Debido al aumento de la población adulta, casi el 50% de los mayores de 50 años presentan pérdidas auditivas que condicionarán su calidad de vida.
La pérdida de la audición genera dificultades en la autonomía del adulto. Provoca aislamiento, dificultad para detectar riesgos inminentes, depresión y alteraciones en el comportamiento. Esto conlleva dependencia y la necesidad de apoyo (no siempre presente) para la solución de sus problemas.
El incremento en la cantidad de personas que van perdiendo la capacidad de escuchar se debe a la exposición al sonido intenso, uso de auriculares a volúmenes altos, consumo frecuente de medicamentos -siendo los más perjudiciales los antibióticos-, las enfermedades crónicas como las reumáticas, la hipertensión y la diabetes; además de las enfermedades hereditarias.
El diagnóstico de pérdida de audición es relativamente sencillo, ya que son personas que tienen dificultad para escuchar una conversación normal, usan los aparatos como la televisión y el teléfono celular a un volumen alto.
El principal tratamiento es la prevención de mayor pérdida auditiva. Un experto es el indicado para realizar una valoración, así como medir la intensidad de la pérdida auditiva.
Algunos casos son manejados con medicamentos, ya que la pérdida auditiva no depende de la capacidad de oído. Otros casos requieren el apoyo de auxiliares auditivos y otros una cirugía.
* Titular de Cirugía Ambulatoria IMSS UMAA.
Máster en Patología Mamaria y Senología.
Teléfono: 2-46-16-62