Cera de abeja se vuelve artesanía

Édgar Joaquín Barrios Reyna

  · domingo 7 de agosto de 2016

Foto: Miguel Ángel Sosme

NAUZONTLA, Pue.-  Una tradición familiar heredada degeneración tras generación y la evocación de elementosculturales tradicionales y ancestrales, hacen de las artesanías decera de abeja una de las expresiones estéticas de mayorcomplejidad y arraigo en las fiestas patronales de la Sierra Nortede Puebla, explica el antropólogo social -egresado de laUniversidad Veracruzana (UV)- Miguel Ángel Sosme Campos.

EL CAMINO DE LOS SANTOS

Como en el pasado, los indígenas nahuas de esta región, honrana sus santos con celebraciones fastuosas en las que abundan lamúsica, la comida, danzas, flores, humo de copal, y, por supuesto,las llamadas “ceras”, mencionó el también maestrante enCiencias Sociales por la UV, y agregó que -para cada fiestareligiosa- los habitantes eligen a un mayordomo, quien es elresponsable de solventar todos los gastos asociados al festejo,incluidos los de las “ceras” con las que se acompañará alsanto en una procesión nocturna hasta la iglesia, y con las que,posteriormente, se adornará el altar erigido en su honor. Así laMayordomía del Santo Entierro, se celebró el pasado 5 de marzo,en la comunidad poblana de Cuahutamazaco.

En esa procesión, las ceras, coronadas con cinco velasardientes, tienen un papel protagónico, pues presiden la caravanae iluminan el camino de los santos.

Aunque el uso ornamental de la cera no tiene un origen indígenasino colonial, las labores asociadas a ésta, han sido adoptadas ydesarrolladas con maestría por los varones de diversas comunidadesdel estado, al grado que hoy es posible identificar toda unaproducción diversificada en la que confluyen saberes, mitos,historias y visiones del entorno.

Asimismo, en cada obra los maestros imprimen un sello propio. Demodo que el conocedor puede definir a partir de las formas,colores, texturas y simetría del ornamento, el origen y autor deltrabajo en cuestión.

DON RODOLFO

Don Rodolfo Martín Valerio, de 78 años, es quizás uno de losmaestros cuya producción se identifica con mayor rapidez en laSierra Norte. Originario de Nauzontla. Don Rodolfo recibió de suhermano mayor los secretos de este oficio, el cual comenta, esrealizado exclusivamente por varones.

“Yo miraba a mi hermano cómo hacía su cera y le ayudaba,porque esto es muy laborioso. De por sí que este trabajo lohacemos puros hombres. Me dice un día, si te gusta yo te enseñopara que hagas tus ceras. Y sí, aprendí. Aprendí ya grande, comode 37 años. Esa fue la herencia que él me dejó porque despuésde eso mi hermano falleció”, narró el anciano artista.

El proceso de confección de los adornos de cera suele ir de lossiete a los diez días. En ese lapso, el maestro cerero adquierelos materiales: carrizo, para armar el esqueleto del arreglo; cerade abeja natural para crear las piezas, y papel metálico paraforrarlas.

En su hogar, arma la estructura de carrizo sobre la que semontará todo, y a partir de moldes, crea cada fragmento de cera,después lo modela y forra con papel metálico multicolor,asegurándolo con más cera derretida. Dos días antes de la fiestade mayordomía, don Rodolfo se traslada al hogar de los mayordomos,donde es recibido con numerosas atenciones. Allí se instala pordos o hasta tres días, pues ese tiempo le llevará ensamblar laspiezas antes confeccionadas.

ASUNTO DE FE

“Es muy cansado todo este trabajo, mucha lumbre y humo, pero amí me gusta. Cada vez hay menos cereros, todos se van muriendo,porque pues ya estamos viejos. Yo luego veo a los jóvenes que nose interesan en nuestra costumbre y pienso, pues cuando yo me mueraesto va desaparecer, porque nadie sabe y nadie quiereaprender…

… Con decirle, yo soy el único cerero que queda en Nauzontla.Y bueno, en otros municipios hay muy buenos cereros, como enCuetzalan, pero la diferencia es que lo ven más como un negocio.Yo digo que no trabajo para hacer dinero, sino porque tengo fe.Para mí, esto es un trabajo para Dios, entonces yo no puedocobrarlo como los otros... Si Dios me da la vida, pues yo le doy sucera”, finalizó don Rodolfo.