Cuando una persona le teme al éxito o a cualquier situación, el hecho se reduce simplemente al temor a no merecer, a desaparecer, a no pertenecer, a ser rechazado, a dejar a otros en el camino por alcanzar los sueños, a quedar solo y, por lo tanto, a no ser querido, aceptado ni amado.
“El miedo genera incertidumbre y te paraliza, cuando te controla surgen ansiedad, tristeza y frustración porque no te atreves a realizar tus sueños; entonces el miedo termina por controlarte y el éxito se mantiene como un sueño utópico, que se ve bonito, pero es sólo un ideal”, expone Jaqueline Machado Garduño, profesional de la salud mental especializada en Desarrollo de Consciencia.
Refiere que el temor determina en gran medida que consigas lo que anhelas y el miedo te impulsa incluso a tener éxito. El desafío será mantener un equilibrio para que el miedo no te devore y no te autosabotees.
El miedo al éxito se hace presente en la forma en la que piensas y en todo lo que te dices y haces durante el día, es decir, tus emociones sumadas al miedo condicionan tus acciones y es cuando te saboteas para no conseguir lo que quieres.
Primero debes identificar qué te motiva a conseguir algo y después, aunque sientas miedo, lo utilices a tu favor como una fuerza motora que genera la energía y hace que no te quedes estancado en comportamientos saboteadores como: “no urge tanto, lo hago mañana”, “no tengo tiempo para estos sueños guajiros”, o “total no pasa nada si no lo hago”.
“El autosabotaje te mantiene en un estado infantilizado que te da ganancias secundarias y entonces postergas las cosas, te conviertes en víctima y te quejas continuamente, te vuelves criticón, amargado y buscas bloquear a los que sí se atreven a conseguir sus sueños”, advierte.
Se trata de que reconozcas que tienes miedo, lo identifiques y te rindas a él. Así le darás una dirección creativa para controlarlo y no al revés, porque te mantendrá atascado en círculos viciosos de autosabotaje.
EL MIEDO NO ES TU ENEMIGO
La especialista asegura que hacerte responsable de tu vida implica que antes de tener éxito tengas fracasos que te van a desanimar, pero también van a generar en ti una mayor capacidad para percibir aspectos que te darán mayor fuerza, empujándote a afrontar las consecuencias.
“El miedo no es tu enemigo, es un maestro que te empuja a seguir y que simplemente te muestra diferentes caras de la vida”, asegura.
Señala que el fracaso no es ni bueno ni malo, simplemente te muestra que la puerta que abriste no es la correcta, te da un cambio de dirección y te presenta nuevas opciones que te conducen al éxito que quieres obtener.
Pregúntate qué es lo que quieres lograr para tener éxito, deja la duda a un lado y toma la decisión. Cuando lo hagas tu postura corporal será abierta, te sentirás extasiado, te pararás con la espalda recta, te brillarán los ojos, tu tono de voz tendrá tintes de pasión y de motivación. En el caso de tus emociones te sentirás dichoso, lleno de energía, apasionado y excitado por el proyecto.
¡Obsérvate! tus pensamientos irán acorde tu expresión corporal y a las emociones que la acompañan, te dirás cosas como: “claro que puedo”, “me lo merezco”, “no importa las veces que caiga, tengo la capacidad de levantarme”, “me siento empoderado”.
Las personas exitosas muestran pasión, determinación, confianza, seguridad y se vuelven un imán, detalla la psicóloga, y agrega que aunque dentro de las probabilidades de éxito el 99 % sean de fracaso, “este tipo de personas se aferra al 1% de posibilidad de éxito porque creen en ellos mismos; comprenden que el miedo y el fracaso son parte del camino al éxito, que las decisiones que tomaron fueron las que fracasaron y eso no tiene nada que ver con ellos como personas”.
EL ÉXITO LO DETERMINAN TU PENSAMIENTO Y ACCIONES
Luego entonces, el miedo al éxito es parte del proceso de la vida y por lo tanto es importante que no lo rechaces cuando llega a ti, porque al no rechazarlo te rindes a él y lo abrazas, sin llegar al grado en el que te domine y te maneje dejándote paralizado.
El fracaso es parte del proceso que te lleva al éxito. Fracasas por ideas o decisiones mal tomadas, y esto te invita a cambiar de camino o de dirección. No debes asociar el fracaso con tu persona, así tu autoestima no se fracturará.
Reconoce que tus pensamientos, emociones y acciones determinan el éxito que vas a tener o el consecuente fracaso si en lugar de expandirte te contraes. La duda y la incertidumbre también forman parte del miedo al éxito, pero si tu autoestima y confianza surgen desde tu interior, estas etapas amargas también las vas a trascender.
No trates de evitar el miedo al éxito porque de todas formas lo vas a sentir. Lo que puedes hacer es conectar tus pensamientos con tus sentimientos, pues se requiere de ambos para que tus acciones sean congruentes y te conduzcas como una persona integral.
“Alguien por ahí dijo ‘la vida no vale nada si vamos a lo seguro, porque obtienes lo menos de lo que en realidad hay para ti’. Eres un ser supremo que nació con todas las potencialidades y de ti depende si la realizas o no”, concluye.
- El fracaso no es ni bueno ni malo, simplemente te muestra que la puerta que abriste no es la correcta y te presenta nuevas opciones que te conducen al éxito