El gluten es una proteína que para algunas personas es muy difícil de digerir ya que lesiona la mucosa del intestino delgado. En algunos casos se incrementa la permeabilidad intestinal o incrementa la respuesta inmunológica del organismo y se produce una reacción de tipo alérgico.
Esto quiere decir que cuando una persona tiene alguna reacción con la ingesta de esta proteína existen dos condiciones: o es celíaca (intolerante al gluten) o solo presenta sensibilidad a este que se encuentra presente en los cereales (trigo, avena, cebada o centeno).
¿CUÁL ES LA DIFERENCIA?
“La celiaquía o intolerancia al gluten es una enfermedad en la que existe una absorción intestinal deficiente causada por una reacción inflamatoria del organismo frente a esta proteína. Tiene un componente genético (es heredada), se diagnostica con pruebas de sangre y una biopsia intestinal. Si no se detecta y se trata a tiempo puede causar graves problemas de salud”, expone Carolina Largaespada López, máster en Nutrición por la Universidad Abierta de Cataluña reconocida por la Utel en México.
Por otro lado, la especialista señala que la sensibilidad al gluten no celíaca es una afección en la que la persona cursa con síntomas gastrointestinales provocados por la ingesta de esta proteína lo que produce una respuesta inmunitaria en el intestino delgado. El paciente deberá de identificar qué alimentos le provocan esto para eliminarlos de su dieta.
¿CÓMO SABER SI SOY INTOLERANTE?
Refiere que la intolerancia se manifiesta al momento que se introduce el gluten en la dieta, es decir, después de la lactancia cuando el pequeño comienza a probar alimentos; al año o año y medio se presentan los primeros signos visibles de la enfermedad: la talla y el peso no corresponden a un niño de su edad, existe desnutrición o incluso anemia, vómitos y diarreas, inflamación del vientre, aftas bucales e irritabilidad.
En el caso de adolescentes y adultos se suman algunos síntomas como retraso en la aparición de la menstruación y características sexuales secundarias, así como dolores de cabeza, pérdida de peso, debilidad en las uñas, infertilidad, aparición de enfermedades autoinmunes, entre otras.
“Por la complejidad del padecimiento, en ocasiones la celiaquía no da mayores problemas a temprana edad, pero al transcurrir el tiempo empieza a manifestarse y es por eso que encontramos diagnósticos tardíos en edad adulta e incluso en tercera edad”, advierte.
SÍNTOMAS Y TRASTORNOS
Debido a que el órgano afectado es el intestino, los trastornos digestivos son los más frecuentes; nos podemos sentir muy hinchados después de comer, sufrir acidez o reflujo, padecer estreñimiento o diarrea sin motivo aparente.
Largaespada detalla que también se puede presentar pérdida de peso, anemia, dolor abdominal, depresión, gases, indigestión, calambres, cambios de carácter, fatiga, menstruaciones irregulares, abortos espontáneos, infertilidad, uñas y cabello frágil, dermatitis herpetiforme, falta de absorción de calcio y otros minerales, así como deposiciones grasientas, pálidas, blandas y pestilentes.
Los problemas de piel pueden ser síntoma de una mala asimilación alimentaria, en el caso del gluten hablamos de “dermatitis herpetiforme”, se manifiesta a través de erupciones cutáneas principalmente en las extremidades.
Aunque sea difícil de creer, esta intolerancia alimentaria puede provocar trastornos menstruales, “en la adolescencia puede haber un retraso en la primera menstruación y aparecer después de los 17 años. En el caso de mujeres adultas se presentan menstruaciones irregulares o ausencia de la misma por largos períodos”, comenta.
En algunos casos la celiaquía es causa de infertilidad e incluso de abortos espontáneos ya que la mujer no tiene los nutrientes necesarios para sostener una vida, asegura la entrevistada quien agrega que esta condición se mejora simplemente dejando a un lado el gluten de la dieta.
EL DIAGNÓSTICO
Para su diagnóstico se debe tener la sospecha de intolerancia al gluten (síntomas), entonces se realizan pruebas serológicas en las que se buscan ciertos anticuerpos que suelen estar elevados en sangre, por último, se hace una biopsia intestinal; estos tres aspectos son necesarios para su confirmación.
“Si presentas algún síntoma te invito a que intentes quitar de tu dieta el gluten para que veas cómo reacciona tu organismo. Si eres celíaco o sensible a esta proteína tu condición mejorará al seguir una dieta libre de gluten, es decir, el tratamiento solo consiste en eliminarlo de tu alimentación”, concluye la máster.