Hola queridos lectores gracias nuevamente por recibirme en sus hogares, en esta ocasión y gracias a que un grupo de amigos me pidió que los guiara a través de un recorrido turístico religioso, los llevé a visitar el templo de San Marcos y la pequeña capilla a su lado, San Ildefonso, me pareció interesante compartirles esta visita, comencemos:
El templo de San Marcos está localizado en la esquina de la avenida Reforma y el cruce de la 9 Sur- Norte; al lado de este majestuoso templo está la capilla de San Ildefonso, un poco escondida pero no menos importante. Comencemos por la historia de esta capillita, fue construida según crónicas a mediados del siglo XVII, para darle servicio espiritual al hospital de indios, al cual está anexo, hoy en día, oficinas de gobierno; como dato curioso, toda su sillería fue desmantelada a mediados del siglo XIX, durante la época juarista, y reinstalada íntegramente en el salón Paraninfo del edificio Carolino. Actualmente esta capilla por cuestiones de seguridad, está fuera del uso religioso.
El templo de San Marcos según crónicas fue construido en el año de 1675, como capilla de la cofradía de la preciosa sangre de Cristo, al año siguiente se le cambia el nombre por el de la cofradía de San Marcos Evangelista, en 1769, casi cien años después es erigida como parroquia de San Marcos, en el año de 1797, se termina su fachada de petatillo con sus nueve imágenes de talavera y en el año de 1837, se termina su única torre, la cual como dato curioso, es una de las pocas torres eclesiásticas que han sobrevivido todos los ataques e invasiones que han sufrido la ciudad en su historia, ya que la mayoría fueron destruidas y algunas reconstruidas a través del tiempo.
Esta iglesia tiene dentro de su diseño varios datos curiosos, es el único que tiene separados de su estructura los contrafuertes que la sostienen, la mayoría de templos de la época, los contrafuertes están anexados a sus muros, dentro de los espacios entre estos había habitaciones, las cuales fueron demolidas en la década de los 40s, para resaltar la belleza arquitectónica de este.
En algún lugar de su atrio están enterrados los restos del insurgente Miguel Bravo, gran combatiente de la época de la independencia, el cual en su honor se construyó el Paseo Bravo, pero por azares del destino sus restos fueron removidos tantas veces de sus sepulturas, que acabaron siendo perdidos.
Fue hasta las festividades del bicentenario en el año 2010, en que un grupo de historiadores poblanos, se abocaron a la tarea de indagar cuál sería su destino final y por pura casualidad existe en los archivos de la parroquia un documento en donde indica que estos fueron enterrados en el atrio del templo, sin indicar el lugar exacto y como homenaje póstumo develaron una placa de talavera, colocándola en la base de una columna, la cual está actualmente en este atrio, y el paseo Bravo, el cual fue construido en su homenaje, cambia su nombre a Nicolás Bravo, en honor al poblano que ocupo la gubernatura por tres periodos después de consumada la independencia.
Soy Jorge Eduardo Zamora Martínez, agradezco el favor de tu atención, mi correo a su disposición profelalo2002@hotmail.com, mis paginas Eduardo Zamora Martínez y Lalo Zamora, WhatsApp: 2 12532690 y Twitter: @elbaronrojo62, se despide de ustedes su amigo El Barón Rojo, hasta la próxima.