El escritor y conferenciante internacional Álex Rovira en su libro “Amor” asegura que este: “Es más que una emoción, es lo que da sentido a la vida. Y además te puede sorprender a la vuelta de la esquina”. “A amar se aprende, como se aprende a conocer a nuestra pareja, pero esa es la gran asignatura pendiente de la sociedad, no se ha educado en este campo emocional”, apunta.
LOS TRES EJES DEL AMOR
Uno de los objetivos de Rovira es facilitar las claves para aprender a amar, a gestionar esa energía. Aconseja trabajar en tres ejes:
- Amar es comprender: “No tiene sentido que tú proclames el amor por alguien si no tienes la intención de comprenderlo”, explica Rovira. “En el esfuerzo de comprender al otro esa persona se siente reconocida y eso refuerza el vínculo. Además, cuanto mayor es el conocimiento más grande tiende a ser el amor”, asegura.
- Cuidar, el sinónimo más directo de amar. “Las cosas no se dicen, se hacen, porque al hacerlas se dicen solas. No creas en nadie que proclama que te ama si no hay un comportamiento coherente que manifieste esa afirmación”, asevera Rovira.
- Amar es inspirar: “Inspirar en el sentido de hacer grande la vida, para que el ser amado pueda llegar a ser más de lo que él está llamado a ser. Dar alas al ser amado para que pueda realizarse, desarrollar sus capacidades, eliminar sus creencias autolimitantes”, indica el escritor.
LA IMPORTANCIA DE LOS GESTOS
Según Álex Rovira, valorar y sentirnos valorados depende de pequeñas cosas del día a día que enriquecen la relación. Estos son las señales que no deben faltar:
- Respetar el silencio y el espacio personal.
- Escuchar activamente.
- Apoyar anímicamente en los proyectos personales.
- Entender los problemas familiares.
- No temer a la vulnerabilidad y comunicarse sin tapujos.
- Ser sincero.
- Cuidarse físicamente.
- Preservar los detalles de la relación.
- Regalarle tu tiempo.
- Disculparse, agradecer y pedir permiso.
¿Y SI EL DESEO DESAPARECE?
La intensidad del deseo sexual de los primeros tiempos de la pareja inevitablemente tiende a cambiar, sobre todo tras la llegada de los hijos, pero si se cuida no desaparece.
“Hay que preservar un espacio para alimentar a Eros, a la fantasía, a la ternura, a la alegría, a la intimidad de los cuerpos porque, si Eros muere, ya no resucita”, señala el también consultor.
“A veces es tarde -explica- porque al asumir el rol de padres y también el rol profesional (que nos quita tiempo y nos da estrés) vamos dejando poco espacio al cultivo de la pareja hasta que se va secando y muere. El deseo no vuelve porque no se cultivó”.
Cuando se llega a esa situación “hay que aceptarlo y cada pareja deberá decidir cómo debe seguir adelante”, indica.
Para Rovira, “hay dos variables críticas en una relación de pareja: una es la admiración. Sin admiración no se sostiene el vínculo amoroso. La otra es el deseo, sin él el vínculo amoroso cambia de naturaleza, aunque puede prevalecer”.
Pero si ese deseo se ha mantenido, sí es posible “reenamorarse” y, para eso, “no olvides nunca lo que te hizo triunfar en el inicio de la relación, los pequeños detalles, los gestos, revivir las emociones, utilizar el factor sorpresa”, afirma.
Sin embargo, muchas parejas pueden caer “en la peligrosa inercia de una unión aparentemente cómoda”, lo que Álex Rovira denomina una “paz barata”. Una convivencia pacífica que esconde “la muerte del afecto”, porque ya no hay “ni deseo, ni pasión, ni alegría”.
LOS SOPORTES DEL AMOR
Para conservar una relación duradera y viva es necesario que se sujete sobre unos soportes, como a una mesa sujetan sus patas. Los psicólogos hablan de cinco elementos fundamentales:
- Buen entendimiento físico, desde la ternura hasta la sexualidad.
- Compatibilidad de caracteres y confortabilidad en la relación.
- Compartir la manera de ver el mundo y compartir valores.
- Un proyecto de vida compartido.
- El orgullo social de ir junto a nuestra pareja en cualquier situación.
Quien ame en plenitud habrá encontrado el sentido de su vida
Álex Rovira