¿Eres de los que creen que comprar un árbol de Navidad natural es malo porque se provoca la deforestación de los bosques?, estas equivocado.
Al comprar un pino natural mexicano favoreces el desarrollo económico de las comunidades de las zonas forestales, además, contribuyes al cuidado del medio ambiente y disfrutas las fiestas decembrinas con olor a pino.
Para la producción de árboles navideños no se recurre a la tala de bosques naturales, explica Rolando Montero León, titular de la Promotoría de Desarrollo Forestal de la CONAFOR en Puebla, “las plantaciones forestales comerciales que tienen la finalidad de aprovechar los pinos como árboles de Navidad, se hacen en terrenos de uso agropecuario. Esta actividad está contemplada en la Ley Forestal de Desarrollo Sustentable”.
Es decir, se pueden plantar árboles en terrenos que antes se ocupaban para la siembra o la ganadería pero ya no producen como antes y, lo mejor, es que estas plantaciones se convierten en pulmones que contribuyen a la reducción del dióxido de carbono en el ambiente.
“Las plantaciones generan servicios ambientales porque los árboles al ir creciendo capturan dióxido de carbono y mitigan así los efectos del cambio climático. Se evita la erosión de los suelos, se recargan los mantos acuíferos de alguna manera porque protegen el suelo y a la vez absorben el agua de lluvia y se infiltran hacia los manantiales naturales”, advierte el entrevistado.
Refiere que el establecimiento de la plantación lo autoriza la SEMARNAT, para su posterior cosecha en un período que va de 5 a 9 años, que es lo que tarda en crecer un pino dependiendo de su especie: ayacahuite, abeto u oyamel.
Además de los servicios ambientales están los beneficios de los productores, asegura el entrevistado, quien agrega que, al establecer esta plantación durante un periodo determinado se genera una derrama económica para el productor, por el mantenimiento y los cuidados que se le dan a la misma. Así que, al comprar un árbol natural fomentas el desarrollo de las comunidades de zonas forestales.
Los productores que cultivan los árboles se encargan de cuidar el bienestar del bosque porque tienen árboles todo el año, ya que después de la cosecha (en temporada navideña) se reforesta para contar con más árboles que tardarán en crecer otros 5 o 9 años, hasta alcanzar su tamaño comercial.
Pero eso no es todo, “los cultivos de estos árboles propician la formación de entornos naturales que dan lugar al crecimiento de otro tipo de plantas y arbustos que, a su vez, se convierten en refugio de fauna silvestre en la misma región. Por lo tanto, estos terrenos utilizados para las plantaciones se recuperan de manera integral”, enfatiza el ingeniero.
ARBOLES QUE SE TRANSFORMAN
Un árbol de Navidad natural es desechado en centros de reciclaje donde es transformado en composta para regresar a la tierra previamente enriquecido con nutrientes que mejoran los suelos de los bosques e incluso parques, jardines o viveros.
Por ello, una vez que se haya acabado la temporada navideña, el árbol se debe llevar a los centros de acopia para que este cumpla su propósito, asegura Montero León. Dice que, a pesar de que el árbol está seco guarda el carbono que en su momento utilizó y al reciclarlo se vuelve materia orgánica. Subraya que no se deben tirar a la basura porque, si ese árbol se quema, el carbono se va otra vez al aire.
Como cada año se abren centros de acopio en donde se reciben los árboles, normalmente son el Parque Juárez, Parque Ecológico, Africam Safari y en las instalaciones de la Secretaría del Medio Ambiente del Gobierno del Estado, concluye.