Dentro de la moda masculina, son pocas las prendas que parecen ir fuera del estereotipo. Mientras que, en las mujeres los estilos, formas, colores de la ropa parecen ser multipersonalidad, del lado masculino la moda siempre ha sido más conservadora, pero, una prenda podría cambiar esta visión: el corsé.

Una prenda controversial a lo largo de la historia, se ve como una de uso exclusivo de las mujeres y no solo eso, sino como una restrictiva y que solo servía para crear prototipos de cuerpos perfectos imposibles. Buscando cambiar esta visión, una nueva generación de hombres comienzan a mostrar que la prenda es mucho más que esto.

Con corrientes en el mundo que apuntan más a una moda y un mundo en general sin género, es a partir de estas prendas que los hombres buscan demostrar nueva libertad y la búsqueda por estilos menos convencionales.

EL USO DEL CORSÉ EN HOMBRES

Hablando brevemente sobre los orígenes de la prenda, surgió en el siglo XVIII, como una de las primeras prendas utilizadas por mujeres para tener apoyo y soportar el peso de sus senos. Desde el siglo XVI se tiene registro del uso de esta prenda, pero no fue hasta dos siglos después que se conoció el modelo más popular de tela rígida y con una estructura para moldear el cuerpo.

En el caso de los hombres, ha sido en estos dos últimos años donde el movimiento de su uso se ha incrementado. Esto en parte por la ampliación de la moda masculina a los artículos que se consideran como femeninos, siendo el caso de las faldas o los tacones en las prendas y el maquillaje en los productos. A este movimiento se le conoce como moda no binaria.

Las razones para utilizarlo van desde la forma en que lucen hasta la ayuda de la postura que ofrece debido a su rigidez, permitiendo que los hombros y el pecho se sitúen en una posición correcta. Algunos más lo ven como una prenda de emporedamiento que ayuda a mejorar su autoestima al poder expresar su lado más femenino.

“La sensación física es buena; el sentimiento emocional es empoderamiento. No soy un hombre alto, pero me da confianza. Camino erguido con el pecho hacia afuera y los hombros hacia atrás”, detalló Gabriel Jesús, consultor de marketing que utiliza corsé consultado por el portal Vice.

Zdenek Lusk, estudiante de 22 años de la carrera de moda en la Universidad de Nottingham Trent en el Reino Unido, causó revuelo cuando presentó un corsé para hombre como parte de uno de sus proyectos. Al presentarlo señaló que su uso podría ayudar a los hombres a encontrar la figura que desean.

“No hay ninguna razón por la que esta prenda de vestir no pueda ser apropiada para hombres, como yo lo veo”, señaló Lusk. “No se trata de que yo diga que todos los hombres deberían comenzar a usar ropa de mujer, ni mucho menos. Tampoco se trata simplemente de ayudar a los hombres a esconder sus barrigas cerveceras”.

A la par, destacó que los hombres podrían conseguir una figura en V, así como algo de lo que buscan al ir al gimnasio como es hombros más grandes y cuadrados que se estrechan hacia la cintura. Su corsé está hecho con cinta adhesiva con deshuesado de plástico y cubierto con una malla, así como una elástica de palanca en la parte posterior, buscando pueda ser utilizado como una prenda urbana.

“Hay todo un mundo que podemos explorar sin perder nuestra identidad como hombres”, destacó el estudiante. “Creo que es bueno que la gente esté orgullosa de su masculinidad, pero se puede hacer de una manera más inteligente”

La prenda ya tenía antecedentes del uso en hombres, esto desde los años 1820 a 1840 cuando se tiene registros de utilizarse para actividades como cazar o el levantamiento de pesas por miembros de la caballería, de acuerdo con el USS Constitution Museum.

RECOMENDACIONES PARA EVITAR PELIGROS POR SU USO

La mala fama que se han ganado los corsés hace que sea una prenda que tenga que utilizarse de forma adecuada para cada estilo de cuerpo. En la antigüedad, su uso en las mujeres se relacionaba con problemas al largo plazo como la indigestión, constipación, mareos, dificultad para respirar, huesos rotos y hasta hemorragias internas.

Con su llegada a la moda masculina, también se busca cambiar esta idea de que debe ser una prenda dolorosa, por lo que se recomienda se utilice uno con talla y ajuste adecuado. Una primera opción es acudir con un diseñador con experiencia en su creación para que sea hecho a la medida.

Debido a que en la actualidad es, de alguna forma, más fácil conseguir prendas a la medida, cualquier signo de dolor que se tenga al usarlo significa que ya no debe utilizarse y prevenir un daño mayor.

LA MALA FAMA DE LA PRENDA

Siendo una prenda característica de la era victoriana, al principio se vio como una pieza compleja que ayudaba a brindar soporte a todas las partes del torso y no solo a la cintura como lo hacen otras. A la par, ayudaba a proporcionar una silueta deseada y a levantar el peso de las faldas que utilizaban en esa época de las mujeres que se caracterizaba por tener varias capas.

Para el siglo XIX se añadieron los cordones más largos y que cubrían toda la espalda en la prenda. La visión de su uso fue cambiando con el tiempo debido a los hombres, quienes se interesaron por la figura que formaba en las mujeres, pero, a la vez ridiculizaban a quienes lo utilizaban, por lo que desde hace algunos años se le llamó una prenda patriarcal.

Aquellas mujeres que lo utilizaban muy pegado al cuerpo y con fuertes amarres se les conocía como “strait-laced”, que podría traducirse como puritanas o que cumplirían las órdenes del hombre. En contra parte, aquellas que lo usaban con los nudos sueltos, se decía que eran “loose-women” o mujeres fáciles y con mayor libertad, poniendo en cuestionamiento su moral.

Junto a esto, los negocios de su construcción estaban dirigidos principalmente por mujeres que empleaban a otras mujeres, lo que trajo problemas por la visión que se tenía en aquellos años sobre su papel en la sociedad. Además, los médicos comenzaron a hacer ruido cada que un problema con su uso surgía, lo que fue desplazando a la prenda sobre otro tipo de ropa interior.