Hola compañeros lectores, ¿cómo están? Espero que muy bien yque les haya gustado la primera parte de este viaje que les empecéa contar la semana pasada, de la expedición a la isla Guadalupe,cerca de Ensenada, para ver de cerca al gran tiburón blanco.
En el relato me había quedado en que mis compañeros ya estabanen las jaulas… poco a poco comenzaban a llegar los tiburones,mientras la emoción que nos llenaba a todos los que estábamosafuera era indescriptible, pues ya lo queríamos ver.
Finalmente llegó mi turno, lo que había esperado por añosestaba a punto de suceder, con mucha calma me puse mi equipo, tomémi cámara, me acerqué a las escaleras de la jaula y sacando elaire me introduje en las frías aguas del mar.
Pasaron varios segundos en los que me acomodé en el lugarasignado dentro de la jaula, me tomé de los barrotes y esperé aver dentro del profundo azul al tiburón; veía miles de peces,tonos increíbles de diferentes azules, las hélices y el casco delbarco, la otra jaula pero nada del tiburón…
Repentinamente, desde la parte de abajo y hacia arriba aparecióel fantástico animal, era de gran tamaño, calculo unos 4.5 m., laverdad esa primera impresión me dio miedo y mi reacción fuehacerme hacia atrás, ya que pasó muy cerca de nosotros paradespués perderse lentamente dentro de la inmensidad del mar.
Poco a poco fueron acercándose más ejemplares, había unosmás pequeños, de 3 m. aproximadamente (que eran los jóvenes),otros de mayor tamaño y casi todos seguían el mismo patrón: delejos veían la carnada y se marchaban, después pasaban por otrolado la volvían a ver y continuaban con su camino, de repenteaparecían de la nada y por otro lado para asestar la feroz mordidaa “la presa” y llevársela al fondo del mar.
Así pasamos nuestros primeros 45 minutos, ahora el turno de lossiguientes compañeros y así fue el resto del día hasta las 6 dela tarde más o menos, unos entraban y otros salían, nuncaestuvimos más de 5 minutos sin ver un tiburón, eso sí, cuandosales de la jaula el frío es horrible, por lo que ya nos esperancon bebidas calientes y algo de comida para recuperar las energíasperdidas debido al intenso frío; el tiburón siempre busca aguasfrías donde estar.
Una vez que terminamos el buceo ya nos esperaba una rica cenaque nos había preparado la tripulación, con sopa caliente,ensaladas y pastas; algunos después de la cena fuimos a la partede arriba del barco a escuchar música y contemplar el cielo unavez más, claro, acompañados de mezcal, tequila o cervezas…
Y VA DE NUEZ…
Al día siguiente nos volvió a despertar la campana paraavisarnos que ya estaba listo el desayuno, la verdad, muy rico yabundante, había frutas, cereales y huevos al gusto, tododelicioso, la tripulación nos atendió siempre muy bien.
Ahora íbamos a ver al tiburón de diferente manera: nos iban asumergir en la jaula a una profundidad de 15 metros, por lo quetuvimos un briefing, donde nos explicaron lo que iba a pasar ycómo debíamos actuar.
Los grupos ya estaban formados así que nuevamente nossumergimos hasta llegar a esa profundidad. A mí me gustó mucho,cambian los tonos de azul y se puede observar el comportamiento deltiburón más natural, observaban la jaula y se van para despuésregresar por otro lado, algunas veces pasan muy cerca y otras notanto.
A mi entender es un animal perfectamente aerodinámico, bastacon que mueva un poco más rápido las aletas para que salgadisparado a una gran velocidad, eso lo pude contemplar y confirmarcuando otro día un hermoso león marino bebé se nos acercó, eltiburón desde abajo lo vio y en una milésima de segundo fue, parafortuna del bebé, lo aludió con un quiebre estilo Messi y sealejó hacia la costa, error de novatos seguramente.
Así pasamos varios días anclados a unos cuantos metros de islaGuadalupe disfrutando de la helada agua, los hermosos tiburones yel enigma de no poder bajar a la isla por ser un áreaprotegida.
NUESTROS GUÍAS
En uno de esos días me acerqué a Jonathan a preguntarle sobrevarias cosas, me contó que lleva trabajando en esta empresa másde 15 años, que don Fer empezó en La Paz en una panguita a llevarbuzos a un arrecife cercano, para después comprar poco a pocolanchitas y llevar a más buzos a otros sitios, así estuvo algunosaños y después empezó a construir un hotel sobre la marina parafinalmente tener dos grandes barcos y ser la empresa mexicananúmero 1 en hacer expediciones al tiburón blanco.
