Inconscientemente el hombre concibe en su interior, a la mujer desde el modelo de madre, hija, esposa, hermana, virgen, ama de casa, etc… se extravían de la Mujer (como representación global de lo femenino) y dejan de “ver” a la mujer de carne y hueso con la que se acuestan, con la que tienen relaciones sexuales, con la que comparten su vida…
Un aspecto muy importante para que los hombres puedan verdaderamente compartirse en libertad con la mujer, es ir madurando en su interior hasta que logren reconocer a su compañera como un ser humano con individualidad propia y no como a un conjunto de ideas, bloqueos y reacciones inconscientes (fiel). Los hombres sufren en silencio y en ocasiones no tan en silencio, porque se vuelven violentos y se frustran al comparar continuamente a la Mujer que albergan en su interior, con la mujer que tienen a su lado, esto les hace sentirse insatisfechos.
Sucede que dentro de los hombres (por lo menos en un alto porcentaje de ellos) en lo profundo de su ser, habita el fantasma del miedo que sienten hacia la mujer; ese miedo les impide poder relacionarse con ella libre y creativamente además de no aceptarla plenamente como un ser complementario; sin embargo, el hombre ni siquiera es capaz de reconocerlo: uno, porque puede ser que ni siquiera se dé cuenta; dos, puede ser que se dé cuenta, pero es socialmente incorrecto y no aceptado por la “imagen que se vende”; y tres, no sabe conscientemente y manipula a su antojo a las mujeres.
Sin embargo, existe una cuarta opción que algunos hombres (aún muy pocos) están tomando y es que afrontan sus fantasmas con respecto al miedo a las mujeres y deciden realizar los cambios necesarios para vivir una sexualidad plena de pasión, libertad, complemento y éxtasis con la mujer con la que intiman.
No hay que dejar de lado que las mujeres hoy en día ocupan posiciones sociales, profesionales y económicas que han alcanzado y que en un pasado ni siquiera lo soñaban. Esto ha implicado que puedan tomar decisiones libres de dependencias con respecto a su vida sexual, es decir, hoy pueden decidir cómo, cuándo y con quién se acuestan en forma autónoma, lo cual asusta al hombre en cuanto a su potencia o impotencia sexual, porque las dudas en cuanto a su virilidad se incrementan. Este tipo de mujeres no quieren a su lado un amigo, un padre o un hijo como su amante. Más bien, un hombre capaz de intimar y entregarse.
Si tú eres un hombre que no es capaz de disolver y enfrentar sus miedos ante la mujer, entonces, aunque haya muchas mujeres por todos lados, tú permanecerás aislado de todas. En tanto no seas consciente de que el arquetipo materno domina inconscientemente tu vida sexual y social con las mujeres, tu masculinidad se verá continuamente mermada e incapaz de complementarse con la feminidad.
Por otro lado, engloba las situaciones antes de si, el hombre que ha logrado el equilibrio y la armonía de las energías de lo masculino y lo femenino en su interior, sabe que las cualidades de la energía masculina, libres de bloqueos, son: la capacidad para materializar los objetivos, la fuerza creativa necesaria para alcanzar metas definidas y con ello, la definición de la personalidad individual, el saberse un hombre separado y perfectamente consciente de su “yo” concreto además, adquiere la capacidad de caminar por sí mismo sin imitar modelos de hombría, virilidad y seducción puesto que ya no es movido por las fuerzas del inconsciente o instintivas de los modelos de hombría impuestos por los demás y por los medios externos.
En cuanto al equilibrio y armonía de las energías femeninas, sabe desarrollar dicha energía global que nace de la fuente y del misterio del ser esencial, es decir, que adquiere la habilidad de proyectar las cosas antes de materializarlas porque las conoce de forma oceánica, desde su interior, y por lo tanto, antes de dividir o clasificar las experiencias de vida y de su sexualidad.
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