El mundo de la sexualidad yace en ti desde lo más profundo hasta lo más externo. Tu sexualidad depende mucho de tus creencias, de tu herencia, de tu sociedad y cultura, de tus convicciones religiosas y de tus propias experiencias de vida con sus consecuentes prejuicios y juicios. Todas estas variables te dan la sensación de conocerte sexualmente, pero ello solo te muestra parte del horizonte sexual.
La energía sexual es el eje de tu sexualidad y debe de fluir, pero el hombre debe concientizar que al eyacular se vacía de esa energía poderosa pues es la semilla sagrada de la sexualidad masculina. Al eyacular en la vagina la mujer se sobrecarga emocionalmente y ello genera en ella reacciones de exceso emocional aparte de que la duración del acto de copulación se deteriora y se corta.
Muchos hombres tienen la firme creencia de que eyacular es sinónimo de orgasmo masculino y eso es mera ignorancia porque con cada eyaculación va perdiendo la fuerza natural de su energía sexual y se pierde en consecuencia su voluntad para materializar muchas cosas en su vida.
Como hombres, han de comprender que las mujeres no son recipientes en los cuales se descargan de sus necesidades, obsesiones y fantasías, mismas que los mantienen esclavizados y dependientes de eso, entrando en círculos viciosos de quiebre interno porque los limitan disminuyendo su horizonte sexual.
Debido a tantos condicionamientos, muchas mujeres necesitan largo tiempo en la intimidad para poder abrirse porque sus experiencias con lo masculino han sido desagradables, porque la agresividad ha estado presente, porque se encuentran paralizadas o bloqueadas ante el sentir placer.
Sin embargo, es necesario comprender el aspecto de la genitalidad y sus efectos dentro del contexto del horizonte de la sexualidad.
Antes de entrar en materia de sexualidad y genitalidad, comento que la piedra angular de estas es el cuerpo físico, sin éste, cualquier manifestación sexual es prácticamente imposible. Todas las religiones proclaman al cuerpo como pecador e indigno, de una u otra forma han sido formadas por hombres y han rechazado a las mujeres, por ejemplo, el jainismo de la India, dice que con un cuerpo de mujer nadie puede liberarse hacia la consciencia elevada de la sexualidad, lo paradójico es que también enseñan que cuerpo y alma están separados, que el alma no es ni masculina ni femenina, que el crecimiento y evolución del ser humano se da en el alma y no en el cuerpo. ¿Contradictorio verdad?
Lo que sucede es que el objetivo principal se enfoca en la división y el conflicto. Se trata, por tanto, de rechazar a las mujeres porque, en realidad, se rechaza la vida y la Fuerza Vital es en realidad Energía Sexual y, en consecuencia es Fuerza de Vida en constante evolución, co-creación y reconocimiento de las cualidades sexuales. Así, si se rechaza a las mujeres, se rechaza la vida, la creatividad y la plenitud.
La forma más elemental de destruir la vida es separar a los hombres de las mujeres y transformar todo lo natural de la sexualidad en una conquista que, entre otros aspectos, evita a toda costa cualquier disfrute, amor o cosa jugosa porque el sexo actualmente va teñido de culpa, miedo, represión y sabor a pecado.
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