La mezquita de las Nueve Cúpulas en el norte de Afganistán

Redacción

  · martes 9 de enero de 2018

Foto: Farshad Usyan

Por: Anne CHAON

BALJ, Afganistán (AFP). En una llanura alejada de la ciudad deBalj, en las desérticas estepas del norte de Afganistán,arqueólogos y restauradores intentan descubrir los secretos de lamezquita de las Nueve Cúpulas, construida en el siglo VIII, untestigo único de su época.

Pese a los 1.000 años de soledad, sus columnas cuidadosamentedecoradas, donde aún asoma el azul del lapislázuli, se erigenhacia el cielo. La pequeña mezquita cuadrada (20 metros de lado),anteriormente coronada por nueve cúpulas, echa abajo ciertascreencias.

"Es un milagro que aún siga en pie", dice entusiasmado elarquitecto italiano, Ugo Tonietti, de la Universidad de Florencia,experto en la consolidación de obras maestras en peligro. "Es laúnica mezquita de tanta antigüedad en este estado deconservación".

"Hay que imaginar los colores", continúa: "El rojo, el azul delas columnas: un jardín paradisíaco coronado por cúpulas azulesy blancas como una bóveda celeste", a 4,30 metros de altura.

Mientras observa las delicadas hojas de parra envueltas enenredaderas que revisten la totalidad de los pilares y susmúltiples variaciones, detalla: "exactamente las mismas que enSamarra", la gran mezquita iraquí de los abasíes, ese califatosunita que en su apogeo, a finales del siglo VIII, se extendíadesde el actual Túnez hasta Pakistán.

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Pero, la de Balj, construida en 794, es anterior, como loconfirmó la datación por carbono 14 cruzada con fuenteshistóricas.

"Lo que significa que la mezquita del imperio abasí recibióinfluencia afgana, y no al revés", asegura JulioSarmiento-Bendezu, el director de la Delegación ArqueológicaFrancesa en Afganistán (Dafa), a cargo de las excavaciones.

GENGIS KAN

"Esta mezquita es excepcional por su belleza, su conservación,su decoración y el conocimiento que aporta", insiste esteespecialista en Asia Central.

El hallazgo de "Noh Gonbad", su nombre persa, es no obstantefruto de un malentendido. A finales de los años 1960, unaarqueóloga estadounidense pidió ver "una mezquita destruida porGengis Kan", el emperador mongol que devastó la región aprincipios del siglo XIII.

Los vecinos la condujeron a este pequeño santuario medioenterrado a unos 20 km al oeste de Mazar-i-Sharif. Incluso cubiertade sal a media altura, la mezquita de las Nueve Cúpulas permiteadivinar la increíble ornamentación de yeso tallado en sus arcosy columnas.

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Debido a las permanentes guerras, las excavaciones no comenzaronen realidad hasta 2006. Mientras, las autoridades protegieron elconjunto con un techo de metal contra los vientos y el mal tiempo,afortunadamente poco habituales en estas estepas desérticas.

"Al principio creímos que era un monumento aislado, pero amedida que avanzábamos vimos que estaba pegada a otrasestructuras, más antiguas", cuenta Julio Sarmiento-Bendezu. "Afinales del siglo VIII, el mundo búdico estaba en ruinas en laregión. Probablemente fue construida sobre los restos de unmonasterio".

Los arqueólogos desenterraron la base de los pilares, a unmetro y medio de profundidad, pero las investigaciones dan muestrade vestigios aún más profundos.

TERREMOTO

"Este diseño floral es preislámico, derivado directamente dela cultura local, a la vez típico aquí y poco común en Samarra",afirma Arash Boostani, un arquitecto e ingeniero iraní, enviadocomo el profesor Tonietti por la Fundación Aga Khan por la Cultura(AKTC), que financia las excavaciones.

"Esta mezquita es como una ventana al antiguo mundo", resume."Con las bases de una nueva cultura que se da a conocer".

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El edificio es muy vulnerable debido a su estructura de ladrilloy barro, sensible a la erosión. "Si hubiera sido desenterradaantes, no quedaría nada", considera.

Parcialmente hundida, Noh Gonbad perdió pronto sus cúpulas,cuyos restos permanecen conservados en el lugar. "Las nuevecúpulas debieron de ceder durante el terremoto de 819, apenas 30años después de su construcción", explica Boostani.

Un nuevo sismo, cien años después, acabó con las paredes delrecinto y de la mayoría de los quince arcos que sostenían lasbóvedas.

Los expertos extendieron redes de fibra de vidrio para sujetarlos dos arcos principales, profundamente agrietados, e inyectaroncemento, sin alterar las decoraciones de yeso.

"Las excavaciones continúan. El lugar siempre estuvo ocupado",continúa Julio Sarmiento-Bendezu, que habla de "hogares"encontrados en este lugar "con un fuerte valor simbólico", primero"monasterio y después mezquita, abandonada y luego ocupada".

"Como todas las excavaciones, las de la mezquita de las NueveCúpulas plantean más preguntas de las que resuelve", comenta elarqueólogo. de la mezquita de las Nueve Cúpulas, en el norte deAfganistán