En tiempos donde toda mujer empoderada y miembro activo de una sociedad acelerada, y con una montaña de mails en el correo corporativo, poco a poco la monotonía se adueña de nuestras vidas y decepcionantemente de la mía también, por mucha renuencia que me pudiera generar esta situación.
Llevaba 5 años de iniciar el proyecto más grande y arriesgado de mi vida: mi propia “startup” de ropa en línea de mujeres reales mexicanas para mujeres reales mexicanas, y no lo niego, fue difícil, pero sin duda alguna los sacrificios habían rendido frutos pronto, pero al mismo tiempo, la empresa consumía mi tiempo y energías hasta prácticamente solo necesitar al final del día mi cama, sin nada más allá que querer descansar para luego tener un día igual o más complicado.
Por lo que a mi pareja (y el sexo confiere) intentaba que, pese a que el cansancio se apoderara de mí, propiciar momentos de intimidad necesarios, y es que, en medio de la era de la tecnología es muy fácil caer en la tentación de digitalizar el amor, pero no así la sensación de estar cerca de esa persona al final del día ¿Acaso hay mejor sensación que recostarse al lado de esa persona y que con sus brazos te haga sentir que lo que sea que suceda va a mejorar y en tanto estás a salvo?
Esto solía surtir sus efectos de acuerdo al plan, por muy frío que esto se escuchara de mi parte, pero últimamente y dado el reciente ascenso de mi pareja en la compañía donde trabajaba, era cada vez más frecuente encontrar un no por respuesta; en un primer momento pase desapercibida dicha situación, pero luego de un par de semanas, note que esto no era normal, y es que él y yo no somos de las parejas en las que el sexo es algo esporádico o casi inexistente.
Y como humanos, que complejizamos todo sin entender el asunto en su sentido más simple, atribuí sus desdenes a que posiblemente estuviera saliendo con alguien más, pero lo conocía tan bien que sabía que esta no era una posibilidad de respuesta. No obstante, mi duda permanecía y es que ¿Qué otra cosa podría explicar la falta de deseo?
Pronto, procure hablar con él del tema, y créanme que no es sencillo plantear la pregunta "¿Por qué ya no tenemos sexo como antes?" así, de forma directa y sin tapujos, pero me arme de valor y lo dije, la respuesta que tuve me dejó perpleja.
En un primer momento el rió y posteriormente replicó "Quisiera aclarar que no hay nadie más, no te he dejado de querer, tampoco me has dejado de gustar, de hecho me atraes cada día más, ha sido tremendamente complicado decir no ante cualquier insinuación, pero quería que vieras las cosas desde mis zapatos, yo también fui rechazado en momentos en los que te deseaba y no solo una vez, y sé que este momento de sentarnos a hablarlo llegaría; quería que pasara para que, ambos estemos conscientes y atentos de nuestro deseo, no es fácil, ambos tenemos días complicados y cansados, y también tenemos la oportunidad de expresar cuando no estamos en nuestro mejor momento para entregarnos, sin necesidad de desairarnos el uno al otro".
Entendí entonces que posiblemente y sin haberme dado cuenta, había ignorado las señales de mi chico y que, nuestros deseos y necesidades son igual de importantes, no solo hablando en el plano sexual sino a nivel general, al mismo tiempo, entendí que este tipo de problemas pueden generar malos entendidos por el fracaso de la comunicación, no sólo verbal, pues en una relación de pareja, todo tipo de comunicación cuenta en el fomento de solidez y seguridad, y que como normalmente sucede con nosotros los humanos, complejizamos sin detenernos a crear soluciones contundentes y simples, y encontramos problema donde no necesariamente lo hay o al menos no en la dimensión que creemos sin analizar.
CONTACTO:
Dr. Joaquín Alejandro Soto Chilaca
Médico Psiquiatra, Sexólogo, Psiquiatra Forense y Psicoterapeuta
Director de Mindful. Expertos en Psiquiatría y Psicología