Aquí te mostramos cuatro sencillos pasos para poner límites a tus hijos y de esa manera poder efectuar cambios verdaderos
TENER CLAROS LOS LÍMITES A PONER
A veces queremos poner límites cuando las situaciones están en su punto más delicado, en los momentos más difíciles, lo cual es un error, ya que lo ideal es analizarlos y establecerlos en un momento adecuado, definir con precisión qué es lo que vamos a pedir, es bueno pensarlos con tiempo y anotarlos.
PEDIRLOS DE MANERA INTELIGENTE
La idea de poner límites es que tengas éxito en la ejecución, no tiene sentido pelear o perder energía o esfuerzo por dejarlos claros, porque precisamente se ponen para tener paz y tranquilidad. No caigas en aquello de que “para obtener paz, se debe hacer la guerra”.
CONSECUENCIAS CLARAS
Los límites solo funcionan cuando hay consecuencias claras, determinadas y anunciadas con anticipación, para el caso de que no se respeten, de lo contrario sería castigo no consecuencia. La idea de las consecuencias es generar responsabilidad. Solo cuando las personas tienen la opción de elegir es cuando crecen en responsabilidad, así que las consecuencias se advierten y son acorde al límite que se está trabajando.
TENER PLENA CONSCIENCIA
Los límites generan reacciones en los demás, ya que las personas se acostumbran a no tenerlos e incluso con el tiempo crean un derecho. Cuando quieras cambiar las cosas, lo más normal es que haya una reacción en defensa de ese “derecho”, esto se debe considerar de manera seria.
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