Por: Mara Rodríguez
Los padres en general, tenemos una enorme necesidad de parecerperfectos ante los ojos de los demás. Muchos, en lugar dereconocer y atender los problemas familiares, los ocultan a costade lo que sea, para que nadie se entere y aparezcan como “lafamilia perfecta”, “la familia feliz”.
Con mucha frecuencia también, se sacrifican al amor, laautoestima, o el bienestar de los hijos, con tal de que estos seanvistos como “perfectitos”, que a mí en lo particular mepreocupa tanto. Sí en realidad me preocupan los hijos“perfectos”, esos que nunca desobedecen o cuestionan normasaunque sean absurdas y castrantes, los que siempre sacan dieces,que nunca fallan, y que en pocas palabras todo lo hacen“perfecto”.
Me preocupa porque viven bajo una intensa presión por superfección, porque de ella depende no solo la autoestima de suspadres sino también el valor que se conceden a sí mismos. Loshijos “perfectos” dan sentido a la vida de sus padres y alhecho de que permanezcan juntos. A costa de su propia paz mental osalud física, DEBEN seguir siendo perfectos y obteniendo un 10 entodas las áreas de su vida.
Los padres de hijos “perfectos” los presumen a diestra ysiniestra: sus calificaciones intachables, sus premios, sus grandesvirtudes y todas las facetas de su perfección. Aunque a un nivelpuede resultar muy gratificante obtener tanto reconocimiento de suspadres, en otro nivel, más profundo, estos hijos viven contremenda presión, sabiendo que si fallan, causarán unadesilusión a sus padres.
Sienten también que el amor de estos se debe a que sonperfectos, y temen de que si dejan de serlo corren el riesgo deperder ese amor. Los hijos perfectos, experimentan constantementealtos grados de estrés, y éste siempre es la fuente desomatizaciones físicas y emocionales que se pueden complicar, porejemplo migrañas, gastritis, colitis, contracturas musculares,etc. Es imposible sostener ese grado de estrés constantemente sinafectar otras áreas de la existencia.
Esa necesidad de que los demás nos vean como padres perfectos,que educan hijos perfectos, se manifiesta de muchas maneras en suvida. Por eso es básico respetar el temperamento y la personalidadde nuestros hijos, y darnos cuenta de que no porque saquencalificaciones perfectas o destaquen en algún deporte o tenga surecámara perfectamente levantada, signifique que mi hijo se sientafeliz o vaya a funcionar como una persona exitosa o vaya a ganarmucho dinero.
Lo que sí es importante es darle a nuestros hijos lasherramientas para obtener lo que desean, como disciplina,constancia, perseverancia, que desarrollen voluntad, trabajen latolerancia a la frustración, etc. Eso sí les va a servir muchopara lograr sus objetivos, pero no hacerlo para que nos hagansentir orgullosos y buenos padres, o para que resuelvan lo quenosotros no pudimos resolver.
Mejor dale a tus hijos amor con límites, responsabilidades,déjalo que aprenda que, ante una acción siempre hay unaconsecuencia; esto va a formarles el carácter y eso es un puntobásico para que logren lo que busquen.
Seamos conscientes de esto, para que la próxima vez que lellamemos la atención a un hijo, le exijamos hasta el grado de laperfección, o insistamos en que cambie algo de su personalidad, lohagamos por amor a él, porque es bueno para su vida, y no porquedeseemos que sea “perfecto”, para nosotros parecer padres“perfectos”.
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