/ domingo 10 de junio de 2018

La infidelidad, ¿benéfica en algunas parejas?

Poco a poco se dispersa el rumor

Poco a poco se dispersa el rumor de que la infidelidad es un ingrediente que juega a favor de la estabilidad de pareja, cuando esta viene a la rutina como medio protector ante la monotonía y la frustración. Este creciente interés obtenido a partir de la experiencia de una pareja que permiten de mutuo acuerdo que alguno de sus miembros se involucre sexualmente con otra persona se denomina “Cuckolding”, lo que en palabras sencillas alude al cornudo ¿pero realmente el engañado experimenta placer al adoptar este papel?

Probablemente, desde el punto de vista tradicional, el cornudo sufre el engaño y la incertidumbre, pero desde esta tendencia, ser el cornudo es una faceta moderna de abrir paso al fetiche del sadomasoquismo, entonces, tendrá más sentido que para llegar a la cumbre del placer habría que pasar por la humillación o al menos así lo refería Justin Lehmiller, psicólogo social para Playboy, al trasladar esta dinámica en parejas heterosexuales, en donde el cornudo es el hombre.

Y es que pese a que esta tendencia se prolifera entre parejas homosexuales y heterosexuales, se observa más evidente en las heterosexuales, ya que son estas las que ponen sobre la mesa la monogamia como un factor intrínseco de las relaciones románticas, motivo por el que, aclaramos, en esta ocasión, nos orientaremos a hablar de “Cuckolding” en parejas heterosexuales y en el cómo el hombre adopta al papel del cornudo en la relación, al ser una fantasía más frecuente del género masculino que del femenino.

Como muestra sustentada de lo anterior, Justin J. Lehmiller, David Ley y Dan Savage, desarrollaron una investigación reciente del “Cuckolding”, en donde reafirman que esta fantasía es tan común como lo fuera el matrimonio o el sexo y que mediante el estudio de esta y las experiencias de infidelidad en una muestra amplia y diversa de hombres, detectaron que la infidelidad puede ser una experiencia benéfica para muchas parejas, sin que ello proponga que la relación es tambaleante.

Así, la excitación que rodea a la infidelidad para hombres heterosexuales de acuerdo a los investigadores, es verla como lo prohibido socialmente y que se traduciría no solo como el rechazo al estigma social que rodea a este comportamiento, sino una mezcla de liberación sexual femenina en diversos rubros, el boom de la tecnología, los cambios en las dinámicas matrimoniales, así como la apertura a las manifestaciones de orientaciones y valores sexuales cada vez más diversos.

Varios han sido los que han tratado de dar una respuesta sustancial al “Cuckolding” desde diversas perspectivas, para Leon Seltzer, psicoterapeuta, hay un extra en la razón de ser de este fetiche que responde a que el hombre adopta el papel de espectador y no de actor mediante un suceso consensuado, porque la mujer es infiel cuando el hombre la ha persuadido a hacerlo, entonces para este autor, en quien recae la decisión de “otorgar” dicha libertad pero delegando el papel activo a alguien más es en el hombre, lo que Roy Baumeister psicólogo social y evolucionista también apoya.

Por su parte para Justin Lehmiller, el fenómeno tendería a relacionase con el voyerismo o con la intención de formar parte (aunque de forma más pasiva, como mero espectador) del acto sexual. Además, Lehmiller también apuesta por la teoría de la competición del esperma, que postula que los hombres fabrican semen con mejor calidad cuando se perciben en competencia con otros hombres para procrear con su mujer.

No obstante, para David Ley, psicólogo clínico, esta tendencia podría ser la manifestación del poderío que se asocia al porno, en otras palabras, el hombre ve a su mujer como la más sensual estrella porno, pero que de cierta manera le pertenece, de tal forma, el que ella se involucre con alguien más en la cama, confirma el potencial sexual de ésta y le hace sentir orgulloso de lo que es y posee.

Aunque en menor medida, otros opinan que podría tratarse de un medio de manifestación de la bisexualidad en el hombre, esto es, conocer y/o ver a tu mujer teniendo sexo con alguien más es un medio cómodo de obtención de placer, sin que ello comprometa admitir la existencia de una orientación que socialmente le haría vulnerable. Nuevamente, David Ley, mediante la investigación realizada con Justin J. Lehmiller y Dan Savage, encontró cierta frecuencia de impulsos bisexuales asociados al “Cuckolding”.

Como observamos son varias las perspectivas que tratan de explicar la infidelidad como fantasía, no obstante, nos mantenemos al margen, puesto que la explicativa para nosotros depende de la mezcla de diversos factores socioculturales, así como de las características propias de la pareja que decida aventurarse en esta forma de experimentar el placer.

Sin embargo, es importante considerar que quienes apuestan por el “Cuckolding”, no deben pasar por alto que no es una fantasía con la que todos puedan sentirse cómodos, sobre todo cuando en la relación se vive un ambiente de ansiedad, falta de intimidad y comunicación. Posiblemente, para algunas parejas el simple hecho de fantasear sin materializar sea suficiente, en tanto que para otras llevarlo a la realidad será la opción y siempre que ésta lo sea, sugerimos asegurarse de que la dinámica de pareja se encuentre en un estado óptimo, es decir que coexista la estabilidad, responsabilidad, confianza, honestidad, comunicación e ideas del sexo compartidas, para evitar consecuencias catastróficas.

*CONTACTO: Médico psiquiatra, sexólogo, psiquiatra forense y psicoterapeuta.

