Los huevos y el espumoso | EL RINCÓN DE ZALACAÍN

Los amigos madrileños han empezado a salir y organizan encuentros para tomar el aperitivo

Jesús Manuel Hernández | El Sol de Puebla

  · jueves 3 de septiembre de 2020

Los amigos madrileños han empezado a salir y organizan encuentros para tomar el aperitivo y a veces sentarse en alguna terraza a comer. Varios mensajes había recibido el aventurero Zalacaín estos días. Uno de ellos le informaba sobre el anunciado cierre de “PuntoMx” el mejor restaurante de cocina mexicana en Europa con una Michelin a cuestas.

Roberto llevó a las mesas madrileñas hace unos años las mejores recetas y métodos originales de preparación de las recetas mexicanas adaptadas a los ingredientes y paladares españoles, tuvo mucha suerte y el apoyo de la familia Arango para desarrollar sus proyectos y triunfó.

El cierre es lamentable, sin duda, pero no todo está perdido, PuntoMX volverá a abrir en otro espacio mejor adaptado y moderno.

Algún otro mensaje invitaba a Zalacaín a participar en la próxima presentación de una singular convocatoria del champagne Krug Grand Cuvée, cuyos promotores idearon en 2015 invitar a los cocineros de varios países a presentar platillos con un solo ingrediente y acompañarlo del champagne.

Este año, pese a la pandemia, la casa Krug hará el evento con reducida asistencia y a Zalacaín le encantó la idea, imposible de cumplir, pero sí de soñar… Varios cocineros españoles idearán platillos con un huevo y acompañarlo del Grand Cuvée de Krug.

El aventurero recordó aquel festín en 1983 en París cuando el hotel donde se hospedaba presentaba un evento singular, un buffet donde todos los alimentos estaban hechos con huevo, entradas, sopas, ensaladas, platos principales, postres, todo con base en el producto de la gallina.

Zalacaín había tenido la costumbre en el pasado de almorzar, no desayunar, opíparamente acompañado de alguna copa de vino blanco, rosado, tinto o un espumoso, asunto aprendido en sus viajes a Europa. Y de vez en cuando había actualizado la práctica acompañando el Mole de Panza o un buen plato de chilaquiles con una copa de espumoso.

La idea de introducir el consumo del champagne está limitada por el costo de la bebida, pero el cava se presta muy bien y su calidad y precio se adaptan perfectamente a los bolsillos de más gente.

Inspirado en la idea, convocó a un desayuno al siguiente sábado donde los huevos fueron homenajeados por la cocina y por el cava.

Simplemente se dedicó a hacer uno de los desayunos típicos inspirados en la cocina libanesa, algunos les llaman simplemente “huevos en cazuela”.

Consiguió un buen jocoque seco y lo reservó de un día para otro. El pan de pita, aceite de oliva extra virgen y una mantequilla de primera sin sal. Rosa sacó las cazuelas pequeñas y empezaron a llegar los amigos, fueron recibidos con un exprés recién hecho e invitados a la cocina a presenciar el acto sublime de cocinar.

Algunos pidieron los huevos en aceite y otros en mantequilla clarificada, cuestión de gustos. El barro permite conservar la temperatura, herramienta indispensable para hacer los huevos en cazuela.

Dos blanquillos se estrellaron y vertieron en el fondo del aceite muy caliente, un toque de sal, apenas se movieron y al retirarlos de la lumbre, una cucharadita de “zaatar”, el ingrediente sine qua non para conseguir el sabor perfecto. La cazuela se tapó con el pan de pita recién calentado y en otro plato se puso el jocoque seco.

A la mesa todos levantaron su copa de cava, brindaron por la salud y los huevos.

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Antigua imagen soviética de las perritas: Bielka, Strielka, Chiernúshka y Zviezdóchka. | Gráfico: Especial

La Compañía. Foto: Erika Albisúa | El Sol de Puebla