El maravilloso cuerpo masculino cuenta con un sistema perfecto y sincronizado en lo que se refiere al funcionamiento del pene y la importancia que éste tiene en el acto sexual. Lo sorprendente es el ignorar y dar por sentado que la erección en el hombre se dé en forma simple cuando intervienen, en realidad, millones de válvulas coordinadas en una sincronía tan perfecta, que ningún sistema hidráulico, por decirlo de alguna manera, creado por el hombre, puede siquiera igualar.
Por cierto, se sabe que la presión sanguínea está implicada en el momento de erección, y es precisamente en este momento que la presión sanguínea del pene se iguala a la de todo el cuerpo y no aumenta más que la del cuerpo como erróneamente se cree por muchas personas, incluidos hombres y mujeres.
Lo anterior es importante que se sepa ya que el estrés, las tensiones nerviosas y el temor al fracaso, por ejemplo, inhibirán la erección, puesto que el flujo de sangre depende de la sincronía de las diversas válvulas que intervienen en este aparentemente fácil reflejo eréctil. El hablar de válvulas evoca inevitablemente a abrir y cerrar.
Nuevamente, si tú como hombre, te encuentras relajado, la experiencia que tendrás será totalmente diferente puesto que provocar la erección es una cosa, pero mantenerla es otra muy diferente y, la calidad con que dicha erección se mantiene es todavía más profunda.
De igual modo, el hombre que busque conocerse en forma consciente y real, porque en el fondo sabe perfectamente que en muchas áreas de su vida es perfectamente práctico y se maneja, en forma general, muy bien en su desempeño sexual al momento del coito “sabe”, es el momento en que más vulnerable se siente lo reconozca o no y, en una inmensa mayoría, ni siquiera son conscientes de esto.
El hombre, en general, desconoce que en la eyaculación se encuentra inmersa, por explicarlo de un modo sencillo, su conciencia de ser: el entregar su eyaculación una y otra vez sin orden y control, es perder poco a poco esa conciencia.
Si, por el contrario, aprende a dosificar la forma y los tiempos en que eyacule, poco a poco notará, tanto en sí mismo como en su pareja, que al momento del encuentro sexual que los conduce al coito lo que reciben uno del otro es más de lo que se pierde ya que, en realidad, se conjuntan dos fuerzas en la que uno le da al otro lo que le falta y salen completos ambos.
Lo que sucede, en una inmensa mayoría, es que por desconocimiento de sí mismo, por egoísmo y diversas razones, el hombre entrega su eyaculación pensando erróneamente que esto le da un mejor estatus en su desempeño sexual y las mujeres, también en su mayoría, desconocen lo que en realidad sucede.
En términos generales, lo que en realidad ocurre, es que el hombre que entrega su eyaculación una y otra vez va perdiendo su conciencia y la mujer que recibe la eyaculación se va volviendo cada vez más emotiva y, por lo tanto, se aumentan sus problemas y su hipersensibilidad y con ello ambas partes pierden tarde o temprano.
Cuando el hombre aprende a recuperar su poder sexual, sabe que al retener la eyaculación aumenta su conciencia ya que se ha vuelto sensato con su energía sexual y se da cuenta de que para enriquecerse con ella el encuentro con su pareja debe ser relajado y con ello lo que entrega a su pareja los enriquece a ambos pues la energía sexual va subiendo al punto del éxtasis y entonces ambos salen revitalizados y no cansados porque al acumular esa energía sexual no van a la neurosis ni tampoco a la obsesión ni a la preocupación sino todo lo contrario, ambos participantes se vuelven más creativos en su vida individual, es decir, todo aquello que realicen cobra vida porque inherentemente tiene un toque creativo.
Cuando el hombre recupera su verdadero poder sexual (no es dominación, control ni sometimiento y tampoco competencia de aguantar sin eyacular ni pretender “sorprender” a la mujer por sus habilidades sexuales…) entonces, al momento del coito, él sabe conducir a la mujer primero a que ella levante el fuego para, que a su vez, ella encienda el fuego del hombre experimentando ambos sensaciones mucho más placenteras y prolongadas que un acto común de desfogue de necesidades fisiológicas.
Es muy importante comprender que la semilla masculina (espermatozoides) es la emergía más elevada que se produce en el cuerpo humano por lo que hay que aprender como subir esa semilla energéticamente sin interrumpir la sexualidad y mucho menos reprimirla puesto que el no eyacular en forma consciente permite al hombre repetir muchas veces con una enorme intensidad y no perder fuerzas.
Lo anterior no quiere decir que nunca haya que eyacular, es cuestión de aprender a diferenciar, por un lado, la eyaculación del orgasmo masculino y, por otro, que el espermatozoide es la semilla de conciencia en el hombre y el conocerla a fondo lleva implícito muchísimo más que solo un fluido que “urge” vaciar del cuerpo.
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