En la primera parte de este escrito te comenté la forma en que las mujeres en forma general adquieren conductas y comportamientos sexuales generados por la educación familiar, social, educativa, religiosa y cultural que viven muchas casi hasta el final de su vida.
De ello se derivan a partir de la etapa adolescente y luego en la juventud, la adultez joven, madura y tardía culminado en la tercera edad, relaciones de pareja estilo cazador-presa en las que no importando el tiempo de duración se “sostienen” en comportamientos de dominio, condicionamiento, manipulación, rivalización y sometimiento a los hombres, negociando la sexualidad femenina de diversas maneras dependiendo ya del nivel educativo, social, económico, cultural y religioso.
“Un par de tetas pueden más que mil carretas”, “Yo soy la catedral y las demás las capillas”. Son dos máximas del sentido de pertenencia de las mujeres.
Repitiéndose un ciclo sin fin generación tras generación iniciando en forma contundente en la codependencia de vida malinterpretada de un matriarcado oculto y sutil. Nace cuando la mujer quiere ser madre (esto lo menciono en una generalidad) quiere tener un hijo, “su hijo” y se embaraza. Surge al mismo tiempo el sentimiento de ser solo su hijo y solo su hombre y, manifestándose en una variada gama de mujeres un poder sutil, pero absoluto sobre los hombres: Nace el Sentido Sexual de Pertenencia Femenino SSPF.
Este SSPF cuando se encauza del modo en que se ha mencionado, “produce” mujeres-objeto que aprenden a manipular y condicionar “su tesorito”, su entrega e intercambio sexual fomentando en el comportamiento masculino la cacería.
Y no es que este tipo de comportamiento esté mal o fuera de lugar, lo que sucede es que las mujeres se van perdiendo en un mundo de conceptos, definiciones, estrategias de seducción y captura que a la larga les genera insatisfacción, soledad, miedo, ansiedad, apatía y una gran, gran falta de plenitud que silenciosamente las va marchitando y amargando en su irrealización femenina convirtiéndolas en mujeres resentidas, rencorosas, envidiosas, pero al mismo tiempo deseosas de ser ellas mismas auténticas, sin prejuicios ni tabús.
¿Por qué?.. Porque en una larga cadena de sometimiento y posesión las mujeres perdieron la conexión con su naturaleza femenina. No saben quiénes son, les da miedo sentirse, explorarse a profundidad, desconocen su esencia individual y, en una gran mayoría, desafortunadamente, viven pensando y creyendo “que son auténticas y libres sexualmente” cuando solo han cumplido las expectativas de un tercero(a).
Esta forma de conducirse las lleva a comportamientos repetitivos y monótonos que les dan la sensación de movimiento, pero este movimiento es en círculos cíclicos que van desgastando las relaciones de su vida, principalmente la relación consigo mismas, atascándolas en relaciones de insatisfacción y convirtiéndose en mujeres competitivas y rivalizadas con sus madres, hermanas, tías, mujeres importantes en sus vidas y, desde luego, rivalizadas con los hombres.
Si te atreves, si realmente te atreves y te determinas a explorar cuál es tu naturaleza sexual, tu naturaleza esencial de mujer y al encontrarla determinas dar un paso adelante a pesar de la incertidumbre, el miedo y la sorpresa de ti misma, tus movimientos empezarán poco a poco en una espiral ascendente y te sorprenderás de que eres más de lo que te dijeron que eras, que los hombres son por naturaleza, cuando se sienten plenos y libres, domesticables (en un sentido de respeto y no de sometimiento).
Te irás sorprendiendo de ti y de lo que puedes sentir al liberarte poco a poco de todos aquellos condicionamientos de lo que debe o no debe ser en tu propia, respetable e individual sexualidad.
Te sorprenderá que la sexualidad no tiene caducidad y que es un misterio y al mismo tiempo ese misterio te mantiene con la grata esperanza de que hay más por descubrir de ti misma y que esta vida no te va a alcanzar para hacerlo.
Esto definitivamente cambia tu perspectiva sexual porque al transformarte en una mujer sexualmente consciente la plenitud, el éxtasis, la felicidad y la verdadera entrega al otro en un encuentro sexual se manifiestan en tu vida.
La decisión es tuya, el placer de la responsabilidad que da este privilegio de no soñar solo con ser auténtica y libre sino de vivirte auténtica y libre te transforma en una mujer creativa en todos los ámbitos de tu vida. Entonces la monotonía de la sexualidad repetitiva no tiene cabida en tu vida y el Sentido Sexual de Pertenencia malsano y destructivo tampoco tiene razón de ser.
Definitivamente es indispensable que estés dispuesta a apostar por ti, a invertirte y no evadirte en una serie de justificaciones que solo te han mantenido en la postergación de tu plenitud de mujer.
¿Conoces tu linaje sexual familiar?, ¿sabes de dónde provienen tus bisabuelos, abuelos y tus padres?, ¿cuáles eran sus creencias religiosas, sociales, culturales y sexuales? Es importante porque definitivamente ello impregna tu vida sexual, entre otras cosas, y la forma en que te comportas y te desenvuelves al respecto.
Mujer, te lo digo con todo el respeto que te mereces, mientras te mantengas en este SSPF que fomenta el control y la manipulación hacia los hombres, te seguirás engañando a ti misma, seguirás justificando ante ti misma que fue lo que te enseñaron, seguirás culpando directa o indirectamente al hombre de tu falta de plenitud.
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