Hoy en día pensar que la mujer es menos sexual que el hombre esun rotundo error, ya que debemos considerar que la clara expresiónde la sexualidad es el deseo y éste se manifiesta en todo serhumano, con mayor o menor intensidad e independientemente delgénero.
Los tiempos cambian y con ello las creencias, por lo que pararesolver esta duda acudimos con un experto, el Dr. JoaquínAlejandro Soto Chilaca, psiquiatra, psicoterapeuta, sexólogo ypsiquiatra forense, quien además nos explicó a qué se debe queantes se pensaba que ellas huían de la intimidad más queellos.
Subestimar la sexualidad femenina, asumiendo que son ellas lasque tratan de pasar desapercibidas en el terreno de maneratotalmente intencional, no es casualidad, tampoco es necesariamenteuna responsabilidad directa y se debe principalmente a lassiguientes cuestiones:
•La atribución social de que el acto sexual para la mujer esdoloroso y desagradable y que en consecuencia éste le deberíahacer sentir avergonzada, con culpa y sobre todo miedo ante algúnriesgo de salud o embarazos no deseados. Condenamos a la mujer aesa asociación del sexo como una fuente de malestar einsatisfacción, que la desdeña de sus intenciones de intentardisfrutar de su erotismo de forma placentera y conformarse con laimagen del sexo como un acto insano y sucio.
•En este sentido, aquella que vea al sexo como una fuente deplacer concretiza la expresión de su deseo, que es totalmenteinaceptable y hasta fuera de lugar, consecuentemente la mujer cargacon el perjuicio de silenciar su sensualidad, grave para sí mismay para su pareja.
•Las limitantes sociales previamente descritas motivan lareducción de estímulos que potencien el erotismo femenino,¿dónde está la pornografía, el marketing de doble sentido, losjuegos eróticos, pensados por y para mujeres?
•La promiscuidad masculina se alardea como la más fielmuestra de potencial sexual, en tanto que la mujer para seraceptada, debería ocultar aquellos relatos e historias deexperimentación, ya que de otra forma sería candidata alexterminio de la tan sonada reputación y el adjetivo de“dama”.
•Les imponemos la idea de que el sexo no persigue el objetivode obtener placer y conocer más de sí misma y su pareja, sino dereproducirse.
•La anatomía femenina es más compleja en lo que respecta ala identificación de sus zonas erógenas y hemos inculcado ageneraciones que la exploración no es para nada apropiada,¿Apropiada para qué? No hemos hecho más que promover miedos einsatisfacciones sin permitirles decidir por sí mismas lo que lesgusta y lo que no.
•Imponemos que prioricen y aseguren el ego y satisfacciónmasculinos, aunque ello implique que más de la mitad de lasmujeres que actúen bajo este tenor, se sientan insatisfechas.
•Les hicimos creer que el apetito sexual no se alimenta con eljuego y puesta en jaque de todos y cada uno de sus sentidos,truncamos sus intenciones de hacerse amantes expertas.
Finalmente y no menos decepcionante, este tipo deconsideraciones tradicionales y hasta retrógradas, han aseguradoque siempre existan justificaciones y buenas razones de por mediopara que ellas sean sometidas a malos tratos y vejaciones en laintimidad como parte de su labor de complacencia hacia el sexoopuesto y de lo que jamás habrá ninguna buena razón de pormedio.
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Dr. Joaquin Alejandro Siro Chilaca Psiquiatra, Sexologo,Psiquiatra Forense Director de Mindful: expertos en Salud emocionalwww.vivemindful.com