Quizás fue una noche fría de noviembre el pretexto perfecto para meterme en tu cama y persuadirte a hacer de mí tu más humilde e ingenuo aprendiz, en este, tu enigmático don de redescubrirme en mi papel más carnal y deseoso de hacer realidad mis oscuros pensamientos en ti.
Comenzaste llevándome al nacimiento del infinito en un solo beso, ahí donde rápidamente me desprendí de mis angustias, de mis reglas sin sentido, de mis miedos, para dejarme sin una sola palabra, un solo argumento, para detener esta ansiedad por hacer este viaje de tu mano.
Y en este, nuestro espacio, la historia se comienza a contar sin un orden, no hay principios y tampoco finales, solo tus manos explorando cada centímetro de mi cuerpo, vislumbrando sensaciones que nunca antes había experimentado y que, sin decírtelo, conoces y me llevas al exceso, muy a tu forma de conducirme dominante.
Y tus besos me reconectan cada vez que pienso que esto no es real “aquí estoy para ti” me susurras suavemente, mientras tus ojos castaños de mirar fulminante me embriagan e intimidan al mismo tiempo, y es que ahora me siento sin límites ¿Qué podría hacer de ti, de mí, de nosotros?
Al tiempo que me amas, tu cabello largo, rizado y despeinado me provoca unas ganas incontenibles de tirar de él, al tiempo que aferrado a tus caderas crece en mi esa sed insaciable de tenerte hoy y siempre.
Tu cuerpo se comunica con el mío de una forma sublime y hermosa, ellos se expresan y se funden en uno solo, pero mis demonios se apoderan de mí, y de forma inesperada, te arrebato el dominio, y te tomo de las muñecas, inmovilizando tu cuerpo con el mío sobre ti, y abro camino de tu pecho a tu cuello con mi lengua, esa que engañosa te hace pensar que te diré algo al oído, pero no hago más que morder fuertemente una parte de tu cuello y tan solo disfruto tu placer hecho realidad en tu piel erizada.
Entonces, no puedo más, y busco el consuelo de mis ansias en tus adentros, esto es adictivo, y no sabía que lo fuera para ti hasta que con fuerza me tomas por la cintura y deslizas tus manos firmemente hacia abajo, exigiéndome más y más, y suavemente me indicas “este es tu lugar” y yo solo correspondo a tu pasión, sintiéndome frágil y a la vez dueño de ti.
Pero, de la nada, tu cuerpo se abalanza sobre el mío y vuelves a tomar el control de mí, mi respiración se entrecorta, y mi cuerpo tiembla sin parar ¿Me has dominado? absolutamente y me fascina, me resigno a que hagas de mí lo que tú quieras, este soy yo en mi modo más instintivo, más carnal y violento, pero, sobre todo, más tuyo que nunca.
CONTACTO
Dr. Joaquín Alejandro Soto Chilaca
Médico Psiquiatra, Sexólogo, Psiquiatra Forense y Psicoterapeuta
Director de Mindful. Expertos en Psiquiatría y Psicología