Actualmente su hijo Fernando es el que se encarga precisamentede estas expediciones, cuando es la temporada. El barco cuenta conuna tripulación de 8 personas, el capitán, 1 motorista, 1 chef yayudante, 1 mesero, 2 marinos y un guía, todos ellos hacen un granequipo y trabajan muy bien, de esta forma evitan el llamado “maldel barco” que es una riña que empieza con 2 tripulantes y acabapor permear a todos.
La empresa se llama Club Cantamar (clubcantamar.com) hacendiferentes tours y expediciones todo el año por diferentes partesde la península de Baja California. Dentro de los principios de laempresa está el ayudar a los diferentes investigadores queestudian el comportamiento de la vida marina, los ayudaninvitándolos a comer, a dormir en el barco a transportar cosas deEnsenada a la isla o con aventones por igual.
También me platicó un poco más sobre la isla, tiene 32 Km. delargo por 10 de ancho, su suelo es completamente volcánico y en elcentro en lo alto existe un gran bosque de pinos, en una de laspuntas existe una pequeña colonia de pescadores de 20 familias, esuna cooperativa que ahí vive prácticamente todo el año pescandolangosta, abulón, ostión, almejas, pepinos de mar y otrasespecies para después venderlas en Ensenada.
Esa isla es la de mayor reproducción de estas especies por lotanto la tienen muy cuidada y respetan completamente los tiempos decrecimiento de los animales, temporadas de vedas y ciclos dereproducción; cada determinado tiempo aterriza un avión parallevarles víveres y a su vez recoger la pesca para llevarla aEnsenada y distribuirla.
También hay una pequeña base naval, en la cual habitan marinosque protegen de invasores o gente que quiera ir a la isla de maneraclandestina, también ayudan a la cooperativa y a losinvestigadores que se quedan en la isla a trabajar. Justoestábamos en esa plática cuando se nos acercó una lancha con dospescadores que ahí vivían, me puse a platicar con ellos un rato,obviamente muy platicones y preguntones, no ven gente muy seguido yme parecieron buenas personas; platicamos un rato sobre sus padres,familias, etcétera.
Cuando me dijeron que me cambiaban unas langostas por unascervezas, la verdad como las cervezas no eran mías y ya quedabanpocas les dije que no podía, pero que con gusto les cambiaba algopor una botella de mezcal, ante lo cual inmediatamente lesbrillaron los ojos y me ofrecieron lo último de la pesca del día:25 langostas de buen tamaño, ¡nada chiquitas! Al igual que aellos también me brillaron los ojos y en 2 saltos estabaentregándoles la botella y recibiendo mis langostas, como les caíbien ¡todavía me regalaron otras 4!
Para qué decirles el festín que tuvimos esa noche, la chef nospreparó una deliciosa sopa de lentejas, un platillo mar y tierraenorme acompañado de una rica ensalada, compartimos vinos,cervezas y la alegría de haber coincidido esos días todosnosotros.
Como anécdota quiero platicarles que cuando al Dr. Mauricio lesirvieron su hermoso plato de carne y langosta, en voz baja mepidió que le pasara mi carne y él me pasaba su langosta, ja, ja,ja; así como a mí se me iluminó la mirada con la langosta, lomismo le pasó a él al probar la carne.
El ambiente entre todos los que íbamos a la expedición fueinmejorable, intercambiamos tips de buceos en diferentes lugares,de trabajo, de filosofías de vida, de deportes y de varias cosasmás. La verdad fue un grupo muy interesante del que aprendí muchoen esta aventura y me dejó muchas cosas positivas. Regresé muycontento y con mucha buena vibra.
Al finalizar el viaje y ya en la marina de Ensenada me despedícon un fuerte abrazo de cada uno de ellos, quedamos dereencontrarnos en un futuro y como me dijo Alex, un nuevo amigo:“Reconozco que nos hizo falta platicar más”, espero que prontonos podamos reunir todos nuevamente.
Quiero mencionar en especial a Miguel y a David, quienes sonexcelentes personas y unos grandes fotógrafos, ellos permanecíanmucho tiempo dentro de las jaulas a esperar el mejor ángulo parafotografiar al tiburón, con ellos tuve buenas pláticas sobre fotoy cámaras, pero creo que eso era lo de menos, lo agradable era latranquilidad que transmitían y lo contentos se veían altransmitirme sus experiencias.
Como queriendo hacer una especie de homenaje a esta aventura quefue muy especial, pero sobre todo al conocer a estos nuevos amigos,invité a ellos dos a que compartieran sus fotos conmigo y poderlaspublicar para que ustedes las disfruten, en verdad estánespectaculares y espero que les gusten.
Bueno compañeros lectores, espero que les haya agradado estereportaje y que pronto se animen a hacer nuevas cosas. Nos vemospronto y que estén muy bien. paco_noriega2001@yahoo.com
