Por: Mara Rodríguez Masdefiol
Perdonar no es tarea fácil, ya que los eventos de nuestra vidaque son susceptibles de ser perdonados tienen una carga desentimientos muy dolorosos: rechazo, desilusión humillación,traición. Nos sentimos profundamente lastimados y expresamos cosascomo: “Mas lo perdonaré”, “después de lo que hizo,¿todavía perdonarle?”, como si al disculpar le estuviéramoshaciendo un favor al otro. La verdad es que mientras no perdonamos,no podemos tener una paz interior, pues los seres humanos noestamos “diseñados” para tener al mismo tiempo dossentimientos opuestos como el rencor y la paz; la segunda no podrállegar si no nos liberamos del primero. Perdonar es entonces ungran favor que te haces a ti mismo.
Perdonar es posible, por supuesto que lo es, pero es necesariopermitirnos vivir las diferentes etapas que nos llevan a lacuración interior y al perdón; al verdadero, o a ese que es másracional que real, cuando decimos, “ya le perdoné”, perotenemos insomnio crónico, (si no es por causas orgánicas), omanejamos la llamada agresión pasiva hacia esa persona, comoridiculizarla en público, hacer bromas sarcásticas y pesadas conrespecto a él o ella, “olvidar” citas, cumpleaños o cosasimportantes para esa persona, o quizás tener “accidentesinvoluntarios”, como quemar su pantalón favorito, tirar el cafésobre sus papeles, etc. Claro, “involuntariamente”. La verdad,todos estos incidentes son indicativos de que estamos en negación,la cual es una respuesta psicológica activada por nuestroinconsciente, que nos impide aceptar nuestro resentimiento porquereconocerlo nos haría sentir malos o avergonzados.
Cuando salimos de esa negación y reconocemos nuestro rencor yresentimiento, cuando aceptamos que en realidad no hemos perdonado,entonces damos un gran paso hacia el perdón. Como resultado deesta aceptación, de forma inevitable entraremos a otra etapa dondemuy probablemente experimentaremos la culpa; podemos creer que dealguna manera somos los causantes de lo sucedido. Nos repetiremosen nuestro interior pensamientos como: “si hubiera sido midelgada…”, “si hubiera sido mi cariñoso…”,”si mehubiera dado cuenta a tiempo…”, “si hubiera hecho…”,“si no hubiera hecho…”
Ante esto es necesario hacer un inventario de las situaciones ocomportamientos de ambas partes que propiciaron ese evento dolorosoen nuestra vida, para darnos cuenta de que sólo tenemos una partede responsabilidad. Y algo muy importante: no evaluemos el pasadodesde la mirada, la experiencia y la madurez del presente, ya queen aquel momento hicimos lo mejor que pudimos y usamos las únicasherramientas de que disponíamos entonces.
Para dejar de sentir culpa, la cual es un sentimiento muydifícil de tolerar, inconscientemente nos movemos hacia otra etapaen la que nos ubicamos en el papel de víctima; así volcamos todala responsabilidad de lo sucedido en el otro. Pensamos y expresamosaseveraciones como “me hizo”, “pobre de mí, yo que siempreme porté tan bien, me trató tan mal”, etc. La actitud devíctima es tan cómoda que hasta puede resultar peligrosa, puestoque podemos quedarnos años o el resto de la vida atorados en esaetapa en que todos tienen la culpa menos yo, en que todos sonresponsables de mi vida y mis sentimientos, excepto yo. Porsupuesto, la víctima no es feliz y vive una constante sensaciónde vulnerabilidad y baja autoestima.
Para salir de esta postura de víctima es necesarioconfrontarnos decididamente a nosotros mismos, de manera que cadavez que nos oigamos quejándonos de lo que nos pasa, nos pregonamos¿por qué sigo soportando esto?, ¿por qué sigo en esta relaciónde pareja donde sufro tanto?, ¿por qué no renuncio a este empleoy busco uno que me satisfaga?, ¿por qué sigo permitiendo tal ocual abuso o maltrato? Respóndete honestamente, y tal vezencuentres respuestas como: “sigo en esta relación porque nopuedo mantenerme sola, o porque tengo miedo de vivir solo, o porcuidar una imagen social”, “soporto este abuso porque no soycapaz de poner límites, o porque no quiero perder la futuraherencia, o para que digan que soy muy buena o bueno, o por simpleflojera o comodidad”.
Entonces te darás cuenta de que simplemente estás pagando unprecio a cambio de lo que esa situación te proporciona, o dicho deotra manera, estás soportando eso porque encuentras gananciasconvenientes para ti. Y siendo así, ¿por qué te quejas? La vedades que tampoco somos ningunos inocentes: herimos al otro, y demuchas formas nos cobramos las “facturas” que nos debe.Créeme, mientras no dejemos de sentirnos víctimas no podemosperdonar y vivir en paz.
Al dejar la etapa de víctima sin duda tendremos que entrar encontacto con uno de los sentimientos más inaceptables socialmente:la ira. Es tan difícil reconocer “¡tengo mucho rencor hacia mihijo, madre, padre, pareja, hermano,”! Pero si somos tanvalientes para aceptarlo, podremos trabajar con nuestra ira paraliberarla, haciendo cosas como escribir cartas dirigidas a lapersona con la cual estamos resentidos, y que por supuesto no lavamos a entregar. En ellas le permitiremos a esa parte nuestra tandolida y resentida desahogarse, expresar todos sus reclamos, todosu dolor, toda su ira, y después de horas, días, semanas o meses,cuando estemos listos para hacerlo, quemaremos esas caras dejandoir esos sentimientos que tanto estorban la felicidad. También esmuy útil buscar ayuda profesional para liberarnos de la ira ytodos los sentimientos insanos involucrados en esta vivencia.
Esto función; después de algún tiempo, comenzaremos a ver laluz, notaremos que aquellos sentimientos tan intensos y abrumadoresse han diluido, o por lo menos han bajado de intensidad.
Entonces estaremos listos para rescatar todo lo bueno que esaexperiencia nos dejó, para reconocer cómo gracias a ella nosfortalecimos, aprendimos, maduramos, crecimos.
Ese incidente sucedió, lo viviste de la mejor manera quepudiste, te causó dolor, pero tú tienes la alternativa deutilizar esa experiencia para aprender y crecer o para llenarte deamargura y rencor, la decisión es tuya. Y quien elige la primeraopción puede comprender las palabras de Víctor Frankl cuandoexpresó: “Sólo existe el perdón cuando te das cuenta de que enrealidad no tienes nada que perdonar”. Todo es parte de un granaprendizaje.
* Tanatoterapeuta, trabajos con pérdidas, duelos,angeloterapia. Niños, adolescentes y adultos. Tel:2221-199224