/ domingo 13 de octubre de 2024

Día del vino mexicano

El 7 de octubre es una fecha importante para la vitivinicultura en nuestro país, una celebración que ya cuenta con el reconocimiento oficial

El 7 de octubre es una fecha importante para la vitivinicultura en nuestro país: el Día del Vino Mexicano, una celebración que ya cuenta con el reconocimiento oficial del Congreso de la Unión. Este día no solo exalta el papel histórico del vino en México, sino que también refleja el crecimiento y consolidación de esta industria, cuyo impacto ha sido notable en las últimas décadas.

Aunque hoy en día regiones como Baja California y Querétaro lideran la producción de vino en México, Puebla tiene un lugar privilegiado en la historia vitivinícola del país. Durante el siglo XVI, los franciscanos, a través de la evangelización, establecieron el cultivo de la vid en lo que se conoce como la "Ruta de las Misiones". Estas misiones no solo eran centros religiosos, sino también agrícolas, donde el cultivo de la vid era esencial para la celebración de la eucaristía. Este desarrollo vitivinícola perduró hasta las prohibiciones impuestas por Felipe II a finales del siglo XVIII.

Si bien Puebla ya no es la región más productiva, su legado histórico como el primer espacio de cultivo de uvas en México sigue siendo una pieza clave en el desarrollo vitivinícola nacional.

Crecimiento en el consumo del vino mexicano

En las últimas décadas, el consumo de vino mexicano ha crecido de manera significativa. En 2017, el consumo per cápita era de apenas 640 mililitros al año. Hoy, esa cifra ha aumentado a 1,300 mililitros por persona, lo que equivale a casi dos botellas de vino al año por habitante. Además, de cada diez botellas de vino consumidas en el país, tres son de origen mexicano, lo que representa un avance considerable en términos de preferencia y calidad percibida.

Este aumento en el consumo puede atribuirse a varios factores. Uno de ellos fue el contexto político y económico durante la presidencia de Donald Trump, que incentivó el nacionalismo mexicano y la búsqueda de productos locales, entre ellos el vino. Más tarde, durante la pandemia de COVID-19, las estrategias de comercio electrónico y el impulso a través de redes sociales permitieron que los consumidores nacionales se acercaran aún más a los vinos mexicanos.

México produce actualmente 397 mil hectolitros de vino al año. Foto: Sergejs Rahunoks. Freepik

De acuerdo con el Consejo Mexicano Vitivinícola (CMV), México produce actualmente 397,000 hectolitros de vino al año, con más de 350 proyectos vitivinícolas en todo el país y más de 1,000 etiquetas mexicanas. Actualmente, 17 estados son productores de vino, y Puebla ha ganado un lugar destacado en el panorama nacional.

Retos hacia la consolidación del vino mexicano

A pesar del crecimiento, la industria enfrenta retos importantes para seguir siendo competitiva a nivel global. Para aumentar la presencia de vino mexicano en el mercado, es fundamental ampliar la superficie de viñedo plantada y adaptarse a las condiciones agroclimáticas de cada región. Para ser más competitivos en precio y volumen, es crucial plantar en zonas que permitan una producción sostenible, con prácticas agrícolas responsables que respeten el medio ambiente y aseguren una mayor rentabilidad a largo plazo. Esto no solo permitirá incrementar la producción, sino también ofrecer precios más accesibles que compitan con vinos extranjeros, especialmente de países como Chile y España, que a menudo dominan el mercado mexicano por sus precios bajos.

El Día del Vino Mexicano no es solo una oportunidad para reconocer el esfuerzo de viticultores y enólogos, sino también un llamado a seguir impulsando el desarrollo de una industria que tiene un potencial inmenso. México ha demostrado que puede producir vinos de alta calidad, competitivos a nivel internacional, pero el camino hacia la consolidación total aún presenta retos.

Con una mayor inversión en tecnología, expansión de viñedos y un enfoque en la sostenibilidad, el vino mexicano puede continuar creciendo. Esto no solo beneficiará a la industria, sino también al país en general, promoviendo una cultura de consumo responsable y enriqueciendo nuestras tradiciones gastronómicas. El futuro del vino en México es prometedor, y con él, el bienestar de muchas familias y regiones que han encontrado en la viticultura una fuente de prosperidad y orgullo.

