Intentar vivir una vida feliz no se trata de suprimir las emociones negativas o pretender sentirse alegre todo el tiempo, ya que todos los días las personas enfrentan la adversidad y es completamente natural tener sentimientos como ira, tristeza o frustración como resultado. Sugerir lo contrario sería negar parte de la condición humana.
Desde la infancia los padres te educan de acuerdo con lo que está bien y lo que no, de qué manera debes de comportarte y de qué manera no, e incluso, qué emociones sí puedes sentir y cuáles no, es por eso que gran parte de la culpa viene de nuestra educación y cultura.
“Las emociones son reacciones fisiológicas y psicológicas que experimentamos frente a diferentes estímulos y se pueden clasificar en 5 básicas que son: enojo, alegría, tristeza, miedo y asco”, comenta Adán Contreras Contreras, psicólogo y tallerista en LU-NA Espacio de Desarrollo Integral Humanista A. C. De esta clasificación se pueden considerar como negativas aquellas que producen un malestar o incomodidad cuando las experimentas.
Se podría decir que el enojo, la tristeza, el miedo, el asco y todas aquellas que de ellas se derivan, podrían considerarse como desaprobadas y no son bien vistas, ni por los progenitores ni por la sociedad, motivo por el cual se castigan o se reprimen.
Se nos ha hecho creer que no debemos externar estas emociones, debido a que pueden denotar debilidad, agresividad, cobardía, entre otras etiquetas, por lo que regularmente se trata de reprimirlas y llega un punto en el que, al no expresarlas, se explota o se convierten en problemas físicos y psicológicos crónicos que afectan por años a quienes los padecen, asegura Adán y como resultado pueden crear enfermedades como urticaria, gastritis o ansiedad, por mencionar algunos ejemplos.
Los diferentes tipos de emociones tienen que equilibrarse unas con otras teniendo en cuenta cada contexto, pero todas ellas son necesarias para el crecimiento físico, mental y social. Por tanto, no es bueno dejar de utilizarlas como herramientas para el aprendizaje. Es por eso que la idea de que nunca deberías sentir emociones negativas es realmente engañosa.
¿TENEMOS QUE ESTAR SIEMPRE FELICES?
En sí, todas las emociones conllevan procesos químicos dentro de nuestros cuerpos y lo mismo pasa con la felicidad. “Nuestro cerebro segrega sustancias que nos ayudan a sentir placer, tranquilidad o plenitud cuando estamos atravesando por una buena etapa, hemos conseguido algo que queremos o estamos satisfechos con nuestra vida. Sin embargo, esta segregación no puede ser continua, por lo que podríamos decir que hasta cierto punto es imposible estar todo el tiempo, contentos”, enuncia Adán. Lo cierto es que puedes buscar este estado de bienestar continuamente, todo con el fin de estar bien la mayor parte del tiempo. Sin embargo, la idea que nos han vendido por años de que siempre tienes que ser feliz también es incierta.
LAS EMOCIONES NEGATIVAS DURANTE LA CONTINGENCIA
“Todas las emociones que llegas a experimentar son, hasta cierto punto, reacciones naturales frente a este problema, ya que es una situación muy delicada en la que todos estamos en riesgo y ha llegado a impactar nuestras rutinas directamente”, asevera el especialista.
Es normal sentir miedo, temor o incertidumbre sobre el futuro, pero lo que no es normal es caer en estados de angustia donde el pánico te paralice o la incertidumbre te afecte físicamente quitándote el hambre, el sueño o las ganas de atender tus deberes. Según Adán, es importante que identifiques si la emoción que estás experimentando te produce ansiedad y descontrol, que te enfoques en relajarte y centres tu atención en otras actividades que te ayuden a normalizar tu estado.
Lo que Contreras aconseja es que aproveches este tiempo para conocerte a ti mismo, ya que solo tú tienes la capacidad de identificar aquellas emociones que te pueden ayudar o afectar en esta etapa tan difícil que nos tocó vivir. “No caigas en la desesperación, recuerda que es tu cuerpo y tú lo puedes controlar. Te recomendamos ejercicios de respiración, ejercicio físico con tutoriales en internet, hacer video llamadas a tus seres queridos, aprender a cocinar nuevas recetas, retomar lecturas pendientes o aprender algo nuevo”, sugiere.
La clave está en enfocar tu atención a otras actividades. Mantén tu mente ocupada y podrás minimizar los estragos de las emociones negativas en esta contingencia.
EN CONCLUSIÓN ¿SON BUENAS O SON MALAS?
Experimentar las emociones consideradas negativas nos pone en alerta, nos prepara para huir o nos aleja de cosas o situaciones que podrían causarnos daño, por lo que es importante darte un tiempo para analizar cuáles son los estímulos que te producen estas emociones y cómo reaccionas ante ellos.
¿Recuerdas la película de Pixar “Intensamente” (Inside out)? ¡Sí!, esa en donde las emociones básicas son las protagonistas en la mente de Riley (una niña de 11 años); pues bien, es el mejor ejemplo para entender el poder positivo de lo “negativo”, cuando la tristeza es sorprendentemente útil para organizar los pensamientos de Riley y, al final, logra salvar la historia.
Entonces, el experto concluye que las emociones negativas no son del todo malas, siempre y cuando no te dejes llevar por ellas y puedas controlarlas para tu provecho.
Si bien es cierto que experimentar estas emociones no es algo agradable, también es verdad que son un mecanismo que nos ha ayudado desde siempre para adaptarnos a nuestro entorno Adán Contreras