Existen algunos aspectos básicos que es necesario saber cómo enseñarle a nuestro nuevo cachorrito y la semana pasada hablábamos de cuántas veces deben comer al día y por qué lloran las primeras noches que pasan en casa. Hoy hablaremos acerca de la manera correcta de adiestrarlos para que hagan sus necesidades en el lugar que tú hayas elegido para este fin.
Con relación a este tema Daniel Arjona, especialista con 30 años de experiencia en adiestramiento y solución a problemas de conducta de tu mejor amigo, comentaba en la primera parte de este reportaje que, de muy pequeños (antes de los 3 meses y medio), aún no tienen control de esfínteres, por lo que no sirve de nada regañarlos si se hacen dentro de tu casa.
¿CÓMO ENSEÑARLOS A NO ENSUCIAR?
Debemos tener en cuenta que cuando tienen dos meses de edad -que es cuando ya se pueden separar de su mamá- los perritos hacen cuando se despiertan y después de cada comida, entonces si los dejamos que anden sueltos en la casa se van a hacer por todos lados; eso los hará acostumbrarse a que pueden hacer en cualquier lugar y no pasa nada. Lo único que podemos hacer es sacarlos al área que queremos que usen como baño cuando acaban de comer o a la hora en que se despiertan y meterlos cuando los podamos vigilar, dice Daniel.
Enfatiza que si nuestro cachorrito se hace en otro lugar no lo podemos castigar, porque no entiende todavía; simplemente lo levantamos del piso, ponemos la mano debajo de él en el pecho y lo llevamos al área donde queremos que haga del baño. Si lo dejamos a voluntad que se haga adentro de la casa después será un problema, no va a aprender; debe tener un área para él donde pueda hacer del baño sin que nada suceda y debe ser un espacio diferente al que usa para comer y para dormir.
Cuando tiene más edad, ya de 3 y medio o 4 meses entonces aprenderá con un regaño que eso que hizo está mal, pero no lo entenderá a la primera. Si lo ves que se hace en la casa lo correcto es gritarle de manera enérgica una palabra, la que elijas, puede ser ¡NO! y darle un zape en el hocico o en la nariz; debe ser en el área de la cabeza, que es una zona segura y ahí no corres el riesgo de lastimarlo, asevera.
No temas hacer esto, es la forma natural en que su madre le enseñó de cachorro: cuando estaba con ella, si el perrito se quería acercar a comer del plato de mamá, ella primero le gruñía, como advertencia y si él no hacía caso, entonces lo mordía. Así es como ellas los educan y es la manera en que aprenden, asegura.
Primero escuchan un ruido fuerte, el gruñido, que en nuestro caso será el ¡NO!; luego sienten un dolor, algo desagradable que no quieren volver a experimentar, la mordida, que en nuestro caso será el zape. Con este tipo de regaño va a entender, con repeticiones, que el hacer eso le va a traer algo desagradable; pero que si se hace donde tú le asignaste no le pasa nada, entonces va a buscar ese lugar donde se siente seguro para hacer del baño y ya después regresará a la casa, expresa.
REFUERZO POSITIVO Y REFUERZO NEGATIVO
Así como el ¡no! indica algo de lo que se debe poner a salvo o algo desagradable, también debes tener una frase para indicar algo agradable. Por ejemplo, si queremos que esté en su camita y el perro pasa cerca de esta y la pisa, si le decimos “muy bien, muy bien” y lo acariciamos, entonces empieza a relacionar que “muy bien” quiere decir que debe seguir haciendo eso porque lo están premiando, lo están acariciando, al revés que el “¡NO!”, afirma.
“Si cada que pasa junto a la camita le digo “muy bien” y lo acaricio, si es que le interesan mis caricias, asociará esto con algo bueno, expone Arjona. “Esto sucederá si es que paso tiempo con él, porque si no me conoce y le digo ‘muy bien’, él pensará: ‘me vale lo que me digas, ¿tú quién eres?’. Pero si estoy bien relacionado con mi perro, juego con él, lo paseo, entonces para él tendrá significado mi reconocimiento. Esto se llama refuerzo positivo y el ‘¡NO!’, es refuerzo negativo.
“De esa manera podemos empezar a convivir con el perro, porque entrenarlo en obediencia es otra cosa. El convivir es que esté educado, que no haga cosas indebidas dentro de mi casa, que son muchísimas, porque se le van a ocurrir todas, por ejemplo, que muerda tus zapatos, tienes que estar pendiente, no puedes meterlo y dejarlo suelto”, expone.
Debes meterlo y jugar con él, si agarra algo decirle ¡NO! y si lo suelta lo acaricias y lo llamas para otro lugar, lo distraes con algo, entonces eventualmente el perro entiende que cada que agarra eso lo regañas, pero si agarra su juguete -que debe tener los que sean suyos- no pasa nada, comenta.
La próxima semana hablaremos de cómo puedes hacer para que tu perro no se salga de tu casa y se escape corriendo cada vez que vea la puerta abierta y recuerda que estos son aspectos esenciales que debemos enseñar a nuestro peludito. Si necesitas algo más especializado Daniel Arjona ofrece, por ejemplo, entrenamiento de obediencia básica, contacto: 2221-93-36-96.