Hola queridos lectores, gracias por recibirme en la calidad y la calidez de sus hogares, espero que en esta mañana dominguera se encuentren degustando unos exquisitos y deliciosos tamales de la fiesta de Candelaria, acompañados con un excelente café o un espumoso chocolate, a ver si fue cierto que los que se sacaron el muñequito en la rosca del 6 de enero cumplieron su promesa como mandan los cánones de esta bellísima tradición religiosa.
En esta entrega, apreciables lectores, les voy a narrar algo que en mi vida me imaginé ver: todo un escuadrón militar formado por más de cuatro mil elementos, todos perfectamente acomodados en vitrinas. Así es, mi querido amigo Mario Razo, tuvo a bien el presentarme su excelente colección de soldados de juguete, algo increíble: más de cuatro mil soldaditos de todo tipo, clase, época y material. Pero antes un poco de historia.
Don Mario Razo nace en la ciudad de Puebla, al final de los años cincuenta cuando sus padres, oriundos de la Ciudad de México, deciden cambiar su residencia a esta ciudad y establecen una tienda de implementos militares, desde uniformes, insignias, gorras, hasta instrumentos de banda de guerra; don Mario y su hermano viven su infancia dentro del ambiente de los uniformes militares, cualquiera diría que se dedicarían a la carrera de las armas, pero desde niños se dedican a coleccionar figuras de soldaditos, comenzando por la extensa colección de figuras de plomo heredadas de su padre, que fueron fabricadas en Europa, principalmente Alemania, Francia e Italia, realizadas con una calidad de detalles asombrosa.
Dentro de su vasta colección de juguetes está una serie de figuras de 30 centímetros que fue muy famosa en los Estados Unidos llamada GI JOE, que aquí en México fabricó la marca LILY LEDY, con el nombre de Hombres de Acción, toda una serie de elementos de todas las áreas militares americanas: la Milicia, la Fuerza Aérea, la Marina e incluso astronautas de la serie de viajes Apollo, todos con sus uniformes, sus armas y sus implementos militares.
También dentro de su colección están todas las figuras en miniatura que salían gratis en las cajas de cereal de los años sesenta, así como los muñequitos que se encontraban dentro de bolsas de frituras, pastelitos, además de los juguetes que se canjeaban gratuitamente por las tapas de botellas que en mi época de niño les llamábamos corcholatas.
¡Uf!, todo, todo, todo, lo imaginable en juguetes este señor lo tiene: vehículos de asalto, aviones de combate, divisiones militares de la Roma antigua, ¡ah! y no podía faltar una colección de luchadores de los años setenta, y de pilón, otra de súperhéroes de la televisión sesentera, desde Batman y Robin, Superman, el Hombre Araña y los que me faltan por mencionar.
Así es querido lector, este amigo tiene en sus vitrinas el sueño dorado de todo cincuentón, y para terminar esta narración de ensueño algo increíble: tiene varios juguetes de hace 50 años en sus cajas originales, incluidas sus instrucciones de armado; una verdadera mina de oro para coleccionistas exigentes, nada le da más valor a un juguete que el estar en su caja original.
Querido lector, si deseas revivir tu infancia, te invito a que visites a don Mario Razo a su domicilio, en la 9 Norte, frente al templo del corazón de Jesús, quien gustoso te presumirá su ejército en una vitrina.
Soy Jorge Eduardo Zamora Martínez, agradezco el favor de tu atención, mi correo a su disposición profelalo2002@hotmail.com, mis páginas Eduardo Zamora Martínez y Lalo Zamora, WhatsApp: 22 12 532690, y Twitter @elbaronrojo62, se despide de ustedes su amigo El Barón Rojo. Hasta la próxima.
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