Por: Mara Rodríguez Masdefiol
El miedo tiene un fuerte componente mental que alimenta elestado emocional. Debido a que el miedo es tan abstracto, leasignamos una imagen, una relación con alguna experiencia delpasado, para poder darle un sentido concreto; así decimos:“tengo miedo a o de…”.
Este sentimiento tiene mucho que ver con el pasado, y el objetoo la situación que lo causan tienden a verse con una lente deaumento. El miedo magnifica, distorsiona y deforma las situaciones,cuando sentimos miedo, nos cuesta ver las cosas de manera clara uobjetiva.
El miedo tiene su lado útil, puede ser una señal de alerta quenos protege y previene de algo, cumple una necesidad, no obstante,cuando se vuelve una actitud ante la vida o se presenta condemasiada intensidad, se convierte en un obstáculo que nos congelay no nos deja avanzar, tomar decisiones o actuar. Normalmente es lamente la que causa esa congelación, porque en todo y siempre,puede encontrar razones para temer.
En mi opinión, pues, el miedo tiene una parte “racional” yuna parte “vivencial”. La primera se compone de lospensamientos y el diálogo interno, y la segunda, de lassensaciones tanto externas como internas y de las reaccionescorporales relacionadas con este sentimiento. Vale la pena adquirirherramientas para manejar ambas facetas del miedo.
Para la parte racional, lo que yo propongo es que nos planteemosy respondamos cuestionamientos como los siguientes:
*¿A qué le tengo miedo? *¿Qué siento que estoy perdiendo?*¿Qué me quiere decir mi miedo? *¿Qué es lo peor que puedesuceder en esta situación que temo? *Si sucede, ¿puedosobrevivir? *¿Esto va a ser importante en un año?, ¿en cinco?*¿Qué recursos tengo para enfrentar eso? *¿Puedo pedirayuda?
Cuando nos respondemos a este tipo de preguntas, nos hacemosconscientes de lo que hay detrás de ese miedo que sentimos ytambién nos podemos dar cuenta de que la gran mayoría de lasveces la situación no es tan grave. Con este manejo racional, laintensidad del miedo disminuye y el trayecto del sentimiento sedetiene.
Respecto a la parte “vivencial”, mi propuesta es:
*Verbalizarlo. Cuando hablamos de un sentimiento, éstenecesariamente cambia su forma e intensidad. Sobra decir que esimportante elegir ante quien hablarlo; un terapeuta, un amigo, unfamiliar, o cualquier persona de confianza. Cuando uno platica, unose escucha y eso ayuda a aclarar mejor nuestros pensamientos.
*Respiraciones profundas. El poder de la respiración es enorme,lamentablemente, desperdiciamos muchísimo este recurso, puedestambién visualizar que al inhalar sacas de dentro de ti elsentimiento de miedo, y al exhalar, lo expulsas.
*Identifica en qué parte de tu cuerpo lo sientes. Luego, ponleuna forma, un color una temperatura, un peso, enseguida modificacada una de esas características de la manera que se sentía bienpara ti. Por ejemplo, cámbiale de forma a una que te parezcamejor, cámbiale el color, el peso el tamaño, la temperatura,etcétera.
*Consiente a tu niño interior. Muchas, pero muchas veces, quientiene miedo no es adulto, sino el niño interior que todos llevamosdentro. Esta criatura necesita saber que está protegida, que no essu responsabilidad resolver ese problema o enfrentar esasituación. Entonces, hay que hablarle a ese niño interior ydecirle algo como: “no te preocupes, chiquita, yo me voy a hacercargo de esto,
Ya soy un adulto y además, soy inteligente y fuerte y séresolver los problemas, y si no puedo, voy a buscar ayuda. Tú notienes que solucionar nada o enfrentar esto, yo lo voy a hacer. Yote cuidaré, todo saldrá bien”, etc. Te sorprenderá cómo bajala intensidad de tu miedo y tal vez desaparezca.
Recuerda que el miedo no es real, existe en nuestra mente, ycomo emoción, nos ayuda a tocar necesidades de protección,seguridad, nos ayuda a aclarar cosas, y a afrontar situaciones quesiempre nos fortalecen. Lo único real es lo que viene del amor, yenfrentar el miedo es un acto de amor a nosotros mismos.
* Tanatoterapeuta, trabajos con pérdidas, duelos,angeloterapia. Niños, adolescentes y adultos. Teléfono:2221-199224