Llega la tarde y el ocaso del sol y con ello, esas ansias incontenibles de que estés aquí, pero ¿Será que al igual que yo, tú lo deseas?
Pronto la zozobra se escabulle como la luz del día y me haces saber que llegarás a casa, tal y como lo imaginaba y, tumbada en la cama, una copa de vino me acompaña en esta tentadora espera; mientras mis dedos recorren la boca de mi copa, imagino y fantaseo sobre lo que hoy conducirá nuestra noche y agregará una experiencia tan nuestra a nuestra historia.
Pronto, las luces de tu auto iluminan el garage, estás aquí en este, tu lugar, al bajar del auto tu caminar me dice que ha sido un día exhaustivo y que lo último que deseas es hablar de lo ocurrido, te acercas a mí mientras te espero en el recibidor y de forma inesperada, me besas profundamente mientras colocas mis manos detrás de mí, atrayendo mi cuerpo al tuyo con fuerza, como si tu instinto quisiera delimitar lo que es suyo.
Pero dulcemente das un giro radical y me tomas de la mano con suavidad, conduciéndome a la habitación y yo no hago más que seguirte ciegamente, porque a dónde vas, yo voy contigo, y al llegar, decides cubrir mis ojos con tu corbata, deslizas lentamente el cierre de mi vestido y conforme mi cuerpo desnudo se expone ante ti, besas con ternura cada parte de mí y he de confesar que pocas veces he tenido de ti ese lado tierno y amoroso, pero cuando lo haces, me conquistas de pies a cabeza.
Pronto tus labios se posan en mi vientre, y tu respiración tibia y agitada acompañada de la humedad de tu boca que se desliza de forma impredecible, me hace perderme poco a poco en el cúmulo de sensaciones que me incitan a perderme y entregarme a esa mi dulce agonía.
Cada centímetro de mi piel responde a ti, mi mente se pone en blanco, dispuesta simplemente a sentir y saborear el momento, una ligereza se apodera de mí y por un momento pierdo la conciencia al dar prioridad al placer sin temor a las consecuencias.
Me devuelve al mundo el sonido de tu reloj, y de inmediato te busco entre la oscuridad desesperadamente, tus brazos me rodean y colocan junto a ti, y yo no hago más que acariciar tu espalda sin cesar, el cansancio nos vence y el calor de nuestros cuerpos crean la sensación de que aquí estamos al final del día, después de una larga espera, pero juntos reinventando nuestras propias historias y fantasías cada día.
CONTACTO:
- Dr. Joaquín Alejandro Soto Chilaca
- Médico Psiquiatra, Sexólogo, Psiquiatra Forense y Psicoterapeuta
- Director de Mindful. Expertos en Psiquiatría y Psicología
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