de esta primera parte y la próxima semana les contaré lo que hicimos en el segundo día de nuestro viaje a esta espectacular ciudad argentina. ¡Saludos!
paco_noriega2001@yahoo.com