Director de Mindful. Expertos en Psiquiatría y Psicología.

www.vivemindful.com

Poco a poco se dispersa el rumor de que la infidelidad es un ingrediente que juega a favor de la estabilidad de pareja, cuando esta viene a la rutina como medio protector ante la monotonía y la frustración. Este creciente interés obtenido a partir de la experiencia de una pareja que permiten de mutuo acuerdo que alguno de sus miembros se involucre sexualmente con otra persona se denomina “Cuckolding”, lo que en palabras sencillas alude al cornudo ¿pero realmente el engañado experimenta placer al adoptar este papel?

Probablemente, desde el punto de vista tradicional, el cornudo sufre el engaño y la incertidumbre, pero desde esta tendencia, ser el cornudo es una faceta moderna de abrir paso al fetiche del sadomasoquismo, entonces, tendrá más sentido que para llegar a la cumbre del placer habría que pasar por la humillación o al menos así lo refería Justin Lehmiller, psicólogo social para Playboy, al trasladar esta dinámica en parejas heterosexuales, en donde el cornudo es el hombre.

Y es que pese a que esta tendencia se prolifera entre parejas homosexuales y heterosexuales, se observa más evidente en las heterosexuales, ya que son estas las que ponen sobre la mesa la monogamia como un factor intrínseco de las relaciones románticas, motivo por el que, aclaramos, en esta ocasión, nos orientaremos a hablar de “Cuckolding” en parejas heterosexuales y en el cómo el hombre adopta al papel del cornudo en la relación, al ser una fantasía más frecuente del género masculino que del femenino.

Como muestra sustentada de lo anterior, Justin J. Lehmiller, David Ley y Dan Savage, desarrollaron una investigación reciente del “Cuckolding”, en donde reafirman que esta fantasía es tan común como lo fuera el matrimonio o el sexo y que mediante el estudio de esta y las experiencias de infidelidad en una muestra amplia y diversa de hombres, detectaron que la infidelidad puede ser una experiencia benéfica para muchas parejas, sin que ello proponga que la relación es tambaleante.

Así, la excitación que rodea a la infidelidad para hombres heterosexuales de acuerdo a los investigadores, es verla como lo prohibido socialmente y que se traduciría no solo como el rechazo al estigma social que rodea a este comportamiento, sino una mezcla de liberación sexual femenina en diversos rubros, el boom de la tecnología, los cambios en las dinámicas matrimoniales, así como la apertura a las manifestaciones de orientaciones y valores sexuales cada vez más diversos.

Varios han sido los que han tratado de dar una respuesta sustancial al “Cuckolding” desde diversas perspectivas, para Leon Seltzer, psicoterapeuta, hay un extra en la razón de ser de este fetiche que responde a que el hombre adopta el papel de espectador y no de actor mediante un suceso consensuado, porque la mujer es infiel cuando el hombre la ha persuadido a hacerlo, entonces para este autor, en quien recae la decisión de “otorgar” dicha libertad pero delegando el papel activo a alguien más es en el hombre, lo que Roy Baumeister psicólogo social y evolucionista también apoya.

Por su parte para Justin Lehmiller, el fenómeno tendería a relacionase con el voyerismo o con la intención de formar parte (aunque de forma más pasiva, como mero espectador) del acto sexual. Además, Lehmiller también apuesta por la teoría de la competición del esperma, que postula que los hombres fabrican semen con mejor calidad cuando se perciben en competencia con otros hombres para procrear con su mujer.

No obstante, para David Ley, psicólogo clínico, esta tendencia podría ser la manifestación del poderío que se asocia al porno, en otras palabras, el hombre ve a su mujer como la más sensual estrella porno, pero que de cierta manera le pertenece, de tal forma, el que ella se involucre con alguien más en la cama, confirma el potencial sexual de ésta y le hace sentir orgulloso de lo que es y posee.

Aunque en menor medida, otros opinan que podría tratarse de un medio de manifestación de la bisexualidad en el hombre, esto es, conocer y/o ver a tu mujer teniendo sexo con alguien más es un medio cómodo de obtención de placer, sin que ello comprometa admitir la existencia de una orientación que socialmente le haría vulnerable. Nuevamente, David Ley, mediante la investigación realizada con Justin J. Lehmiller y Dan Savage, encontró cierta frecuencia de impulsos bisexuales asociados al “Cuckolding”.

Como observamos son varias las perspectivas que tratan de explicar la infidelidad como fantasía, no obstante, nos mantenemos al margen, puesto que la explicativa para nosotros depende de la mezcla de diversos factores socioculturales, así como de las características propias de la pareja que decida aventurarse en esta forma de experimentar el placer.

Sin embargo, es importante considerar que quienes apuestan por el “Cuckolding”, no deben pasar por alto que no es una fantasía con la que todos puedan sentirse cómodos, sobre todo cuando en la relación se vive un ambiente de ansiedad, falta de intimidad y comunicación. Posiblemente, para algunas parejas el simple hecho de fantasear sin materializar sea suficiente, en tanto que para otras llevarlo a la realidad será la opción y siempre que ésta lo sea, sugerimos asegurarse de que la dinámica de pareja se encuentre en un estado óptimo, es decir que coexista la estabilidad, responsabilidad, confianza, honestidad, comunicación e ideas del sexo compartidas, para evitar consecuencias catastróficas.

*CONTACTO: Médico psiquiatra, sexólogo, psiquiatra forense y psicoterapeuta.

Director de Mindful. Expertos en Psiquiatría y Psicología.

www.vivemindful.com

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