La sexualidad es integral porque en ella se encuentran fuerzas de energía que te exigen ir más allá del “yo”, pero al mismo tiempo vas más allá a través del “yo”. Por lo tanto, si quieres vivir el éxtasis de la sexualidad, negando tu cuerpo no lo lograrás, pero si te pierdes en los placeres de tu cuerpo por medio de tu “yo” limitado nunca alcanzarás el éxtasis que va más allá del orgasmo.
La fuerza briosa de la sexualidad requiere de un plan y un compromiso, pero sobre todo de consciencia, porque de lo contrario tu sexualidad permanecerá dirigida por tu personalidad basada en el ego, es decir, en tu yo.
Si esto es así, significa que decisiones, fantasías, deseos, obsesiones y necesidades dirigidas desde paradigmas como: “si debo o no debo hacer esto…, creo que… o no creo…, yo sé que esto es bueno y que aquello es malo…, tengo que lograr tenerla/o… o no tengo suficiente para…”, sexualmente hablando.
En pocas palabras, las fuerzas que rigen la sexualidad mueven una poderosa energía que, si es usada de forma inadecuada, se desborda causando conflictos en tu intimidad.
Es importante que comprendas que el adecuado uso de tu energía sexual genera en ti riqueza y la capacidad para plasmar en tu realidad aquellos propósitos que no tienen que ver únicamente con el placer.
Para usar adecuadamente tu energía sexual has de saber liberar las fuerzas que la rigen desde el ser y no desde el ego. El Ser te conduce por un sendero natural, que va de la pasión al amor y llega al éxtasis expansivo de unidad, pero este Ser ha de acompañarse del ego, de tu yo, y para ello has de tener un plan ordenado, que fije la dirección hacia la cual quieres dirigir tu energía sexual puesto que, en la intimidad, hay un momento en el que tienes que liberar la fuerzas para que la energía sexual fluya en libertad espontánea. Sin embargo, esas mismas fuerzas liberadas desde el ego, limitan la pasión y bloquean la energía sexual, limitándola a niveles puramente genitales.
Si tu vida sexual es poco exitosa que sólo te mantiene en los planos del placer y, en muchas ocasiones ni en eso por tus prejuicios y creencias, es porque te mantienes en esquemas de ignorancia, flojera, rigidez y/o enfermedad. Esto quiere decir, entre otras cosas, que tu sexualidad la diriges desde tu ego; ello divide y distorsiona la realidad de la energía sexual porque tu “yo” buscará sentir placer, sin conducir adecuadamente la energía sexual.
Si manejas la energía sexual desde la excitación únicamente, limitas la expansión de tu ser, aunque la misma excitación implique ya un encendido o activación de la energía sexual por el orgasmo durante la práctica genital.
Si quieres ir más lejos en tu sexualidad has de conocer las fuerzas de impulso del sexo y aprender que la seducción es mucho más que un método para satisfacer tus deseos.
Comprender que la energía sexual se desperdicia si solo la dejas a nivel de la excitación genital, que tiene su mayor pico en el orgasmo -si bien te va-, no es sencillo, puesto que cargamos un gran costal de limitaciones familiares, sociales, culturales, religiosas, políticas, económicas y científicas.
Todas ellas forman una serie de bloqueos que te nublan la visión de una sexualidad plasmada de amor y éxtasis que, por supuesto, incluye la pasión, la excitación y el orgasmo, solo que con propósitos dirigidos desde tu ser, que le dan dirección a tu personalidad egótica, a tu “yo”, a esa persona con limitaciones que crees que eres.
Tu energía sexual está disponible para ti todo el tiempo y se mueve a través de tu sexo y tu placer, sin embargo, por una mala seducción esta se desperdicia y se bloquea en el hombre por la entrepierna y en la mujer por la entreteta.
La energía sexual busca, fundamentalmente, unificar dos cuerpos para que entre ambos crezca esa energía y se expanda, para que dé nacimiento a una fuerza aún más poderosa, pero hace falta aprender a subir esa energía de la zona genital hacia el pecho y más allá de la cabeza.
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