Ignacio Doménech Puigcercós, fue un beneficiado de la sabiduría y la formación del paladar, además fue un ilustrado, escribió una veintena de libros, publicó revistas, todos relacionados con la comida, la cocina, la repostería, etc. Fue sin duda uno de los grandes gastrónomos del final del siglo XIX y vivió hasta la mitad del XX.
El aventurero Zalacaín había dejado un recado con el librero de costumbre en la calle de Donceles, mientras comería en La Ópera.
Tres horas más tarde el librero le llamó para anunciar la localización de un texto de Ignacio Doménech relacionado con el tema solicitado. Los presuntos consejos papales sobre la ingesta de comida. Aun así, el documento tenía un valor especial.
Zalacaín lo compró y lo leyó en la misma librería:
“… De igual modo que Horacio, que era un entusiasta y devotísimo admirador de Plinio, de Rufo, Festo, Avenio y algunos otros, le gustaba componer poesías en forma de carta confidencial, en cuyo texto introducía el lenguaje familiar dando consejos á sus semejantes. Su última obra de este estilo es una epístola dirigida á Fabricio Rufo, personaje imaginario como puede comprenderse, aconsejándole, si es que quiere vivir en buena salud y llegar a ser viejo, que huya de toda glotonería, practicando siempre la más prudente sobriedad.
“Dice, empezando el Padre Santo dirigiéndose á su amigo imaginario: ‘Si quieres gozar de una vejez dichosa, ten tu mesa con manteles blancos, y pon encima vajilla modesta tan reluciente como limpia. Bebe siempre del vino más puro que puedas adquirir, porque el verdadero vino anima y fortalece; pero bebe poco y sobre todo no desprecies el agua fresca y cristalina, porque éste es uno de los dones más preciosos que hemos recibido de la Naturaleza.
‘Cuida mucho de que tu pan esté amasado con buena harina y que esté bien cocido. Aliméntate con las carnes del pollo, ternera y carnero, pero masticándolas bien’.
“Recomienda también Su Santidad las legumbres cocidas y verduras crudas bien sazonadas. Hace el mayor elogio de los huevos, y dice de ellos que al plato ó sur le plat, como dicen los franceses, hervidos, en tortilla, en fin, de todas maneras, son excelentes. No menor entusiasmo manifiesta por la leche: ‘Una copa de leche pura y espumosa es una gran medicina. Ella te nutrió cuando eras niño y te nutrirá cuando seas viejo’”.
Doménech menciona como postres la miel, fruta madura, manzanas, después café bien caliente y a sorbos.
“Con este sistema de alimentación-agrega- se puede conservar indefinidamente la salud y llegar á ser viejo”.
Más adelante el Papa León XIII condena la glotonería, las mesas suntuosas, las salsas especiadas, el tocino, el foie gras y la variedad de vinos en una sola comida.
León XIII (1810-1903) seguramente practicó sus consejos pues vivió 93 años.
elrincondezalacain@gmail.com
YouTube: El Rincón de Zalacaín
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