La primera mitad del 2019 se ha visto enmarcada por constantes estancias en las salas de espera del aeropuerto por trabajo, pero esos momentos a solas, me han permitido ser más observador cuando a minutos de la salida de un avión es frecuente escuchar que las aerolíneas vocean a pasajeros que no se presentan a su abordaje en más de una ocasión, hasta que agotadas las posibilidades, el avión emprende vuelo, sin ellos, y la pregunta que viene a mi mente es: ¿Quién compraría un vuelo para no tomarlo?
En situaciones tan simples, viene a mi cabeza la complejidad del ser humano, y como la ausencia y el silencio pueden representar más que el mismo hecho de estar y decir, aunque no lo percibimos, es cada vez más frecuente a la luz del internet y las redes sociales, estamos a un simple “Hola” de estrechar nuestros lazos, y al mismo tiempo, a un mensaje visto e ignorado de romper toda posibilidad de vinculación, sin el protocolo para un corazón roto.
Hoy en día, en la práctica psicoterapéutica, han proliferado los constantes relatos en donde en medio de una relación sentimental, ocasional o muy estrecha, en donde en el intento por continuar con una comunicación activa, no obtienen más que mensajes vistos e ignorados, o lo que es lo mismo, desaparecer sin un motivo ni explicación aparente, por mucho que ello deje un corazón roto.
Este comportamiento, denominado ghosting -es decir, cuando una persona se esfuma lo que conlleva a la ausencia de todo tipo de comunicación sin explicación aparente- no es nada nuevo, aunque las tecnologías han hecho que ahora sea una práctica más común, que no deja de ser dolorosa; y es que se sabe que esta variable de la ley del hielo implica la experimentación de rechazo social, mismo que activa biológicamente las mismas vías de dolor en el cerebro que el dolor físico, esto es, el rechazo y el dolor van de la mano, generando una sensación de incertidumbre que conlleva al autosabotaje que vulnera nuestra autoestima y valor propio.
Lo cierto es que este fenómeno habla más de cómo la otra persona enfrenta circunstancias que le obligan a la autenticidad y honestidad en su sentir de la interacción con el otro, siempre será más fácil salir por la puerta de atrás que expresar lo que le orilla a dejar de lado la relación y ello no da cuenta de lo que somos como individuos. Vivimos tiempos en los que el amor evoluciona y exige a la par un toque de autenticidad, aunque muchas veces eso implica decir o escuchar cosas que no nos gusten, pero que al final del día nos permita redescubrirnos en algo más que un “felices por siempre”, pues el amor es mucho más que eso.
CONTACTO:
Dr. Joaquín Alejandro Soto Chilaca
Médico Psiquiatra, Sexólogo, Psiquiatra Forense y Psicoterapeuta
Director de Mindful. Expertos en Psiquiatría y Psicología