Los hilos tensores tienen muchas propiedades tremendamente beneficiosas, una de ellas es que son reabsorbibles, lo que hace que se estén utilizando cada vez más para tratamientos de estética, y en concreto de estética facial.
A medida que pasan los años, los músculos faciales comienzan a perder su tensión y tienden a hacer que nuestro rostro envejezca. Esto provoca que nuestros pómulos, por ejemplo caigan poco a poco, y provoque que nuestra expresividad facial no sea la misma, con el consiguiente efecto anti-estético.
Los hilos tensores nos ofrecen la posibilidad de revertir esta situación, sin efectos secundarios ya que se trata de un compuesto totalmente reabsorbible y biocompatible con el organismo, sin tiempo de recuperación.
Se puede realizar tanto en pacientes jóvenes que quieran un rostro más delgado como en pacientes con signos de envejecimiento de leve a moderado. Durante este tratamiento destacan dos cosas respecto a posibles técnicas alternativas, la primera de ellas es que no necesita anestesia local ni general, y además la duración del tratamiento va desde los 2 hasta los 4 años.
El efecto final del tratamiento es a los 2 meses de la aplicación, es entonces cuando se considera un retoque. Al momento de la aplicación la mejoría es solamente del 20%. Con el tiempo se verán cambios progresivos.
El profesional que va a realizar la colocación de los hilos tensores debe estar debidamente cualificado, y la técnica que sigue consiste en, poco a poco y utilizando pequeñas agujas como herramienta, colocar los hilos tensores dentro de nuestro rostro, tensando los músculos y devolviéndolos a su posición y estado deseados, lo cuáles previamente se han diseñado en el estudio personalizado.
Tras la sesión, el paciente puede seguir desarrollando su vida cotidiana con total normalidad.
*Cédula CPEYR 002008.
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