Es importante darse cuenta de que la forma que tienes de ver la vida determinará cómo la experimentes, si mantienes una actitud positiva sueles obtener una mejor experiencia de una determinada situación, frecuentemente con un resultado más alentador que aquellos que tienen una perspectiva negativa.
Hace algún tiempo trabajé con dos mujeres que pasaban por un divorcio, atravesaban por situaciones similares, y con maridos que las habían engañado, pero la diferencia fue su respuesta al divorcio. La primera mujer repetía que el divorcio era lo peor que le había pasado, que era un desastre y que no estaba segura de cómo continuar su vida, se llenó de ira hacia su marido, y vivía atorada en el enojo, la culpa, el hubiera, que no la dejaban avanzar a trabajar con su duelo, además empezó a enfermarse muy seguido.
La segunda mujer tenía los mismos sentimientos de ira y decepción por su divorcio, pero su perspectiva y actitud eran diferentes. Ella decía que aprovecharía esta oportunidad para reinventar su vida, estaba agradecida por todo lo que la experiencia le había enseñado y estaba segura que encontraría un mejor hombre para casarse otra vez. Ella podía trabajar su duelo poco a poco y encontrando el sentido de para qué tenía que vivir esa experiencia; estaba abierta a aprender lo que tenía que aprender y eso la ayudaba a recuperarse poco a poco.
Resulta muy educativo ver cómo una persona puede optar por tomar una determinada vivencia como positiva, lo que establece un resultado positivo, mientras que la otra puede verla como negativa, y establecer un resultado negativo. ¿Qué mujer crees que ha aprendido las lecciones de ese primer matrimonio y continúa viviendo su vida plenamente, lista para encontrar el amor de nuevo? ¿Y qué mujer crees que continúa hablando del marido que la traicionó, y sigue enojada y atorada en su vida?
“Pero esa situación es diferente, mi situación es realmente mala” es lo que frecuentemente decimos, parece que quisiéramos que nuestra situación fuera la excepción a las leyes de la vida, para así poder justificar nuestra decepción o nuestro papel de víctimas. Así, estando atorados en la pobreza o lo que sea sería culpa de alguien más, no tomo las riendas de mi vida o la responsabilidad que me toca.
Piensa en las personas que admiras que han logrado tener éxito, riqueza, felicidad… cuando las ves ¿de qué hablan?, ¿se regodean de los aspectos negativos de la vida?, ¿hay algo que les impida avanzar?, ¿cuál es su actitud? Escuchamos de ellos el cómo superaron obstáculos y continuaron hacia lo que deseaban obtener en su vida, concentrándose todos los días en su meta. Centraron su atención en su objetivo, y no en su pasado, permitiendo que sus sueños y metas determinaran sus acciones presentes y creencias, en lugar de quedarse en el ayer, pensando en lo que no les funcionó.
Tú también puedes lograrlo, recuerda que la vida es el resultado de la actitud que tomas frente a ella y las acciones que eliges tener.
Recuerda:
Siembra un pensamiento y cosecharás un acto,
siembra un acto y cosecharás un hábito,
siembra un hábito y cosecharás una personalidad,
siembra una personalidad y cosecharás un destino.
- *Psicóloga tanatoterapeuta
- Teléfono: 2221.19.92.24
Dale ME GUSTA Facebook El Sol de Puebla
Regístrate al Whatsapp Noticias