A pesar de que la dieta alcalina surgió hace casi 20 años, ha ganado nuevo protagonismo, quizá por la necesidad de las personas de pretender mantener la salud durante el confinamiento. Pero, ¿qué tiene de real la dieta?, ¿podemos confiar en ella?
La hipótesis de esa dieta dice que la alimentación cambia el pH de nuestros fluidos corporales, es decir, modifica la acidez y alcalinidad en nuestra sangre u orina. Y un entorno alcalino podría ser más beneficioso para el cuerpo, incluso, se dice que ayuda al organismo a combatir enfermedades degenerativas como el cáncer.
Al día de hoy no existe evidencia científica que sustente la mayoría de afirmaciones que se atribuyen a la dieta alcalina. Y lo que es un sin sentido es decir que, llevando el régimen alcalino, se puede arrasar a las células cancerosas, ya que sus orígenes son terriblemente complejos genética y fisiológicamente.
Así que, para entender el concepto de alcalinidad y acidez en nuestro organismo y su importancia, entrevistamos a una especialista.
ACIDEZ Y ALCALINIDAD BALANCEADA
“Para un buen funcionamiento del organismo es fundamental tener un pH saludable, mantener la acidez y alcalinidad balanceadas. Para ello el papel de la nutrición es fundamental. Las vitaminas, los minerales y los oligoelementos como el calcio, el magnesio, el fósforo, entre otros, junto con la hidratación, juegan un papel muy importante”, expone Ángeles Santillana Martín, especialista en nutrición y ciencias de los alimentos de clínica MAYE, Mente, Alimentación y Estética en Zavaleta.
Refiere que el pH (potencial de hidrógeno), es un valor utilizado para medir la acidez o alcalinidad de una sustancia acuosa. La acidez o alcalinidad general del cuerpo se pueden medir en sangre, orina o saliva. El pH neutro es 7; si el número es mayor, la solución es alcalina y si es menor, es ácida. El pH sanguíneo debe estar en 7.35 a 7.45, lo que es ligeramente alcalino.
La contaminación, malos hábitos alimenticios o el estrés acidifican el cuerpo y alteran el pH, entonces la sangre reacciona y roba los nutrientes del resto de órganos vitales para compensar el desequilibrio.
EL PAPEL DE LA ALIMENTACIÓN
La nutrición es fundamental para lograr un balance, asegura la especialista, “si no tenemos este equilibrio podemos llegar a tener un mal funcionamiento orgánico que nos puede llevar a padecer ciertas enfermedades”.
Los alimentos se clasifican según el efecto que tienen dentro del cuerpo después de la digestión y no según el pH que tienen por sí mismos. Para mantener en óptimas condiciones el organismo, lo ideal es una alimentación compuesta por el 70% de alimentos alcalinos y el 30% de alimentos que acidifican.
Los alimentos ácidos y alcalinos son los responsables de los procesos metabólicos, son necesarios para proteger el organismo de enfermedades y deterioro celular. Así que, para lograr una buena salud, es necesario mantener un equilibrio en el consumo de ambos.
Por lo tanto una buena alimentación es la base para mantenernos saludables, subraya la nutrióloga. “En términos generales hablamos de eliminar lo más que se pueda alimentos ácidos, industrializados o procesados que contengan colorantes, saborizantes y conservadores. Preferir una dieta donde los alimentos que se coman sean lo más natural posible, comprar alimentos orgánicos, en la medida de lo posible e hidratarnos constantemente”, apunta.
ALIMENTOS ALCALINOS
Verdura: brócoli, zanahoria, col, coliflor, cilantro, berenjena, algas, ajos, cebolla, hongos y espinacas
Fruta: sandía, manzana, naranja, piña, nectarina, pasas, dátiles, tomate, coco fresco
Proteína: huevo, queso cottage, pechuga de pollo, tofu
Otros: Lentejas, almendras, agua mineral, bicarbonato de sodio
ALIMENTOS ÁCIDOS
Verdura: espinaca cocida y chícharos
Fruta: ciruela pasa, jugos procesados, ciruelas
Cereales: maíz, avena, centeno, arroz blanco e integral, papa
Proteína: carne de res, cerdo, pavo, carnero, mariscos, pescado
Otros: pasta, mermeladas, refrescos, leche, chocolate, alcohol. Harina refinada y azúcar blanca, por lo tanto, todo lo que esté hecho a partir de estas: galletas, pasteles, cereales azucarados.