Hola queridos lectores, gracias nuevamente por recibirme en la calidez de sus hogares, en este ya muy caluroso domingo abrileño, quiero agradecer por este medio a mis lectores más allá de las fronteras, que me siguen semana a semana a través de la página electrónica de El Sol de Puebla en internet, un abrazo a nuestros paisanos en España, Chicago, Los Ángeles y la soleada Florida, desde su terruño con mucho cariño.
En esta ocasión les voy a describir uno de los artes más antiguos del hombre y que nuestros artesanos poblanos han sabido plasmar en cientos de lugares por toda nuestra ciudad, desde iglesias, edificios públicos, cientos de portones por toda la ciudad y desde luego, en miles de hogares poblanos, me refiero al arte en madera.
Querido lector, de seguro al caminar por estas calles de Dios, en algún momento te habrás fijado en los antiguos portones de nuestras casonas del Centro Histórico, ¿qué has notado en ellos?, ¿has puesto fijamente tu mirada en lo bello de la talla de muchos de ellos?, por toda la ciudad existen enormes y bellísimos portones que muestran el arte con el que fueron elaborados, lo cual no es nada fácil.
¿Cómo se inicia este trabajo?, en primer lugar, se arma el portón como un rompecabezas gigante, para la parte a labrar, se encolan varias capas de tablas de maderas blandas, formando un bloque enorme, al secarse, entonces entra el artesano a hacer su trabajo, traza en tres costados del bloque la figura, comienza la talla, hasta dejarla de una manera burda, entonces se arma el portón completamente, luego, por medio de poleas se coloca en el marco del zaguán, llamado chambrana, se utilizan poleas, porque una hoja de portón llega a pesar entre 200 y 300 kilos.
¿Por qué no se termina la talla antes de colocar el portón?, para que este comience a adaptarse a los cambios climáticos, y así evitar que se tuerza o incluso que se agriete, llegándose a quebrar, entonces ya colocado, el artesano trabaja a detalle su labor de esculpido en madera, auxiliándose con unas herramientas llamadas gurbias, finalizándolo con varias capas de barniz para su protección, ¿el resultado?, bellísimas obras de arte, las cuales podemos disfrutar al pasear por nuestro Centro Histórico.
Pero este arte no solo se limita a portones de madera; en todas las iglesias podemos observar y disfrutar de esta bella labor, en mobiliario religioso, marquetería, puertas entableradas, confesionarios, púlpitos, enormes canceles, etc., pero además existen inmuebles históricos totalmente elaborados en finas maderas, como la increíblemente bella Biblioteca Palafoxiana en la Casa de la Cultura, tres pisos de librerías, totalmente tallados en maderas como cedro, ébano, entre otras, desde sus barandas, sus escalinatas de caracol, sus puertas de acceso, mobiliario, ufffff, un verdadero regalo a nuestros ojos, y no por menos la bella Biblioteca Lafragua, en el edificio Carolino, con acceso por la avenida Juan de Palafox, un tesoro universitario que con gran orgullo presumimos los poblanos, y también me falta mencionar la pequeña pero no más bella biblioteca del Palacio de Justicia, vecino de la Casa de la Cultura, un pequeño recinto de dos pisos, elaborado totalmente en tallas de madera, digno de ser visitado.
Una de las características de las casas poblanas de abolengo, es una moda que fue muy popular en la década de los años 60s y 70s, el entablerado de paredes, en cientos de casas poblanas, las más famosas en la colonia La Paz, se embellecían con este estilo, decorar muros completos con maderas artísticas por naturaleza, lo cual también servía para ocultar accesos a oficinas privadas, para ello los carpinteros poblanos utilizaban maderas como guadiana, cedro, miqro (se pronuncia micuoro), ayacahuite, guanacaste, pino de tercera (llamada así por la gran cantidad de nudos que presentaba, esta madera no se podía utilizar en muebles, pero para decoración en muros era altamente solicitada por los clientes, porque resaltaba la belleza natural de la madera), etc. logrando con sus vetas naturales diseños bastante elegantes resaltando la belleza de enormes salas, comedores y salones de juego.
¿Y quién logró esto?, pues miles de manos poblanas que a través de siglos de practicar el bello arte de la talla en madera, lograron perfeccionarlo para heredarnos algo más, desde una humilde baranda, hasta una biblioteca completa, digna de ser presumida y admirada.
Soy Jorge Eduardo Zamora Martínez, agradezco el favor de tu atención, mi correo a su disposición profelalo2002@hotmail.com, mis páginas en Facebook: Eduardo Zamora Martínez y Lalo Zamora, whatsapps 22 12 532690, y Twitter @elbaronrojo62, se despide de ustedes su amigo El Barón Rojo. Hasta la próxima.