Ya más entrados en el tema de la codependencia, vamos a hablar sobre esa actitud de control que vive una persona que funciona de manera codependiente.
- ¿Hay un evento o persona que estés tratando de controlar? ¿Por qué?
- ¿De qué maneras (mental, física, emocionalmente, etcétera) te controla aquella cosa o persona a la que estás intentando controlar?
- ¿Qué sucedería contigo y con la otra persona si te desapegaras de esa situación o persona? ¿Sucedería eso de todas maneras, a pesar de tus gestos controladores?
- ¿De qué manera estás beneficiándote al intentar controlar la situación? ¿De qué manera se beneficia la otra persona de tus intentos de controlar? ¿Qué tan efectivos son tus intentos por controlar los resultados de los eventos?
Cuando vivo codependencia, no soy de las personas que “hacemos que funcionen las cosas”, sino que consistentemente, y con gran cantidad de esfuerzo y energía, “tratamos de forzar que sucedan las cosas”.
Controlamos en el nombre del amor.
Lo hacemos porque solo “estamos tratando de ayudar”.
Lo hacemos porque nosotros sí sabemos cómo se hacen las cosas y cómo deben comportarse las personas.
Lo hacemos porque nosotros estamos bien y ellos están mal.
Controlamos porque nos da miedo no hacerlo.
Lo hacemos porque no sabemos qué otra cosa hacer.
Lo hacemos para dejar de sufrir.
Controlamos porque pensamos que tenemos que hacerlo.
Controlamos porque solamente podemos pensar en controlar, creemos que así es la vida y que es parte de la vida.
En última instancia quizá controlemos porque esa es la manera en que siempre hemos hecho las cosas.
Tiránicos o dominantes, algunos gobiernan con mano de hierro desde un trono que ellos mismos se han atribuido. Son poderosos, ellos siempre saben más, y se encargarán de que las cosas se hagan a su modo.
Otros hacen su sucio trabajo de manera encubierta, tras un disfraz de dulzura y amabilidad, y secretamente se dedican a lo suyo: meterse en los asuntos de los demás.
Otros, llorando, claman incapacidad, proclaman su dependencia, son víctimas, y exitosamente claman por medio de la debilidad. Son tan inútiles e incapaces. A veces los débiles son los más poderosos manipuladores y controladores.
Se pueden combinar las técnicas con tal de lograr el objetivo. Conducir a las otras personas a hacer lo que ellos quieren que hagan. Llevarlas a comportarse como piensan que los demás deben hacerlo.
Fuerzan los eventos para que se enreden y desenreden de la manera que han designado. No dejan que ocurra lo que ocurre o lo que podría suceder. Queremos ser los autores de la obra, no importa que sigamos colapsándonos con la realidad, creemos que detendremos el flujo de la vida, transformar a la gente y cambiar las cosas a nuestro antojo.
Cuando intentamos controlar a la gente y a las cosas que no tenemos por qué controlar, somos controlados por ellos. Esa es la realidad, algo nos controla y es el deseo de controlar, otro dirige mi vida y mis decisiones. Abdicamos de nuestro derecho a pensar, sentir y actuar, perdemos el control de nosotros, porque dejo de ver mi vida y me enfoco a la de los otros, y somos controlados no solo por la gente, sino por enfermedades tales como el alcoholismo, comer en exceso, ahora las redes sociales, etc.
El alcoholismo y otros trastornos destructivos son fuerzas poderosas, y cuando las experimento, soy un perfecto controlador, entonces encontramos la horma perfecta: uno quiere controlar a otro que también busca lo mismo, de manera inconsciente, y entramos en una lucha de poder interminable donde yo pierdo mi propia y vida y el control de mí. Como dice una frase de Al Anón: Tú no lo provocaste; no lo puedes controlar, y no lo puedes curar. Mi afán de controlar bloquea el poder de Dios. Bloquea la capacidad de otras personas para crecer y madurar. Impide que los sucesos ocurran de una manera natural. Me impide disfrutar de la gente y de los eventos.
El control es una ilusión, no funciona, no podemos controlar las conductas compulsivas de nadie. No podemos y no es asunto nuestro hacerlo, controlar las emociones, la mente o las elecciones de nadie. No podemos controlar el resultado de los eventos, no podemos controlar a la vida.
Pero sí podemos controlarnos y trabajar en nosotros mismos. A fin de cuentas las personas hacen lo que quieren hacer. Se sienten como se quieren sentir, piensan lo que quieren pensar, y hacen las cosas que necesitan hacer, y cambiarán sólo cuando están listos para cambiar. No importa si ellos no tienen la razón y nosotros sí. No importa que se estén lastimando a sí mismos. No importa que nosotros pudiéramos ayudarles si tan sólo nos escucharan y cooperaran con nosotros. NO IMPORTA, NO IMPORTA, NO IMPORTA.
No podemos cambiar a las personas, se resistirán a nuestros esfuerzos o redoblarán los suyos para probar que no podemos controlarlas, podrán adaptarse temporalmente a nuestras demandas, pero cuando demos la vuelta, regresarán a su estado natural, y nos castigarán por obligarlas a hacer algo que no quieren, o a como no quieren ser. A veces podremos hacer las cosas que aumenten la posibilidad de que la gente quiera cambiar, pero ni aun así podemos garantizar o controlar.
Y esa es la verdad, es una desgracia, y es difícil aceptar que alguien a quien tú amas se lastima a sí mismo y a ti. Pero así es. La única persona a la que puedes cambiar es a ti mismo(a), déjale su responsabilidad al otro, déjalo aprender, vivir sus consecuencias. La única persona que te atañe controlar es a ti mismo(a).
Despégate, renuncia, a veces cuando hacemos esto, el resultado que habíamos esperado sucede rápida, y a veces milagrosamente. A veces no sucede. A veces nunca sucederá. Pero tú saldrás beneficiado. Pon tus recursos emocionales, mentales, espirituales y físicos en tus propios bolsillos, y deja a las cosas y a la gente hacerse responsable de ellos.
Trabaja en ti, se el arquitecto de tu propia vida, no puedes ser el de otra persona. Esto libera de cargas muy fuertes como culpa, que podemos traer cargando de años y no nos deja avanzar, lo que hace el otro nada tiene que ver conmigo. Él es él. Yo Soy Yo. Descansa. Confía. Y suelta ¡Empieza a ocuparte de ti mismo! Con eso, ya tienes un gran trabajo.
* Contacto:
Teléfono: 2221-199224
Trabajos con pérdidas, duelos, angeloterapia.
Niños, adolescentes y adultos