El 7 de octubre es una fecha importante para la vitivinicultura en nuestro país: el Día del Vino Mexicano, una celebración que ya cuenta con el reconocimiento oficial del Congreso de la Unión. Este día no solo exalta el papel histórico del vino en México, sino que también refleja el crecimiento y consolidación de esta industria, cuyo impacto ha sido notable en las últimas décadas.

Aunque hoy en día regiones como Baja California y Querétaro lideran la producción de vino en México, Puebla tiene un lugar privilegiado en la historia vitivinícola del país. Durante el siglo XVI, los franciscanos, a través de la evangelización, establecieron el cultivo de la vid en lo que se conoce como la "Ruta de las Misiones". Estas misiones no solo eran centros religiosos, sino también agrícolas, donde el cultivo de la vid era esencial para la celebración de la eucaristía. Este desarrollo vitivinícola perduró hasta las prohibiciones impuestas por Felipe II a finales del siglo XVIII.

Si bien Puebla ya no es la región más productiva, su legado histórico como el primer espacio de cultivo de uvas en México sigue siendo una pieza clave en el desarrollo vitivinícola nacional.

Crecimiento en el consumo del vino mexicano

En las últimas décadas, el consumo de vino mexicano ha crecido de manera significativa. En 2017, el consumo per cápita era de apenas 640 mililitros al año. Hoy, esa cifra ha aumentado a 1,300 mililitros por persona, lo que equivale a casi dos botellas de vino al año por habitante. Además, de cada diez botellas de vino consumidas en el país, tres son de origen mexicano, lo que representa un avance considerable en términos de preferencia y calidad percibida.

Este aumento en el consumo puede atribuirse a varios factores. Uno de ellos fue el contexto político y económico durante la presidencia de Donald Trump, que incentivó el nacionalismo mexicano y la búsqueda de productos locales, entre ellos el vino. Más tarde, durante la pandemia de COVID-19, las estrategias de comercio electrónico y el impulso a través de redes sociales permitieron que los consumidores nacionales se acercaran aún más a los vinos mexicanos.

México produce actualmente 397 mil hectolitros de vino al año. Foto: Sergejs Rahunoks. Freepik

De acuerdo con el Consejo Mexicano Vitivinícola (CMV), México produce actualmente 397,000 hectolitros de vino al año, con más de 350 proyectos vitivinícolas en todo el país y más de 1,000 etiquetas mexicanas. Actualmente, 17 estados son productores de vino, y Puebla ha ganado un lugar destacado en el panorama nacional.

Retos hacia la consolidación del vino mexicano

A pesar del crecimiento, la industria enfrenta retos importantes para seguir siendo competitiva a nivel global. Para aumentar la presencia de vino mexicano en el mercado, es fundamental ampliar la superficie de viñedo plantada y adaptarse a las condiciones agroclimáticas de cada región. Para ser más competitivos en precio y volumen, es crucial plantar en zonas que permitan una producción sostenible, con prácticas agrícolas responsables que respeten el medio ambiente y aseguren una mayor rentabilidad a largo plazo. Esto no solo permitirá incrementar la producción, sino también ofrecer precios más accesibles que compitan con vinos extranjeros, especialmente de países como Chile y España, que a menudo dominan el mercado mexicano por sus precios bajos.

El Día del Vino Mexicano no es solo una oportunidad para reconocer el esfuerzo de viticultores y enólogos, sino también un llamado a seguir impulsando el desarrollo de una industria que tiene un potencial inmenso. México ha demostrado que puede producir vinos de alta calidad, competitivos a nivel internacional, pero el camino hacia la consolidación total aún presenta retos.

Con una mayor inversión en tecnología, expansión de viñedos y un enfoque en la sostenibilidad, el vino mexicano puede continuar creciendo. Esto no solo beneficiará a la industria, sino también al país en general, promoviendo una cultura de consumo responsable y enriqueciendo nuestras tradiciones gastronómicas. El futuro del vino en México es prometedor, y con él, el bienestar de muchas familias y regiones que han encontrado en la viticultura una fuente de prosperidad y orgullo.

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