El chocolate está compuesto por triptófano, un aminoácido que nos ayuda a segregar serotonina, el nuerotransmisor responsable del bienestar y el buen humor. Contrario a lo que se piensa, ninguno de sus componentes es afrodisíaco.
Que disfrutes un par de chocolates no va a despertar tu deseo sexual, pero sí te hará sentir bien porque tu torrente sanguíneo se llenará de endorfinas, la hormona del placer.
No hay alimento más universal y sugerente que el chocolate, pero el verdadero afrodisíaco se encuentra en tu cerebro, piénsalo bien: una cena a la luz de las velas, música de fondo y el sabor aterciopelado de un chocolate en tu boca, hará de este, el mejor inductor.
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