Por: Mara Rodríguez Masdefiol
Cultivar una idea positiva de nosotros mismos beneficiaenormemente a nuestra familia. Aceptarnos, apreciarnos,felicitarnos cuando logramos algo bien hecho nos vuelve máscapaces de fortalecer nuestra seguridad y la de nuestros hijos.
Tome una hoja de papel y anote seis cualidades que aprecia enusted. ¿Cuáles de esas cualidades hacen de usted una personaespecial?, ¿qué es lo que usted puede ofrecer a otros? Ahora,anote seis cualidades de su hijo que usted aprecie. ¿En qué esúnico su hijo para usted?, ¿qué es lo que da su hijo a lafamilia en forma especial? A su hijo le hace mucho bien elreconocimiento que usted le da.
AUTOESTIMA: VALOR QUE NOS DAMOS A NOSOTROSMISMOS
Una autoestima alta nos hace estar satisfechos de lo que somos.Es una combinación de confianza, respeto y aprecio por nosotrosmismos.
Una persona con autoestima alta está convencida de que tienealgo qué ofrecer a los demás, de que lo que hace es importante yde que es capaz de lograr lo que se propone. Se siente responsabley hábil, trata de hacer las cosas lo mejor posible, pero no buscala perfección, ni necesita la aprobación de los otros. Si seequivoca o vive una situación difícil, se mantiene firme ycentrada en y superar retos por sí mismo, su objetivo, suconstancia lo hace crecer y progresar.
La persona con una autoestima débil, en cambio, cree que no esvaliosa. Suele sentirse deprimido y triste con su vida, deja pasarlas oportunidades pues cree que no las merece o que no puede conellas. No tiene la fuerza necesaria para luchar por sus sueños, yno confía en que puede tomar decisiones para cambiar, y se resignasin esperanza.
Una persona con autoestima baja a veces trata de impresionar alos demás para esconder su falta de confianza, incluso puedecomportarse de manera agresiva para compensar su inseguridad.
Los primeros años de vida son los más importantes en eldesarrollo de la autoestima. La formación de la personalidad estáíntimamente relacionada con la imagen que él se forme de símismo.
Esta imagen depende de lo que percibe que los demás piensan deél y de lo que logra hacer por él mismo.
Por lo tanto, los padres tenemos a nuestro alcance dos recursospara fomentar la autoestima de nuestros hijos. El primero es cuidarla forma en que los valoramos, las palabras y las expresiones queutilizamos para referirnos a ellos, y el segundo es darles laoportunidad de probarse y superar retos por sí mismos, deapoyarlos sin sobreprotegerlos.
El niño absorbe las descripciones que hacemos de su carácter yhabilidades, nuestras palabras deciden, en alto grado, la clase depersona que llegará a ser. Si le decimos, “eres un tonto, unflojo o un antipático”, el niño se comportará de acuerdo conesos atributos y crecerá pensando que no vale nada. Loscalificativos, las burlas o los apodos deforman la autoimagen delniño, lo desconciertan, lo avergüenzan y lo lastiman.
[caption id="attachment_764425" align="aligncenter" width="602"]young mother and her son spend time together; Shutterstock ID53773099; PO: The Huffington Post; Job: The Huffington Post;Client: The Huffington Post; Other: The HuffingtonPost[/caption]
Incluso los elogios afectan la seguridad del niño. Aunque elelogio parece positivo, afecta desfavorablemente en su autoestima,ya que el niño acaba por necesitarlo ante cualquier esfuerzo y susatisfacción dependerá de las opiniones ajenas y no será capazde apreciar por sí mismo su valía, ni tener un juicio propioacerca de lo que realiza. Sin embargo, usar el estímulo apreciasus acciones y lo anima, pero no lo juzga. El elogio califica alniño y le pone condiciones.
