Tus hombros desnudos que se asoman en ese vestido carmesí y que combinan de forma armoniosa con el color de tus labios, gruesos y sensuales, me incitan a llevarte en un beso a conocer mis más oscuros deseos, ardiente e instigador, alejado de romanticismo que usualmente le rodea y que, en su lugar, despierte en ti la inquietud de explorar cada parte de mi ser.
Pero un beso no es suficiente, hace tiempo que te sueño y ahora que te siento, mi sed se mezcla con la humedad de tus labios, que, al tiempo, avivan en mí ese instinto animal, entonces mi lengua exige más de tu boca, lo que te hace de forma intempestiva, tomarme fuertemente del cuello al tiempo que tus piernas se tambalean, pero esto apenas ha comenzado.
Te tomo contra la pared y tus piernas rodean mi cintura, esa ansiedad incontenible de ti, hace que muerda fuertemente tus labios, lo que me permite percibir, cómo la piel de tus piernas se eriza, entonces, en un acto de sumisión haces a un lado tu cabello y descubres tu hermoso y alargado cuello y yo, simplemente cedo a tu placer, mordiendo cada centímetro, hasta llegar a tus hombros, esos que me invitaron a desearte.
Jadeas, te siento tan absorta en tus sensaciones que, sin pedir permiso, los mordiscos se atreven a atravesar tu escote, lo que hace que tus piernas se aferren con cada vez más fuerza a mí, y mi cuerpo no lo puede evitar, responde a tu perfume y tu calor.
Siento que voy a explotar, entonces, me tomas de la cara con tus manos, como tratando de focalizar mi atención, me miras fijamente, y en un segundo, ambos sabemos que los papeles se han invertido y ahora eres tú la que me has dominado.
Pero esta guerra no la has ganado, te empujo contra mi cuerpo ¿Acaso quieres saber lo que siento? pues te lo muestro a mi forma, enredo tu cabello en una de mis manos, para llevar tu mirada hacia arriba, te distraes y al tiempo que muerdo tu labio inferior, tiro sutilmente de él, haciéndote gritar de placer y dolor hasta que te libero de mis dientes lo que me permite saber lo que sucede en tus adentros.
Me abrazas fuertemente, escondiendo la mirada y la cercanía me permite percibir un ritmo acelerado, y gotas de sudor recorriendo tu espalda, te has quedado sin aliento en esta mi forma de decirte que hace tiempo, ya eras mía.
CONTACTO:
Dr. Joaquín Alejandro Soto Chilaca
Médico Psiquiatra, Sexólogo, Psiquiatra Forense y Psicoterapeuta
Director de Mindful. Expertos en Psiquiatría y Psicología