Como mujer, quizás desde pequeñas, te enseñan a prepararte para ser la frágil y dulce doncella en espera del príncipe que al llegar resolverá tu caos y vivirán felices por siempre, pero afortunadamente existen, como yo, excepciones a la regla, donde no esperas a alguien a tu rescate, sino a la persona, tan humano como tú, que desee compartir la vida y esos momentos que solo ambos podrían encontrarle un significado trascendental.
Es fácil encontrar a alguien que a primera vista te atraiga, podemos amar y ser amados con intensidad y prometer un por siempre o tal vez solo vivir el momento, sin embargo, lo que no es fácil es que todo aquello que torne especial la relación trascienda y haga que ese alguien no solo sea tu fiel confidente o tu ardiente amante, sino tu compañero (a) de vida.
Y aunque pareciera fácil, la realidad es que encontrar al compañero (a) de vida implica no sólo amarse, por muy duro que parezca, ya que estamos tan acostumbrados a la idealización de este sentimiento que poco o casi nada, estamos dispuestos realmente a ofrecer a través del ensayo y error en donde la voluntad y el tiempo son claves fundamentales, porque día a día, sabrás que habrá altibajos, que pensaras que allá afuera en el mundo podría haber otras opciones para ti o para esa persona, y sin embargo cada día conscientemente elijes permanecer al lado de él o ella y entregarse lo mejor de sí mismos, de proteger y amar teniendo la opción de no hacerlo porque se vuelve un acto tan fluido y espontáneo que disfrutas hacer por el solo hecho de ser felices, teniendo la opción de no hacerlo si simplemente no te naciera.
Entonces, decides construir de la mano del otro día a día la felicidad y el placer, se disfrutan sin la incertidumbre del noviazgo, porque existe plena confianza recíproca, para decir y hacer lo que deseen, porque como compañeros han pasado por tanto, se conocen tan bien y en consecuencia se conducen con la suficiente paciencia y afecto que no hay cabida para herir o lastimar, tienen la certeza de que nada puede cambiar esa conexión tan especial.
Y cuando la vida juntos no es color de rosa, existe la suficiente apertura para exponer tus enojos y frustraciones, sin que el resultado sea caótico, sino que ambos consideren estas situaciones como oportunidades para ser mejores, no sólo como compañeros, sino también como individuos autónomos.
Entonces le amas con tal intensidad que tienes la certeza de que ambos se apoyarán en todo aquello que se propongan, se aman por lo que son aquí y ahora y no por lo que podrían ser en un futuro, pero, sobre todo, no dudan ni un sólo instante en elegir a esa persona cada día, pese a cualquier adversidad con plena libertad y certeza de que sí, es él/ella quien eliges indefinidamente para dar lo mejor de ti.
CONTACTO:
- Dr. Joaquín Alejandro Soto Chilaca
- Médico Psiquiatra, Sexólogo, Psiquiatra Forense y Psicoterapeuta
- Director de Mindful. Expertos en Psiquiatría y Psicología
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