/ domingo 9 de septiembre de 2018

Hambre emocional: aparición repentina por comer un antojo

Debe atenderse con apoyo psicológico profesional

El estrés, la ansiedad o la tristeza pueden llevar a las personas a buscar, sin control, comida rica en carbohidratos y azúcares, aunque el ocio es un factor que se suma a esta condición, que puede derivar en obesidad o sobrepeso.

La psicóloga Circe Montes de Oca afirmó que en algún momento de la vida, las personas atraviesan por situaciones emocionales que las llevan a comer más de lo normal y advirtió que en algunos casos, se convierten en una condición que pone en peligro la salud de éstas.

La especialista explicó que el hambre emocional se deriva de situaciones de incomodidad que buscan superarse mediante alimentos ricos en carbohidratos y azúcares.

“El hambre emocional es una respuesta psicofisiológica; todos en algún momento hemos pasado por algún episodio de hambre emocional, que es tener la sensación de hambre, pero sin justificación”, detalló.

Precisó que uno de los síntomas que permiten distinguir al hambre emocional del hambre física es en la primera, una aparición repentina por comer un antojo específico, aunque la persona en realidad esté satisfecha.

Comentó que muchas personas no saben darle un manejo adecuado a sus emociones, y desde pequeñas aprenden a condicionar alimentos dulces y carbohidratos como una medida de darse placer, de sentirse bien.

Por ejemplo, detalló, "cuando éramos niños nuestra mamá nos decía que si nos acabábamos las verduras nos daba un postre; el problema de esto es que los carbohidratos y los dulces se convierten en premio y asociamos la comida con el tema de darnos placer".

Además, señaló que las personas con más episodios de hambre emocional son aquellas que no saben cómo manejar sus emociones, son personas con un estilo de vida alimentario poco seguro, por estilos de vida complicados que exigen resolver el hambre con lo que se tiene a la mano.

“La forma de resolver el hambre emocional es con un apoyo psicológico profesional, que tiene que ver con herramientas psicoemocionales para que ese problema, que es el trampolín emocional hacia la comida, se resuelva”, sostuvo.

De acuerdo con Montes de Oca, la mejor manera de atender los problemas de sobrepeso es de manera integral, ya que este padecimiento es multifactorial y no sólo se limita a lo que se come sino a cómo se come.

Enfatizó que es importante identificar los factores que pueden desencadenar el hambre emocional, entre ellos, el ocio es uno de los que se deben considerar.

El estrés, la ansiedad o la tristeza pueden llevar a las personas a buscar, sin control, comida rica en carbohidratos y azúcares, aunque el ocio es un factor que se suma a esta condición, que puede derivar en obesidad o sobrepeso.

La psicóloga Circe Montes de Oca afirmó que en algún momento de la vida, las personas atraviesan por situaciones emocionales que las llevan a comer más de lo normal y advirtió que en algunos casos, se convierten en una condición que pone en peligro la salud de éstas.

La especialista explicó que el hambre emocional se deriva de situaciones de incomodidad que buscan superarse mediante alimentos ricos en carbohidratos y azúcares.

“El hambre emocional es una respuesta psicofisiológica; todos en algún momento hemos pasado por algún episodio de hambre emocional, que es tener la sensación de hambre, pero sin justificación”, detalló.

Precisó que uno de los síntomas que permiten distinguir al hambre emocional del hambre física es en la primera, una aparición repentina por comer un antojo específico, aunque la persona en realidad esté satisfecha.

Comentó que muchas personas no saben darle un manejo adecuado a sus emociones, y desde pequeñas aprenden a condicionar alimentos dulces y carbohidratos como una medida de darse placer, de sentirse bien.

Por ejemplo, detalló, "cuando éramos niños nuestra mamá nos decía que si nos acabábamos las verduras nos daba un postre; el problema de esto es que los carbohidratos y los dulces se convierten en premio y asociamos la comida con el tema de darnos placer".

Además, señaló que las personas con más episodios de hambre emocional son aquellas que no saben cómo manejar sus emociones, son personas con un estilo de vida alimentario poco seguro, por estilos de vida complicados que exigen resolver el hambre con lo que se tiene a la mano.

“La forma de resolver el hambre emocional es con un apoyo psicológico profesional, que tiene que ver con herramientas psicoemocionales para que ese problema, que es el trampolín emocional hacia la comida, se resuelva”, sostuvo.

De acuerdo con Montes de Oca, la mejor manera de atender los problemas de sobrepeso es de manera integral, ya que este padecimiento es multifactorial y no sólo se limita a lo que se come sino a cómo se come.

Enfatizó que es importante identificar los factores que pueden desencadenar el hambre emocional, entre ellos, el ocio es uno de los que se deben considerar.

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