Para estimular al niño, basta con describir su conducta ydemostrarle lo satisfechos que estamos o lo agradecidos que estamospor ella: “qué ordenados tienes tus juguetes, así podrásencontrarlos cuando quieras usarlos, te felicito”. “Gracias porayudarme a poner la mesa, así acabaremos más rápido y jugaremosdurante más tiempo. “Qué bien jugaron tu amiguita y tú, no sepelearon en toda la tarde, y tú le prestaste tu pelota, te debessentir contenta”.
El niño entonces piensa: “mis papás aprecian lo que hago”,como nos referimos a sus acciones, sus ideas o su esfuerzo, sincuestionar su valor personal, él tampoco lo pone en duda y no temeequivocarse. Los errores le sirven para aprender, sabe que puedevolver a intentarlo.
Estimular a nuestro hijo no significa negar sus fallas.
El niño pierde el respeto por la opinión de quien no sabedistinguir algo bien hecho de un trabajo descuidado o defectuoso.Él tiene bien claro qué tanto se esforzó y cuál fue elresultado; sin ocultar sus errores, podemos hacerle apreciar lo quesí funcionó y reconocer los aspectos positivos: “hoy tevestiste más rápido que ayer”, “pusiste dos ruedas a tucarro, solo faltan las otras dos”, “agradezco tu esfuerzo porayudar”, “te felicito porque tu lápiz está en tu estuche y turopa en el cajón. Ya solo falta guardar tus juguetes”.
Cada vez que el niño intenta y consigue algo solo, su confianzase fortalece.
El niño necesita experimentar el logro para obtener laseguridad que lo hará aceptar situaciones en las que nonecesariamente tenga éxito. Cuando consigue hacer ruido con susonaja, dar sus primeros pasos, subir una escalera o poner la piezadel rompecabezas, aumenta la confianza en sus capacidades. Dejemosque sea de él el gusto y no exageremos en nuestro entusiasmo paraaplaudirlo. Simplemente podemos decir: “Y lo hiciste tusolito”, “felicidades”. Entre más obstáculos haya vencido,más fuerte será, y más capacidad adquirirá.
Es difícil para los padres no intervenir y dejar que nuestroniño falle y se frustre antes de lograr lo que desea.
Si estamos ansiosos por ayudarle, si trabajamos en enseñarlecada detalle en vez de dejar que él lo descubra, le quitamos partedel triunfo.
Nuestra responsabilidad y privilegio es acompañarlo, apoyarlosin sobreprotegerlo; estar presentes sin hacer las cosas por él,animarlo a confiar en sus ideas y a enfrentar las dificultades,nuestra propia autoestima es el mejor recurso para lograr todoesto.
Para ayudar a nuestro hijo a construir una autoestima alta esindispensable trabajar en nuestra propia valoración.
A ninguna edad hay que dar por sentada la autoestima. Lascríticas y reveses (como las dificultes económicas, los problemasen las relaciones, las pérdidas o enfermedades) la ponen enriesgo. Por eso es necesario que revisemos con frecuencia la ideaque nos hacemos de nosotros mismos, que la modifiquemos si no nossatisface y que nos arriesguemos a luchar por lo que en verdadanhelamos. Cultivar nuestra autoestima le hará un bien enorme a lafamilia.
PRUEBE ALGUNA DE LAS SIGUIENTESRECOMENDACIONES:
*Revise lo que piensa y lo que dice su hijo. *No etiquete a suhijo: “eres un miedoso”, “eres egoísta”, “eres flojo”,los niños tienden a actuar de acuerdo a lo que esperamos de ellos.*Aprecie los aspectos positivos de su hijo. *Reconozca sus logros,pero no le mienta sobre sus errores. *Déjelo probar, equivocarse ydescubrir cómo resolver los problemas y lograr lo que sea.*Motívelo a superar obstáculos y a realizar mayores esfuerzos,siempre dentro de sus posibilidades. *Nutra y cuide su propiaautoestima. * Tanatoterapeuta, trabajos con pérdidas, duelos,angeloterapia. Niños, adolescentes y adultos Teléfono:2221-199224