Al escuchar el término “sodomía” la mayoría de las personas se incomodan, al ser un tema que aún en nuestros días se considera tabú, sin embargo todo depende de la seriedad y madurez con la que se tome. Para una explicación adecuada del tema visitamos al Dr. Joaquín Alejandro Soto Chilaca, psiquiatra, psicoterapeuta, sexólogo y psiquiatra forense, quien además nos recomendó algunos tips para su práctica.
La sodomía es un término de orígenes religiosos para referirse a la práctica sexual que consiste en el sexo anal de acuerdo a la Real Academia Española en su última actualización, no obstante dicho término era frecuentemente utilizado para describir el acto del sexo anal u oral entre personas del mismo sexo y demás prácticas homosexuales. No obstante y para fines prácticos, nos referiremos a la concepción actual de la sodomía como la práctica del sexo anal, sin hacer hincapié a la ejecución hetero u homo sexual de la misma.
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“De acuerdo al Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH/SIDA (CENSIDA) se trata de una actividad fuertemente censurada por la mayor parte de las religiones, al considerar que es infértil y con serios riesgos de higiene; en este sentido, aún es considerada una práctica que configura un delito o bien es mal vista en la mayoría de los países occidentales, incluso dentro de los matrimonios legalmente constituidos”, confesó agregando que en contraste, en el Mediterráneo, México, Centro y Sudamérica, hay aceptación y tolerancia por las relaciones de este tipo entre hombres a pesar de las fuertes protesta de la religión y usualmente se dan entre jóvenes, los que son vistos como afeminados.
Si bien es cierto que la sodomía se rodea de tabúes persistentes al considerarse una práctica hasta cierto punto antinatural, dado que no posee fines reproductivos, no debemos pasar por alto que la sexualidad humana se reviste de diversos objetivos que superan el simple hecho de la preservación de la especie, en este sentido el sexo anal encuentra su lugar como una alternativa más para la experimentación de placer, siempre que los involucrados lo acuerden de forma consensuada, sin que ello comprometa orientaciones y/o preferencias sexuales o que éstas estén sometidas a prejuicios o críticas.
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Una vez desligados de las frecuentes asociaciones negativas alrededor de este tema, consideremos en un primer momento su potencial erótico, ya que esta zona se caracteriza por la alta concentración de terminales nerviosas próximas al área de los órganos sexuales y la interconexión con otros músculos de la pelvis. En este orden de ideas, la penetración provoca una sensación placentera en el recto, aumentando en el hombre la estimulación prostática y en la mujer el clítoris porque genera una estimulación desde el recto hasta los órganos sexuales y zonas pélvicas erógenas.
¿Qué es necesario considerar para practicarlo?
* En un primer momento, la labor de autoexploración es trascendental, la idea es que conozcas de qué se trata de manera individual para que al momento de llevarlo a la práctica en pareja no te lleves sorpresas que podrían ser desagradables. Es relevante considerar que al tratarse de una zona que concentra diversas terminales nerviosas pueda gustarte mucho la sensación que provoca la auto estimulación, ello de forma manual o apoyados de algún juguete sexual habilitado para estos fines, para que esta zona se acostumbre a la sensación y estimulación.
* Una vez familiarizados y listos para llevar esto a la intimidad, es importante que así como el resto de las prácticas sexuales, esta implica un proceso previo de caricias y juegos centrados en dicha zona, de esta manera preparas a tu cuerpo para la fricción. En este sentido, toma en cuenta el uso de lubricante, ya que el recto debe estar totalmente lubricado para que la experiencia sea placentera y no haya molestias.
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* Al respecto, tampoco olvides que la relajación es otro de los factores determinantes en el disfrute, y es que si te encuentras con temor o nervios ante la posibilidad, la tensión muscular aumenta lo que te impide concentrarte en el momento.
* No obstante puedes llevar esta experiencia a otro nivel con la estimulación oral, esto por supuesto depende de cada persona y el acuerdo y consentimiento con sus parejas, acompañado de condiciones óptimas de higiene. En este orden de ideas y si es de su interés también pueden incluirse juguetes especiales para la preparación y estimulación, tales como “plugs” o “dilatadores”, tomando en cuenta que su uso muchas veces requiere lubricante.
* Y algo no menos importante: el uso del condón, ya que si bien no es una práctica que considere el riesgo de embarazos no planeados, no debemos desechar la posibilidad de contraer enfermedades de transmisión sexual.
Durante el acto, es importante que los involucrados consideren que la penetración en esta zona, ya sea con los dedos, juguetes o el pene, debe ser suave y cuidadosa en un principio, ya que de esta manera prevenimos lesiones, tenemos oportunidad de sondear cómo estamos experimentando el momento y en este sentido ir aumentando la intensidad poco a poco e incursionar en las posiciones que más favorecen esta práctica.
Finalmente, y aunque de inicio no lo parezca, la estimulación de la zona anal puede contribuir a aumentar la cercanía y sentido de intimidad de la pareja al involucrar una experiencia rodeada de tabúes y asociaciones negativas que les puede proporcionar una nueva visión del placer.
CONTACTO:
Dr. Joaquín Alejandro Soto Chilaca
Médico, Psiquiatra, Sexólogo, Psiquiatra Forense y Psicoterapeuta.
Director de Mindful. Expertos en Psiquiatría y Psicología.