En el sendero de los guerreros tanto hombres como mujeres saben que tienen que atravesar por batallas floridas, abrazar la sombra, equilibrar las emociones y atreverse a sentir todas esas sensaciones que causan miedo, angustia y agresividad.
No avanzas y solo repites si te engañas a ti mismo creyendo que das un salto al vacío que nunca has dado, porque prefieres las rutinas de pensamiento, emoción y sensación que incluyen tu sexualidad, aunque sean tóxicas y te hagan entrar en sufrimiento porque es aparentemente más cómodo vivir así, sin darte cuenta que únicamente sobrevives y te domina la matrix y la mente para citar.
Los guerreros comprenden, mediante disciplina y mediante lo paradójico que resulta el esfuerzo y el relajamiento en todos sus actos; saben que la matrix está armada de tal forma que no le permite al ser humano mirar hacia dentro generándole una serie de necesidades banales dominadas por el ego.
El verdadero guerrero trabaja fuerte e intensamente para trascender sus propias rutinas, apegos, vínculos familiares, la alimentación no saludable, una sexualidad genitalizada y obsesiva, la respiración artificial o superficial, los pasatiempos que no dejan mucho al alma, los problemas laborales, sociales, familiares y muchas otras situaciones. Así, todo lo que sea tocar tu estructura y tu fortaleza personal de seguridad se torna complejo al momento de la entrega.
Sin embargo, los verdaderos guerreros y guerreras saben que el primer esfuerzo no puede evitarse ni el trabajar para limpiar la sombra personal; el trabajo inicial tampoco puede evitarse y los guerreros se atreven a entrar en lo desconocido que comprende, entre otras cosas, atreverse al vacío insondable, a la disolución de las sensaciones del cuerpo y atreverse a disolver el ego, que es la personalidad que creo ser, aquello que creo que me define y disolverlo.
La vida de los guerreros y las guerreras del sendero de la iluminación requiere de la maestría de la tensión y el relajamiento en todo acto cotidiano, que se torna un acto sagrado. Lograr asimismo la maestría de la diosa, la maestría de la unidad y la maestría del amor incondicional.
La mayoría de los hombres piensan casi todo el tiempo en sexo desde un aspecto de placer y poder. Manejarse de esta forma es instintivo y apaga la conciencia. Esto se puede traducir en libertinaje por que predomina el instinto y con ello, se bloquea el potencial interno de elevación expansiva de conciencia.
Casi todo lo que hacemos tiene connotación sexual, deseamos y anhelamos sexo todo el tiempo y para muchos es el propósito de su existencia, pues es como definen su dominio, su éxito, su falso ser.
El deseo sexual es uno de los estímulos más fuertes, sino es que es el más fuerte.
- *Psicóloga
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